Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


7 de junio de 2011

QUIEN ES TU COBERTURA?


FRANK VIOLA
“Así que, ¿quién es tu cobertura?”
  Esta es la pregunta concisa que hacen muchos Cristianos modernos en todas partes a los que se reúnen fuera de iglesia institucional. Pero ¿qué hay en el corazón de esta pregunta? y ¿cuál es su base Bíblica?.
Sostengo que la enseñanza moderna conocida como “cobertura protectora” ha generado una enorme confusión y una conducta Cristiana anómala. Esta enseñanza sostiene que los Cristianos están protegidos del error doctrinal y del fracaso moral cuando se someten a la autoridad de otro creyente u organización.
La dolorosa experiencia de muchos me ha llevado a concluir que la enseñanza de la “cobertura” es un asunto que perturba grandemente a Sión en nuestros días y demanda reflexión crítica.

¿Está la “Cobertura” Cubierta por la Biblia?
  Es sorprendente que la palabra “cobertura” aparece solamente una vez en todo el NT. Se usa en relación con la cabeza cubierta de la mujer (1 Cor. 11:15). Mientras que el Antiguo Testamento (AT) utiliza poco este término, siempre lo emplea para referirse a una pieza del vestido natural. Nunca lo utiliza de manera espiritual para referirse a la autoridad o la sumisión.
Por lo tanto, lo primero que podemos decir acerca de la “cobertura” es que hay escasa evidencia Bíblica con la que pueda construirse una doctrina. No obstante este hecho, incontables Cristianos repiten como loros la pregunta “¿quién-es-tu-cobertura?” e insisten en ella como si fuera la prueba de ácido que mide la autenticidad de una iglesia o un ministerio.

Si la Biblia guarda silencio con respecto a la idea de “cobertura” ¿qué se quiere decir con la pregunta, “Quién es tu cobertura”? La mayoría (si se les insiste) formularía de nueva cuenta la pregunta de este modo: “¿A quién le entregas cuentas?”
Pero esto suscita otro punto difícil. ¡La Biblia nunca nos remite a los seres humanos para entregarles cuentas, sino exclusivamente a Dios! (Mat. 12:36; 18:23; Luc. 16:2; Rom. 3:19; 14:12; 1 Cor. 4:5; Heb. 4:13; 13:17; 1 Ped. 4:5).

Por consiguiente, la sana respuesta Bíblica a la pregunta “¿A quién le entregas cuentas?” es muy simple: “le entrego cuentas a la misma persona que tú: a Dios” Sin embargo, es extraño que a menudo esta respuesta es causa de malentendidos y acusaciones falsas.
De este modo, mientras que el tono y el timbre de “entregar cuentas” difieren apenas del de “cobertura”, la canción es esencialmente la misma, y sin duda no armoniza con el canto inconfundible de la Escritura.
 
Sacando a la Luz la Verdadera Pregunta Detrás de la Cobertura
 Ampliemos la pregunta un poco más. ¿Qué se quiere decir realmente cuando se insiste en la pregunta acerca de la “cobertura”? Me permito señalar que lo que en verdad se pregunta es, “¿Quién te controla?”
 
La (mala) enseñanza común acerca de la “cobertura” realmente se reduce a cuestiones acerca de quién controla a quién. De hecho, la iglesia institucional moderna está construida sobre este control.
Por supuesto, la gente raras veces reconoce que esto es lo que está en el fondo del asunto, porque esta enseñanza está supuestamente bien arropada con vestiduras Bíblicas. Son muchos los Cristianos que creen que la “cobertura” es solamente un mecanismo protector.

Sin embargo, si examinamos la enseñanza de la “cobertura”, descubriremos que está fundada en un estilo de liderazgo del tipo cadena de mando uno-arriba/uno-abajo. En este estilo de liderazgo, los que están en posiciones eclesiásticas más altas ejercen un dominio tenaz sobre los que están debajo de ellos. Es absurdo que por medio de este control de dirección jerárquica arriba/abajo se afirme que los creyentes están protegidos del error.

El concepto es más o menos el siguiente: todos deben responder a alguien que está en una posición eclesiástica más alta. En la gran variedad de las iglesias evangélicas de la postguerra, esto se traduce en: los “laicos” deben dar cuentas al pastor. A su vez, el pastor debe dar cuentas a una persona que tiene más autoridad.

El pastor, típicamente, da cuentas a la sede denominacional, a otra iglesia (a menudo llamada “iglesia madre”), o a un obrero Cristiano influyente a quien se considera que tiene un rango más alto en la pirámide eclesiástica.
De modo que el “laico” está “cubierto” por el pastor, y éste, a su vez, está “cubierto” por la denominación, la iglesia madre, o el obrero Cristiano. Ya que cada uno da cuentas a una autoridad eclesiástica más alta, cada uno está protegido (“cubierto”) por esa autoridad. Esta es la idea.

Este patrón de “cobertura-responsabiliad de dar cuentas” se aplica a todas las relaciones espirituales de la iglesia. Y cada relación está modelada artificialmente para que encaje en este patrón. No puede establecerse ninguna relación fuera de éste –especialmente la de los “laicos” con respecto a los “líderes”.
Pero esta manera de pensar genera las siguientes preguntas: ¿Quién cubre a la iglesia madre? ¿Quién cubre a la sede denominacional? ¿Quién cubre al obrero Cristiano?
Algunos han ofrecido la respuesta fácil de que Dios es quien cubre a estas autoridades “más altas”. Pero esta respuesta enlatada elude el problema, porque ¿qué impide que Dios sea directamente la “cobertura” de los “laicos”, o aun del pastor?

Sin duda, el problema real con el modelo “Dios-denominación-clero-laicos” va más allá de la lógica incoherente a la que ésta conduce. El problema más grande es que este modelo viola el espíritu del NT, porque detrás de la retórica piadosa de “proveer de responsabilidad de dar cuentas” y de “tener una cobertura”, surge amenazador un sistema de gobierno que carece de sustento Bíblico y que está impulsado por un espíritu de control.
 
Leer ineludiblemente ISAIAS: 30;1-3.
“La Futilidad de confiar en Egipto”

QUIEN ES TU COBERTURA? - FRANK VIOLA

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Matthew Henry