Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


5 de noviembre de 2011

QUE ESPIRITU ESTAMOS SIGUIENDO?



Michael Clark y George Davis

Aunque la mayoría de los cristianos están de acuerdo en que la Iglesia es un organismo espiritual, vivo y dirigido por la vida divina, muchos parecen ignorar las implicaciones lógicas de esta realidad, viviendo como si fueran una mera institución dirigida por la norma del consenso.

Esto equivale a creer que una marioneta es un niño vivo. Aunque pueda bailar en el escenario, e incluso cantar “No tengo cuerdas encima de mí”, por su propia naturaleza, una institución es movida mediante cuerdas y cables manipulados por hombres ambiciosos. Los organismos vivos viven, se mueven y tienen su existir en virtud de la vida que hay en ellos.

Toda orden y dirección procede de esa vida interior. Un organismo vivo toma su forma predeterminada por el ADN de la vida en su interior, ordenado por su Padre/Creador. Al contrario, una institución vive por un modelo burocrático preconcebido y la energía necesaria para obtener ese fin es puramente política en su naturaleza.

Las normas y las tradiciones que gobiernan las instituciones y el orden de ellas con mucha frecuencia proceden de mentes de hombres que anhelan el control y la dominación.
Clayt Sonmore describió como estos lobos toman su lugar. Primero,-todos-ellos- “ADOCTRINAN-DESPUÉS-AISLAN- DESPUÉS-DENOMINANDESPUÉS-DOMINAN.”

El Apóstol Pablo advirtió, “…Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.” (Hechos 20:29,30).

En la mayoría de los casos, estos lobos y maestros perversos usan las Escrituras para convencer a otros a seguirles a ellos , usando las mismas palabras de Dios para hacer discípulos conforme a ellos mismos, en lugar de para Jesús y Su Espíritu.

Ya advertía el Señor Jesús mismo: “Mirad que nadie os engañe, porque muchos vendrán en mi nombre diciendo, Yo soy el Cristo, y apartarán a muchos”. Fíjate que no decía que ELLOS afirmaran ser el Cristo sino que dirían que Jesús es el Cristo y Le usarían a Él y a Sus palabras para apartar a muchos.

Cualquiera que haya estado en una secta cristiana sabe muy bien como funciona esto. Los líderes falsos apuntan a Jesús, pero atraen discípulos a ellos mismos, en la mayoría de los casos usando las escrituras para conseguirlo.

¿Cuál es nuestra protección contra tal error? ¿Ha provisto Dios para evitar que nos perdamos con los antojos y las doctrinas de los hombres? Jesús lo expresa de la siguiente manera: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.

El error y la verdad son asuntos espirituales, no doctrinales. “En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error”, proclama Juan audazmente.
“Somos de Dios. El que conoce a Dios nos oye. El que no es de Dios no nos oye”.

¿Cómo recibió Juan esa confianza a menos que la recibiera por el Espíritu de la verdad? Y sigue diciendo: “En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (1ª Juan 4:6).

Pablo escribió: “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.” (1ª Cor. 2:12). ¿Cómo lo sabemos? ¿Cómo podemos evitar el engaño? O bien erramos, o bien caminamos en la verdad, dependiendo del espíritu/Espíritu que sigamos.

Poco significa que tengamos nuestras doctrinas bien ordenadas. La verdadera prueba es, ¿Tenemos o no el Espíritu de verdad? Solo esto determina si una persona o congregación es verdadera o falsa.

¿Qué Espíritu estamos siguiendo?

A toda la verdad - Michael Clark y George Davis

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry