Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


31 de agosto de 2011

PROSEGUIREMOS EN CONOCER AL SEÑOR


Michael Clark 

El otro día, mientras hablaba con George Davis, él mencionó el siguiente versículo:
Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra. (Oseas 6:3)

“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová”. Estas palabras, como sucede con tanta frecuencia en congregaciones guiadas por el Espíritu, atraparon totalmente mi atención. ¿Con qué frecuencia buscamos realmente al Señor? La palabra en hebreo traducida como proseguir en este pasaje significa perseguir, como un ejército cuando persigue a su enemigo.

Incluso es traducida como perseguir en la versión King James. Muchos nos conformamos con decir, “Conozco a Jesús”, y en ese instante acaba nuestra búsqueda activa, sentados en nuestros cómodos bancos, como si estuviéramos viendo un partido de fútbol en la tele, y dejáramos que los profesionales hicieran toda la búsqueda por nosotros.

El problema es que la mayoría de los profesionales en la iglesia de hoy están más que dispuestos a hacer toda la búsqueda siempre que nosotros estemos dispuestos a seguir pagándoles sus sueldos y no corramos hacia el campo de juego.“Conoceremos (palabra hebrea yada), si proseguimos”. (1) Esta palabra yada es equivalente a la palabra griega ginosko. Ambas se usaron tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento para describir un acto de intimidad entre un hombre y una mujer (lee Génesis 4:1 y Mateo 1:24-25).

“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (Mateo 7:22-23)

Cuando la Escritura hace una declaración que parece contradecir otra parte de las Escrituras, intento investigar para descubrir por qué. ¿Cómo es posible que el Dios que todo lo conoce NO CONOCIERA a alguien de Su propia creación? Ni siquiera dice que conociera una vez y que hubiera dejado de conocer después, sino que dice, “Nunca os conocí”. Debemos llegar a la conclusión de que esta palabra significa algo más que mero conocimiento mental.

Jesús está diciendo a estas cabras religiosas con sus obras religiosas que el nunca ha tenido una relación íntima con ellas. Las obras que hicieron—expulsar demonios, profetizar y obrar maravillas—nunca fueron concebidas por un conocimiento íntimo entre Dios y ellos. Así que como dijo Oseas, “entonces conoceremos SI proseguimos en conocer…”Dios espera esa misma búsqueda que el hombre joven tiene hacia la mujer joven.
El joven es motivado por una búsqueda de la joven hasta que se enamoran, se comprometen, se casan y el matrimonio es completamente consumado cuando llegan a ser una sola carne.

30 de agosto de 2011

¡NO TOQUES AL UNGIDO DE DIOS!

  
 George Davis

 
Una vez en mis primeros años en la institución llamada “la Iglesia”, me acerqué al ministro con respecto a algo cuestionable que él había compartido previamente con la asamblea local. Me quedé en cierta forma sorprendido por su respuesta. El obviamente percibió que esto era un desafío a su autoridad, y sintiendo que estaba por encima de tal cuestionamiento, se apresuró para encabezar la conversación con estas palabras:

“¿Estás por tocar al ungido de Dios?” ¿Por haber cuestionado algo que él previamente había dicho, yo estaba tocando al ungido de Dios? ¿Cómo es que por hacer un simple pregunta yo me estaba convirtiendo en el enemigo de Dios? ¿Cómo se veía este hermano a sí mismo? ¿Cómo llegó a dicha conclusión? ¿Cómo llegó a verse a sí mismo como el recipiente de una unción que lo ponía aparte del resto de los hijos de Dios? ¿Cómo es que estos ungidos vienen ser distintos por tal unción especial; una unción que los hace incapaces de errar? 

Esta mentalidad es claramente una influencia del papado. Pío IX (1846-1878) nos la dio. El papado estaba perdiendo poder, pero no caería sin pelear. Este fue el nacimiento del “ultra monasterismo”, Un movimiento para argumentar el derecho del papado para gobernar globalmente. Está claro que Pío IX vio que la forma más rápida de ganar este argumento fue declarar un edicto estableciendo que, como la autoridad delegada de Dios, no podía equivocarse.

Debido a que este sistema religioso no puede aguantar el ojo del escrutinio, también declaró que el origen y ceremonias de la iglesia papal tampoco podían cuestionarse. Caso cerrado. Tomando la unción de los reyes del Antiguo Testamento y mezclándola con su propia definición de sacerdocio - lo cual era una mezcla del viejo sacerdocio Levítico, el sacerdocio pagano, y el autocrático gobierno del Estado de Roma - ellos establecieron el derecho divino de los reyes y clérigos de gobernar.

Considerando el deseo de conquista del hombre debido a la caída, ¿debemos sorprendernos que luego de habérsele dado 1900 años para hacerlo,  no concibiera una justificación elaborada y sistemática y no olvidemos, “bíblica”, de su derecho y responsabilidad divina de gobernar? Los consejos de obispos y reyes concluyeron que desafiarlos a ellos y a sus pronunciamientos era un asalto al mismo cielo, debido a que ellos eran los “ungidos” de Dios”. La historia registra la larga y mezquina historia de la necedad de tales hombres. Reyes han subyugado y controlado naciones enteras a través de marionetas entrenadas como cardenales y obispos. Y la mentira que asustaba a las masas a la obediencia es la mentira que Dios lo quería así, y el temor de no agradar a Dios al no agradar a “su ungido”. La mentira de que Dios mismo los había puesto en esos lugares como los redentores y benefactores: los amigos del pueblo. 

Jesús fue claro en esto. De hecho, fue enfático: “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve” (Luc. 22:25-26). 

29 de agosto de 2011

LA BUSQUEDA DE LA IDENTIDAD


Por Douglas Weaver

Un fenómeno que consistentemente ocurre en aquellos que empiezan su viaje con Dios al salir fuera del campamento, es el sentido de pérdida de identidad. Puede ser muy desconcertante al comienzo mientras Dios sistemáticamente remueve las marcas religiosas que una vez nos dieron un sentido de pertenencia, y ahora nos quedamos sin nada para reemplazar esa pérdida, o eso es lo que parece.

Siempre hay preguntas tales como. “¿Y donde encajo yo en esto?” o “¿Cómo ejerzo mis dones?”. Para aquellos de ustedes que están leyendo este articulo y que han experimentado o están experimentando este fenómeno, reciban consuelo sabiendo que no están solos.

Es natural debido al proceso de estar siendo separados de un sistema religioso basado en la reforma de Adán y determinado por un cambio de mente y estilo de vida, en vez de un intercambio de fuente de vida.

Por el periodo de tiempo durante el cual hemos vagado por ese desierto llamado Cristianismo moderno, quiénes éramos, estaba definido por la actividad y los logros. Títulos, llamados y visiones vinieron a ser la expresión de nuestra búsqueda de Dios.
Nuestra fuente de vida no estaba siendo encontrada en Cristo, sino en la noble aspiración de algo llamado “propósito”.

Entonces se percibe inmediatamente la necesidad de reestablecer un sentido de identidad. Una identidad la cual está centrada alrededor de nuestro nuevo o “reformado” sistema.
Un nuevo campamento fuera del campamento del cual Dios nuevamente va a llamar al pueblo a salir.
Una nueva manifestación de religión cristiana que tiene el mismo elemento común fundamental del miedo, el Miedo a perder la identidad de uno.
¿Entonces como uno redescubre su identidad? Es muy simple: usted debe morir. No me refiero al ideal pedante “morir a uno mismo” propagado en mensajes que le alientan a ceder ante un hermano cuando deciden qué película ver.

Mas bien es la muerte de la que Pablo está hablando en Filipenses cuando habla de conocer a Cristo y el poder de su resurrección, la participación de sus sufrimientos, llegando a ser semejante a él en sus padecimientos.

Verá usted, cuando Dios lo llama fuera del campamento la primera etapa del viaje lo conduce al Monte Moriah. El lugar donde todo lo que usted ha hecho nacer debe morir, aun si es la promesa de Dios. Su ministerio, su visión, su identidad, su seguridad; de hecho lo-que-sea que haya sido ganancia para usted.

Cada elemento generado por su misma persona que define su acceso o posición en Dios, debe ser tenido como pérdida para que usted pueda ganar a Cristo. Y ser hallado justo en él; Porque Jesús dijo que si usted quiere hallar su vida, primero debe perderla.

Usted ve que Jesús no le ha sacado fuera del campamento para reformarlo, revivirlo, renovarlo, o restaurarlo; más bien para matarlo.

28 de agosto de 2011

LAS GUERRAS Y LOS CRISTIANOS


Por Michael Clark  
                                               
Recientemente una hermana en el Señor me preguntó cual era mi posición en esta reciente guerra con Irak. Los demás de ustedes también se habrán preguntado la misma cosa. Aquí está lo que escribí en respuesta.

Stefanie:
Me preguntaste el otro día si cual era mi posición sobre la guerra en Irak. Bueno, tengo una pregunta para devolver. ¿Fue Jesús un judío que ondeaba una bandera patriótica? Pienso que la respuesta es demasiado obvia para cualquiera que alguna vez haya leído los evangelios con un corazón abierto.

Los judíos odiaban la ocupación Romana de su país y esperaban que el “verdadero” Mesías viniese y dirigiese una revuelta y quitase el yugo del Imperio Romano y eventualmente hiciera de Jerusalén la capital del mundo, restaurando la gloria del reino terrenal de David. Este pensamiento estaba detrás del todo el barullo del “Domingo de palmas”, su “entrada triunfal” en Jerusalén la semana antes de que esta misma turba estuviera pidiendo su muerte.

¿Por qué cambiaron de opinión acerca de él? El hizo llover sobre su propio desfile cuando les dijo que el venía allí para morir, no para establecer a los líderes actuales de los judíos como las cabezas de un nuevo orden. Como Jesús no vino como un líder militar y no iba a hablar contra Roma, los líderes judíos lo rechazaron como su Mesías.

¡De hecho, para empeorar el asunto, el constantemente criticaba a la jerarquía judía y echaba dudas sobre la legitimidad de aquellos que se sentaban en la silla de Moisés y aun en si ellos eran verdaderamente de la simiente de Abraham!

Verás, él sabia donde estaba su reino y que no era de este mundo. El no era de este mundo y esperaba que sus discípulos fueran lo mismo. Por años yo fui un intransigente NORTEAMERICANO. Yo puse a Dios y al país en el mismo plano. Ser norteamericano era lo mismo que ser cristiano, y ser cristiano era ser un buen ondeador de la bandera norteamericana.

Yo serví a este país en Vietnam y vine a casa “al mundo real”, solo para encontrar los que protestaban contra la guerra llamándonos sobrenombres al dejar nuestro barco en Alameda, California. El problema fue que pronto se hizo obvio que ESTE no era para nada el mundo real. La Norteamérica que había dejado tres años antes no fue a la que volví en 1967.

Eso me hizo pensar. Yo odiaba a la izquierda y a las multitudes anti-guerra por la forma en que ellos ayudaron y apoyaron a nuestros enemigos vietnamitas, los Cong y los NVA. ¿Alguien se recuerda de Hanoi Jane y Joan Báez y sus viajes a Vietnam del Norte para entretener y apoyar sus tropas? Yo si. También odiaba al Presidente Lyndon Johnson por la forma en que ató las manos de los militares de Estados Unidos para realmente pelear esa guerra allá.

27 de agosto de 2011

ESCLAVOS O HIJOS?


George Davis

Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores[1] hasta el tiempo señalado por el padre. Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos[2] del mundo.

Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba,  Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. (Gál.4:1)-

El “esclavo” y el “hijo” en este pasaje de Gálatas representan dos aproximaciones completamente diferentes a Dios, resultando en dos realidades diametralmente opuestas. El uno conduce a la libertad, el otro a la esclavitud. Uno busca la gloria del hombre, el otro la exaltación de la persona y obra de Cristo.

Si bien el pasaje de arriba fue escrito cerca de 1900 años atrás, el dilema que allí se discute es todavía insignificante y corriente al Cristianismo de hoy en día. Como lo fue en los días de Pablo, así es hoy en día, y cada “creyente” encajará en una de estas dos categorías: esclavos o hijos.


ESCLAVOS

Para los esclavos, la idea de dirigirse directamente a Dios es muy radical. Ellos saben poco del testimonio interior del Espíritu Santo que los lleva a toda verdad. Su camino preferido para ser guiados es el gobierno externo, por ejemplo, tutores y curadores. El guardián o maestro es la ley. (Compare Gálatas 3:34-35). Los esclavos bajo el “maestro” están en esclavitud bajo lo que Pablo llama “los rudimentos del mundo”. Tal vez usted se pregunte, ¿Qué son los rudimentos del mundo?

En el versículo nueve del mismo capitulo, Pablo prosigue indagando a los creyentes Gálatas con esta pregunta: “…mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?”. A lo que Pablo se estaba refiriendo con eso de débiles y pobres rudimentos es la clase de conocimiento religioso que existía entre los judíos antes que viniera Cristo, los principios básicos de la religión. Refiriéndose a esa religión, Pablo escribió:

“Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud (Gál. 4:25). Pablo no se andaba con rodeos; para el la religión era sinónimo de esclavitud.

26 de agosto de 2011

ES CRISTO NUESTRO ABSOLUTO?


Por Michael Clark y George Davis

Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. (Jn. 17:18-23)

Una de las acusaciones más tristes contra la iglesia en estos últimos días es la falla en permanecer unificados en Cristo. Debido a esta reunión y constates discusiones entre los rangos del Cristianismo, la mayoría cree que Jesús y sus enseñanzas son una broma. Un misionero cristiano una vez pregunto a Mahatma Ghandi porqué él no era cristiano. Su respuesta fue muy reveladora: “creería en su Cristo si no fuese por los cristianos.”

Las sectas y denominaciones cristianas se han peleado y aun matado por años entre ellos para establecer sus doctrinas como de absolutas y necesarias para todos los que creen en Dios; bautismo de infante vs. adulto, aspersión vs. inmersión, salvación por llamada al altar vs. sacramental, autoridad sacerdotal vs. pastoral, sola escriptura vs. infalibilidad papal, y así continua.

Hoy en día hay más de 200.000 sectas y denominaciones y cada uno demanda obediencia a sus doctrinas, creencias y estructura jerárquica si usted va a ser digno de congregarse con ellos. Muchos de ellos creen que todas las personas fuera de su grupo están “perdidos y van al infierno”. El análisis que hizo una persona sobre esto fue: “Todos se deben estar yendo al infierno entonces. Si Bien usted es juzgado como justo por un grupo, es juzgado de ser pecador por los 199.999 grupos restantes.

Así que la persona pensante, aquella que no sigue ciegamente a la multitud, mira a esto y se pregunta si el tener la doctrina correcta y sistema de creencia es realmente un absoluto. Si eso fuese así, ¿no habría más de 200.000 “absolutos” contradictorios que no son - por la falta de consenso común - un absoluto para nada? Guste o no, absoluto implica unidad o uno.

Las religiones del hombre demandan supremacía y control sobre las vidas de sus adherentes, si bien todo el tiempo ellos confiesan que hay un solo Dios. ¿Cómo puede ser de las dos maneras? El Absolutismo pertenece solo a Uno y no está sujeto a las opiniones de la multitud o a las demandas de un selecto grupo de líderes jerárquicos.

25 de agosto de 2011

¡ERAMOS HERMANOS!


 Por Michael Clark y George Davis


“Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús. Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús.” (Jn 12:20-22)

Note que ellos no dijeron “Quisiéramos ver al apóstol Felipe, al apóstol Andrés, ¡o aun al apóstol Pedro!”. No, su pedido era muy simple, aún así lleno de luz y verdad para aquellos que verdaderamente buscan la Verdad, “¡QUISIERAMOS VER A JESÚS!”

Después de oír esto, Jesús, tal vez volviendo sus ojos sobre los campos listos para la siega, dijo:
“Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” (Jn 12:23-24)

¿Qué tiene esto que ver con el ardiente pedido de una partida de ordinarios Gentiles? Jesús sabia que el mundo Gentil nunca podría realmente “verlo” hasta que – como el grano de trigo – El muera para traer “muchos hijos a la gloria” (Heb. 2:10). Sin la cruz, la revelación del misterio que fue ocultado desde la creación del mundo permanecería escondido al mundo Gentil (Rom. 16:25).

El mundo todavía clama hoy en día, “¡Quisiéramos ver a JESÚS!” La pregunta es, ¿Cuántos de ellos están dispuestos a pagar el precio de poder verle?

Entonces Jesús puso su atención sobre Sus discípulos quienes ya por un tiempo le seguían fielmente, pero no tenían un concepto del camino que tenían ante ellos. Así como tampoco tenían entendimiento de cómo el principio del grano de trigo de vida y de abundancia de frutos se aplicaría a ellos.

Jesús continuó: “El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.” (Jn. 12:25-26).

¿Qué quiso decir El cuando dijo “Si alguno me sirve, sígame…”? ¿Qué quiso decir cuando dijo “…donde yo estuviere, allí también estará mi servidor?” ¿Seguirlo a dónde? ¿Dónde les estaba diciendo Jesús a sus discípulos que fueran? El estaba yendo al Padre vía la cruz y la sepultura, y quien quiera seguirlo primero debe negarse a sí mismo y tomar su cruz. (Mr. 8:34, Luc. 9:23).
Si, es en la cruz donde Sus siervos se congregan. Porque donde El esté, allí también estarán sus servidores. Y de aquellos que toman este camino, Jesús dijo: “…mi Padre le honrará”. Nuevamente vemos que Dios se concede a Sus siervos. (Hch. 4:29-30)

23 de agosto de 2011

EL PROPOSITO DE DIOS PARA EL TIEMPO PRESENTE


por T. Austin-Sparks

Sería provechoso el que se nos recordara en este periodo, que comprende el período que va desde la ascensión del Señor hasta su retorno. Y está bien que se nos recuerde, que en esta edad - en esta dispensación – la preocupación principal de Dios con relación a este mundo es sacar algo fuera de él... y no hacer algo con él, ni tener algo en él o que proceda de él.

Hasta que lleguemos a ver con claridad este asunto, estaremos confundidos en cualquier otro asunto relacionado con el Señor: Sea este su obra, su propósito, o nuestra vida en comunión con él.
El Señor está prominentemente ocupado en sacar algo fuera de este mundo. Todo lo demás no es sino una preparación de este mundo para el juicio.

Cuando la actividad de Dios se acabe, al “sacar ese algo” fuera de la tierra, entonces tomará lugar el juicio de este mundo. Por consiguiente, todas las ideas acerca de mejorar este mundo y establecer algo de Dios en él, como parte de él – estableciendo aquí algo para Dios – son ideas falsas que conducirán a muchos errores... y, con el tiempo, a una completa desilusión.

El próximo asunto ha recordar es que esta extracción desde la tierra es algo principalmente espiritual.Por cierto, el Señor ha estado sacando a su pueblo literalmente fuera de este mundo de generación en generación, y habrá – al final – una literal y poderosa salida del resto de aquellos que esperan su aparición.
Pero, la salida a lo largo de la presente dispensación es principalmente una cosa espiritual.

Este “ser sacados” ocurre espiritualmente, en primer lugar, a través de una crisis - la crisis del nuevo nacimiento – cuando nos damos cuenta de que hemos nacido de otro reino y que ya no continuamos perteneciendo a este mundo: Pues en la realidad más profunda de nuestro ser, por medio de un nuevo nacimiento, ya no somos de esta tierra sino de arriba.

Esta es la crisis que nos saca fuera de este mundo. Luego, en segundo lugar, esta crisis, extracción, redención o emancipación (cualquiera sea la expresión que usted prefiera) es un asunto espiritual.

Es, en cierto sentido, una peregrinación; un movimiento progresivo. Y, mientras caminamos con el Señor por el verdadero camino, somos llevados, en un sentido espiritual, más y más lejos de este mundo. Estas son verdades simples y elementales, ninguna de ellas nueva, pero que necesitan ser estudiadas.
Lo que permanece de Dios en este mundo está aquí con tres propósitos, que apuntan, a su vez, en tres direcciones diferentes: En primer lugar, hacia Dios; En segundo lugar, hacia sí mismo; y, En tercer lugar, hacia el mundo.

22 de agosto de 2011

¡COMO HAN CAIDO LOS VALIENTES!


Michael Clark y George Davis

¡Ha perecido la gloria de Israel sobre tus alturas! ¡Cómo han caído los valientes! (2ª Samuel 1:19)

Recientemente hemos sido testigos de la caída de muchos prominentes “ministros”. Fueron expuestos por un número de pecados que iban desde el adulterio a la homosexualidad, de la borrachera a la pornografía, y no podemos olvidar el fraude. Si acaso, la situación empeora conforme pasa el tiempo.
Alguien dijo que hacer la misma cosa una y otra vez esperando un resultado distinto es señal de enajenación, pero esto es exactamente lo que está sucediendo hoy día en las Iglesias institucionales. Son notablemente pocos, si es que los hay, los que se plantean la pregunta, “¿Cómo es que caen los valientes? ¿Cómo es posible? ¿Cómo es que son tantos los líderes cristianos de hoy que están cayendo?

Las Escrituras no permanecen en silencio sobre este asunto.“Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu. Mejor es humillar el espíritu con los humildes que repartir despojos con los soberbios.” (Proverbios 16:18-19). Un espíritu altivo siempre precede a la caída. Pocos argumentarían en contra de este hecho. El problema es que los hombres definen el orgullo y la altivez de forma distinta de Dios. ¿Cómo es posible? Dios creó a toda criatura viva para morar dentro de ciertos perímetros y límites. Cuando esos límites son traspasados, el resultado es el orgullo y pronto llegará la rebelión.

El caso clásico del ejemplo es Lucifer. No se contentó permaneciendo dentro de los límites de su primer estado, sino que puso sus ojos ambiciones hacia arriba, en el trono de Dios, diciendo en su corazón, “me estableceré sobre el monte de la congregación, seré como el Altísimo”. (lee Isaías 14:12-15). Judas describió ese evento con las siguientes palabras: “Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día” (Judas 1:6).

Entonces vemos que el orgullo es la negación a mantener tu primer estado. La palabra griega traducida como primer estado es la palabra arche, “comienzo”, el propósito original por el que uno es creado.
Así, vemos que la humildad es vivir dentro de la habitación en la que Dios nos ha puesto. El instante en el que buscamos ser más que esto, estamos andando ya en orgullo y rebelión contra nuestro Creador.

En años recientes hemos oído mucho sobre “cobertura” y “estar bajo autoridad” de lideres de iglesia por parte de los que han buscado tener a otros bajo su control. Estos aspirantes a señores han estado enseñando que los que rehúsan la autoridad de ellos están llenos de orgullo y son culpables de rebelión.

Sin embargo, el apóstol Pablo enseñaba que los hombres debían seguirle a él solamente al guiarlos él con su ejemplo piadoso, y no mediante un ejercicio de control sobre ellos, haciendo él gala de su título y posición exigiendo que los hombres le siguieran sin importar su estilo de vida. A la iglesia de Tesalónica escribió, “Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros”

8 de agosto de 2011

EL PROGRESO DEL PEREGRINO



Juan Bunyan
Juan Bunyan, autor de El Progreso del Peregrino, nació el 30 de noviembre de 1628, en Elstow, Inglaterra. Era de oficio hojalatero. Por dos años sirvió de militar, durante la guerra civil de aquella época. Fue hombre tan blasfemo que en cierta ocasión una mujer de vida liviana protestaba que le hacía temblar al oírle, y que el era el más impío en eso de blasfemar que en su vida había visto, y que su conducta en este punto era lo suficiente para pervertir la juventud de toda la villa.
Pero un domingo, según el cuenta le pareció que oía una voz en su alma que le decía: "¿Quieres dejar tus pecados e ir al cielo o te quedas con tus pecados y te vas al infierno?" La impresión que le causó esta voz, como del cielo, fue profundizada al oír la conversación de unas mujeres piadosas que sentadas en una puerta platicaban de la salvación y la gracia de Dios.
Bunyan se acercó para escuchar. Pronto se dio cuenta de que la conversación estaba muy por encima de su capacidad, y tuvo que oír sin tomar parte en ella. Las señoras se movían en un mundo que era, para él, muy desconocido; hablaban de nuevo nacimiento de lo alto; contaban de cómo Dios había visitado sus almas con su amor en Cristo Jesús; y recordaban palabras y promesas que les habían animado y fortalecido. Hablaban, dicen Bunyan, como si la alegría misma les obligara a hablar, y con un lenguaje bíblico tan placentero y con tal apariencia de gracia en todo lo que decían, que parecía que habían descubierto un nuevo mundo para el cual el se sentía del todo incapacitado. Estaba humillado.
Estas mujeres pertenecían a un grupo de doce creyentes en Cristo que formaban la iglesia de Bedford. Después de convertido, Bunyan fue admitido en esta iglesia y en el registro su nombre es decimonono. No tardó en darse a conocer como predicador y desde entonces la predicación fue su principal inspiración. Para algunos era muy grata su predicación, pero otros solo esperaban la ocasión para tapar su boca y, encarcelarlo, pues la Palabra de Dios que anunciaba era opuesta a las ideas erradas de los hombres acerca de la salvación. El 12 de noviembre de 1660 estaba predicando en una granja al sur de Bedford cuando fue arrestado.
Quedó preso en la cárcel de Bedford doce años. Estando otra vez en libertad, los hermanos de Bedford adquirieron un terreno en el cual había un granero, que sirvió a Bunyan para casa de reuniones todo el resto del tiempo que vivió.
Murió Bunyan el 31 de agosto de 1688 de una fiebre causada por las fuertes lluvias por las cuales atravesó en un viaje de predicación a Londres. Uno de sus amigos, que lo cuidó durante su enfermedad, dice que soportó sus sufrimientos con mucha constancia y paciencia; y no expresaba otro deseo que se transportado con su Salvador Jesús, considerando también en este caso la muerte como ganancia, y la vida solo como una constante y cristiana paciencia, entregó su alma en las manos de su misericordioso Salvador, siguiendo a su Peregrino desde la ciudad de Destrucción a la nueva Jerusalén.
Uno de sus contemporáneos escribe de el: "Su fisonomía era grave y formal, y así era su vida: descubierta hasta lo más profundo de su corazón, dando ánimo a los creyentes y excitando al arrepentimiento a los que no temían a Dios". "El Progreso del Peregrino", el más conocido de los 60 libros que escribió Juan Bunyan, fue dado al público en 1678, habiendo sido escrito en la cárcel, como el mismo autor nos dice. Ha sido traducido en más de cien distintos idiomas y ahora se lee con mucho provecho en todas partes del mundo. A parte de la Biblia, no hay libro que haya tenido tan gran circulación como la alegoría escrita por el hojalatero convertido, mientras estaba preso por haber predicado a Cristo. Por unos cuentos años le cerraron la boca en la cárcel, pero por más de tres siglos ha sido oído su testimonio por medio de sus escritos y es por millones de almas.
El Progreso del Peregrino -  Juan Bunyan

4 de agosto de 2011

LA IGLESIA SUBTERRANEA



RICHARD WURMBRAND
La segunda faceta de nuestra obra era nuestro trabajo misionero subterráneo entre los propios rumanos.
Muy pronto los comunistas se quitaron sus máscaras. Al principio, usaron la seducción para ganar a los dirigentes cristianos, pero luego comenzó el terror. Miles fueron arrestados. Ganar un alma para Cristo comenzaba a ser un una cosa dramática para nosotros también, como lo había sido por tanto tiempo para los rusos.
Yo mismo estuve más tarde en prisión junto a otras almas a las cuales Dios me había ayudado a ganar para Cristo.
Estaba en la misma celda con uno de ellos, que había dejado a sus seis hijos, y que ahora estaba en prisión por su fe cristiana. Su mujer y sus hijos se hallaban desamparados y hambrientos. Probablemente nunca más los vería. Le pregunté: “¿Siente usted algún resentimiento hacia mi por haberle traído a Cristo, considerando que su familia ahora está en la miseria?” Me dijo: “No tengo palabras para expresarle mi gratitud por haberme traído a este maravilloso Salvador. No quisiera que hubiera sido de otra manera.”
Predicar a Cristo bajo las nuevas condiciones no era tarea fácil. Logramos imprimir varios folletos, pasándolos a través de la severa censura de los comunistas. Presentábamos al censor un folleto que tenía en su portada el retrato de Carlos Marx, el fundador del comunismo. Llevaba por título “La religión, opio de los pueblos”, u otros parecidos. Este lo consideraba como literatura comunista y colocaba el sello aprobatorio en ellos. Después de una pocas páginas llenas de citas de Marx, Lenin y Stalin, con las cuales agradábamos al censor, dábamos el mensaje de Cristo.
La Iglesia Subterránea lo es solamente en parte. Al igual que un témpano una pequeña parte de su obra es visible. Íbamos a las reuniones comunistas y distribuíamos esos folletos “comunistas”. Estos, al ver el retrato de Marx, competían por comprarlo. Para cuando llegaban a las páginas que realmente nos interesaban y se daban cuenta que hablaba de Dios y de Jesús, estábamos ya muy lejos.
Resultaba, en cierto modo, difícil predicar entonces. Nuestro pueblo estaba muy oprimido. Los comunistas les quitaron todo a todos. No solamente sufrían los “capitalistas”, sino también los pobres. Casi todas las familias tenían algún familiar en prisión, y la pobreza era extrema. Por eso la gente preguntaba: “¿Cómo es que un Dios de amor permite el triunfo del mal?”
Tampoco les hubiera sido muy fácil a los primeros apóstoles predicar a Cristo el Viernes Santo, cuando Jesús moría en la Cruz, pronunciando las palabras: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”
Por el hecho que nuestro trabajo fuera realizado, probaba que era de Dios y no de nosotros. La fe cristiana tiene una repuesta para tales preguntas.
Jesús nos contó la historia del pobre Lázaro, oprimido en su tiempo como nosotros éramos oprimidos, aunque al final, los ángeles lo llevaron al “seno de Abraham.”

2 de agosto de 2011

NUESTRO SISTEMA RELIGIOSO MATA A LA GENTE?


ANDREW STROM
Últimamente hice una mirada larga, profunda, al estado de la iglesia occidental, y cuan malas las cosas realmente están. Y llegué a la triste conclusión que el sistema religioso actual realmente "mata" a la gente. Es el mismo "sistema" que hace esto. Está organizado en una manera que realmente IMPIDE a millones de personas que entren al reino. Y por tanto, ¿no podemos decir que este sistema realmente envía a MILLONES al infierno?

Sé que es muy radical decir esto. ¿Pero no es una conclusión justificada? Más de 100 millones de personas asisten a la "iglesia" cada semana en Estados Unidos. ¿Pero cuántos de ellos caminan realmente en el Reino? ¿Cuántos son salvos de verdad? ¿O cuántos están rumbo al INFIERNO porque están encerrados en un sistema donde nunca se les enseña las cosas BÁSICAS Y ESENCIALES del cristianismo del Nuevo Testamento?

El sistema religioso es una prisión que destruye millones de personas. La mayoría de ellos ya no escuchan ni la prédica del EVANGELIO BÁSICO. Si los apóstoles originales escucharan lo que hoy se considera el "evangelio", estarían horrorizados. Estoy convencido de que hay millones de personas NO SALVOS en absoluto, que están sentados en nuestras iglesias cada semana. Y la mayoría de ellos están más allá de nuestro alcance. Están encerrados en un sistema donde NUNCA escucharán la verdad.

Tengo que admitir que aun el sistema pentecostal/carismático (que es mi propio trasfondo) está tan mal como los otros. En algunas áreas incluso es peor. A multitudes de personas se les dice que están bien, cuando claramente no lo están. Son alimentados con verdades a medias y envueltas en azúcar. ¿Cuántos están realmente bien con Dios o caminan cerca de El? ¿No es cierto que muchos de ellos no son "salvos" en absoluto?

Es claro para mí que tenemos que emprender una "guerra" en su favor. No contra personas, pero contra las mentiras que los mantienen encerrados. "Nuestra lucha no es contra sangre y carne". Son las mentiras y los engaños que tenemos que combatir. La Verdad los hará libres.
Necesitamos que las personas se arrepientan profundamente del pecado. Necesitamos ver el "temor del Señor". Necesitamos poner buenos fundamentos en las vidas de las personas. Y necesitamos ver libertad, y el caminar en profunda comunión e intimidad con Dios.

"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry