Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


19 de noviembre de 2011

CUANDO EL ESPIRITU DE VERDAD VENGA


George Davis y Michael Clark

En cierta ocasión, estando enseñando a Sus discípulos sobre este nuevo orden, Jesús dijo, “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador (el Espíritu de verdad), para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16). Después, Jesús siguió describiendo como el Espíritu estaría con ellos.

“El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.” (14:17). ¿Cómo podría venir y estar CON ellos cuando Él ya estaba viviendo con ellos? Venía una manifestación mayor del Espíritu, trayendo un conocimiento mayor de Jesús y del Padre. Él, el Espíritu de Verdad, estarían EN ellos para siempre.

Los dispensacionalistas quieren hacernos creer que esto fue algo solo temporal hasta la muerte de los apóstoles originales y el cierre del canon de las Escrituras. La razón más obvia para hacernos creer esto es que así justifican la condición desvalida de la Iglesia hoy día. El efecto más trágico es que los hombres, por precio, toman el lugar de Dios en las vidas de los demás como guías a la verdad.

Jesús continúa diciendo, “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros.” (Juan 14:1820).

Cuando el Consolador enviado por el Padre haga Su residencia EN nosotros y no antes, conoceremos experimentalmente que Jesús está EN el Padre, que Jesús está EN nosotros y que nosotros estamos EN Él. Si Jesús no está con nosotros de esta forma, no estamos viviendo la realidad del Nuevo Pacto.

Las últimas palabras de Jesús en el evangelio de Mateo son, “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). La promesa de Jesús, “No os dejaré huérfanos, vendré a vosotros” es cumplida cuando el Espíritu, enviado por el Padre, ya no está con nosotros, sino EN nosotros.

Este es el Espíritu de Adopción por el cual clamamos, “¡Abba Padre!”. Por no haber conocido su adopción, la iglesia,que una vez fue una maravillosa familia en Cristo, se ha convertido en un gigantesco orfanato espiritual, que promociona lo que Juan Carlos Ortiz llamó “la perpetua condición de bebé del creyente”.

Cristo vive EN nosotros y a través de nosotros por la morada del Espíritu. El conocimiento trino de Jesús, estando en el Padre, Cristo viviendo EN nosotros, y nosotros estando EN Él, puede solo puede realizarse en virtud de esa permanencia.

Pablo escribió: “Con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en Mí. Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20). Jesús está con nosotros para dirigir, guiar y consolar a todos los que Le siguen. Esta es la vida y el aliento del verdadero Cristianismo. Él no mora en nosotros para que podamos llevarle con nosotros dondequiera que vayamos, sino para que Él pueda guiarnos desde dentro, por el Espíritu, a donde Él quiera.

Cuando el Espíritu de verdad venga… George Davis y Michael Clark

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry