Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


30 de mayo de 2012

¿POR QUE NO SE MUEVEN?


Leonard Ravenhill

América no puede caer porque ya está caída, y esto se refiere a Gran Bretaña también; no puede ser esclavizada porque ya lo está con las cadenas del propio yo y de la anarquía moral voluntariamente escogida.

Hay en estos países millones de muertos moralmente sin ningún deseo de curar. Hombres y mujeres que están pagando, para ver sombras que se mueven sobre un lienzo, el precio de sus almas inmortales; hombres que no solamente rechazan lo único que vale, sino que se burlan abiertamente de ello.

Estamos presenciando una ola sin precedentes de desobediencia a los mandamientos de Dios; de iniquidad destructora de las almas que desafía a Dios e invade el océano de los negocios humanos. Nunca antes habían las masas vendido sus almas al diablo a tan barato precio.

«Nadie hay... que se despierte para apoyarse en Ti» (Isaías 64:7). ¿Qué influencia maléfica del infierno les retiene? ¿Cómo se produce el encantamiento? ¿Quién les ha lavado el cerebro? ¿Por qué no se despiertan y se mueven ellos mismos?

Dirigido por el diablo, el mundo ha dado una nueva inyección a la carne. Una de las señales de los últimos días es que los hombres serán «amantes de los placeres más que de Dios». (Notad el plural.) ¿Dónde se cuece este caldo del diablo? En las tabernas y clubs mundanos. Es un débil argumento el de que estos lugares ayudan a mantener muchos hombres con empleo. Los clubs son clínicas maternales que dan a luz criminales y asesinos, no solamente con pistolas, sino con sus propios coches cuando están borrachos. Los tribunales tienen que habérselas con los frutos del licor; el despertamiento espiritual mataría el árbol desde las raíces.

Las filas de la sensualidad están llenas con millones que esperan su turno para iniciarse en las prácticas más inicuas. Es tan dulce el bocado de la iniquidad que la juventud hambrienta de sexo no se preocupa de lo recto. Dicen: Una hora de vida alegre vale más que todas las especulaciones de los teólogos acerca de la llamada «eternidad».

LA JUSTIFICACION POR LA FE



Mas al que no obra, pero cree en aquel que justifica al impío, la fe le es contada por justicia (Romanos 4:5).

1.    De qué manera el pecador ha de justificarse ante Dios, el Supremo Juez, es un asunto de tremenda importancia pa­ra todos los hombres. Contiene la base de toda nuestra espe­ranza, puesto que mientras estemos en enemistad con Dios, no podrá haber verdadera paz ni verdadero gozo en esta vi­da o en la eternidad. ¿Qué paz puede existir cuando la voz de la propia conciencia continuamente nos está acusando, y mucho más Aquel que es mayor que nuestro corazón y que sabe todas las cosas? ¿Qué felicidad puede haber ya en esta vida, ya en la otra, mientras la ira de Dios permanece en no­sotros?

2.    Y sin embargo, cuán pocos entienden esta cuestión tan importante. ¡Qué ideas tan confusas tienen algunos res­pecto a este asunto! A la verdad, no sólo confusas, sino a me­nudo erróneas y tan contrarias a la verdad como la luz lo es a las tinieblas; nociones absolutamente opuestas a los Orácu­los de Dios y a toda la analogía de la fe. Así es que, echando una base falsa, no pueden edificar después; ciertamente no con “oro, plata o piedras preciosas” que resistirían la prueba del fuego, sino sólo con “paja y hojarasca” que no son acep­tables a Dios ni útiles a los hombres.

3.    A fin de hacer justicia, en cuanto de mí dependa, al asunto de tan gran importancia que vamos a tratar; de evitar que aquellos que con toda sinceridad buscan la verdad, se distraigan con vanas pláticas; de aclarar la confusión de ideas que abruma las mentes de algunos, y presentarles grandes y verdaderas concepciones de este gran misterio de santidad, me esforzaré en demostrar:

Primero. La base general de la doctrina de la justificación.

Segundo. Qué cosa es justificación.

Tercero. Quiénes son justificados.

Cuarto. Bajo qué condiciones son justificados. 

EL NOMBRE DE HOMBRE


Javier Vargas

Ahora es más claro comprender otras cosas sobre las diferencias entre la obra del Señor Jesús y las obras del hombre, ya que toda congregación, ministerio y obra con un nombre en el mundo, normalmente tiene un nombre de hombre o del mundo y una denominación (es decir, una marca que los divide y los diferencia), ya que es la obra de un hombre, y por eso la bautiza a su parecer y la divide del cuerpo de Señor cuando la denomina para que el mundo sepa que es su obra.

Pero el único Nombre que es digno para Dios, es Cristo; por eso su verdadera iglesia no tiene nombre de hombres, ni denominaciones (divisiones por nombres); por eso los ministerios establecidos por el mismo Cristo no tienen nombre de hombres; por eso las obras de Cristo no tienen otro nombre, porque al ser su perfecta obra, su propio cuerpo, sus propios miembros, su esposa y su varona tendrá su mismo nombre: Cristo.

La iglesia verdadera tendrá un nombre: Cristo; cada congregación del Señor tendrá un nombre: Cristo; cada hogar del Señor tendrá un nombre: Cristo; cada varón del Señor tendrá un nombre: Cristo; cada varona del Señor tendrá un nombre: Cristo; cada descendencia del Señor tendrá un nombre: Cristo; cada ministerio verdadero tendrá un nombre: Cristo, pues todos seremos Uno solo en El, ya que toda su iglesia verdadera estará ataviada con la obra perfecta de su Espíritu; El no recibe nada de hombres, no habita en templos o edificios hechos por hombres, no acepta las ofrendas (todas impías) de hombres, no admite las supuestas y aparentemente buenas obras (todas injustas y muertas) de los hombres, El únicamente acepta la rendición incondicional, porque de lo contrario estaremos ayudando a edificar la gran babilonia y su misterio oculto:  

Génesis 11:4

"Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre (babilonia y la torre de babel, la ciudad y el trono de la confusión y de las mezclas), cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.”

MANSEDUMBRE Y REPOSO


A. W. Tozer

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. Mateo 5:5

Para describir la condición actual de la humanidad uno podría valerse muy bien de las bienaventuranzas, pero tomándolas al revés. Porque las cualidades que distinguen al hombre de hoy son precisamente lo opuesto a las virtudes que ponderan las mismas.

No encontramos nada en la humanidad que se aproxime a las virtudes de que hablo el Señor Jesús en el célebre Sermón de la Montaña. En lugar de la pobreza de espíritu hallamos el más vicioso de los orgullos; en lugar de los que lloran hallamos a los eternos buscadores del placer; en vez de mansedumbre, arrogancia; en vez de hambre y sed de justicia, oímos a la gente decir, "Soy rico, mis caudales aumentan, y no tengo necesidad de nada"; en vez de misericordia, vemos crueldad; en vez de pureza de corazón, corrupción general; en vez de pacificadores, resentidos y peleadores; en vez de perdón cuando se los maltrata, hallamos desquite y vengan a con cualquier arma al alcance.

Esta es la clase de moral que predomina en la sociedad civilizada. La atmósfera está cargada de ella; la respiramos en el aire y la bebemos en la leche de nuestras madres. La cultura y la educación refinan esas cosas solo ligeramente; en el fondo las dejan sin tocar. Se ha creado todo un mundo de literatura para justificar esta clase de vida como la única normal.

Esto debiera asombrarnos, y mucho más al pensar que ese orden de cosas es lo que hace nuestra vida amarga y dolorosa. Todas nuestras penurias y la mayoría de nuestras enfermedades provienen directamente de nuestros pecados. Orgullo, arrogancia, resentimiento, malicia, maledicencia y codicia, causan más dolor al ser humano que todas las enfermedades que atacan su carne mortal.

En un mundo como este las palabras de Jesús suenan en una manera maravillosa y extraña, como una visitación de lo alto. Bueno es que El haya hablado, porque ningún otro podría haber hablado como El y bueno es que nosotros pongamos atención a lo que El dijo. Sus palabras son la esencia de la verdad. El no nos está ofreciendo una opinión; nunca expuso opiniones; jamás habló sin estar seguro de lo que decía. El sabía lo que decía, y lo sabe ahora.

Sus palabras no son como las de Salomón, producto de la observación aguda. El habló con la plenitud de su naturaleza divina, y sus palabras son absoluta verdad. El es el único que puede decir "bienaventurado" con completa autoridad. Porque El es el solo Bendito, que bajó de las alturas para conferir bendiciones a la humanidad. Y sus palabras están sostenidas por los hechos poderosos que realizó, más que ningún otro sobre la tierra. Es sabio para nosotros escucharlas.

EL CRISTIANISMO SEGUN LAS SAGRADAS ESCRITURAS


John Wesley

Y todos fueron llenos del Espíritu Santo (Hechos 4:31).      

1.    Ocurre la misma frase en el capítulo segundo, donde se lee: “Y como se cumplieron los días de Pentecostés, esta­ban todos unánimes juntos,” los apóstoles, las mujeres, la madre y los hermanos de Jesús. “Y de repente vino un es­truendo del cielo como de un viento recio que corría...Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asen­tó sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo,” siendo uno de los efectos inmediatos: que “comen­zaron a hablar en otras lenguas,” de manera que los partos y medos y elamitas y otros extranjeros que se juntaron, he­cho este estruendo, “estaban confusos, porque cada uno les oía hablar” en su propia lengua las maravillas de Dios (He­chos 2: 1-6).

2.    Leemos en este capítulo que habiendo estado los após­toles y hermanos orando, “el lugar en que estaban congrega­dos tembló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo.” No en­contramos en esta ocasión, ninguna señal visible semejante a la anterior; ni se nos dice que los dones extraordinarios del Espíritu Santo fuesen dados a todos o a algunos de los apósto­les—tales como los dones de sanidades, operaciones de mila­gros, de profecía, discernimiento de espíritus, géneros de len­guas o interpretación de lenguas (1 Corintios 12: 9, 10).

3.  Si estos dones del Espíritu Santo habían de perma­necer en la Iglesia a través de las edades, y si serán devuel­tos o no, al aproximarse la restitución de “todas las cosas,” son asuntos que no nos atañe decidir. Necesario es, sin em­bargo, hacer observar: que Dios repartió con mesura estos dones, aun en la época cuando la Iglesia estaba en su infan­cia. ¿Eran todos, entonces, profetas? ¿Obraban todos milagros? ¿Tenían todos el don de curar? ¿Hablaban todos di­versas lenguas? Ciertamente que no. Tal vez no había ni uno por cada mil personas que poseyera alguno de estos dones, y probablemente sólo unos cuantos de los maestros en la Igle­sia los hayan tenido (1 Corintios 12:28-30). Sin duda que pa­ra un fin todavía más excelente, ‘todos fueron llenos del Es­píritu Santo.”

4.   Era para darles algo, que nadie puede negar ser esen­cial a los cristianos de todas épocas, es decir: la mente que es­taba en Cristo, esos frutos santos del Espíritu sin los cuales nin­guno puede decir que pertenece a los de su número; para lle­narlos de “caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22-24); para for­talecerlos con fe, o mejor dicho, fidelidad, humildad y tem­planza; para ayudarlos a crucificar la carne con sus afectos y concupiscencias; para poder, en virtud de ese cambio inte­rior, satisfacer toda santidad exterior; para andar como Cris­to también anduvo en la obra de la fe, el trabajo del amor y la tolerancia de la esperanza (1 Tesalonicenses 1:3).

5.   Sin detenernos, pues, en la especulación árida e in­útil respecto a estos dones extraordinarios del Espíritu, pase­mos a examinar con esmero: los frutos ordinarios que, se nos asegura, deben permanecer durante todas las edades; esa obra de Dios entre los hijos de los hombres que se expresa con la palabra “cristianismo,” significando no una serie de opinio­nes o un sistema de doctrinas, sino refiriéndose a los corazo­nes y las vidas de los hombres.

ENTRAR A LA NUEVA JERUSALÉN



 Peter Whyte

Os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, 23a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, 24a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla más que la de Abel. 25
Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros si desecháremos al que nos amonesta desde los cielos. 26La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: AÚN UNA VEZ Y CONMO­VERÉ NO SOLAMENTE LA TIERRA, SINO TAMBIÉN EL CIELO. 27Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 28
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmo­vible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 29porque nuestro Dios es fuego consumidor" (Heb. 12:22-29).

Cuando se escribieron estas palabras a los hebreos, se les recordaba la presencia aterradora de  Dios cuando dio los Mandamientos de la Ley a Moisés en el Monte Sinaí. La Biblia registra que el gran temor de Dios cayó sobre todos y que Moisés entonces dijo:

"No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis" (Éx. 20:20).

Nosotros, cristianos modernos tenemos muy poco temor de Dios, y a menudo olvidamos que nuestro amoroso Padre celestial es también Dios el Juez de todos y que su ira justa puede venir sobre todos los que rehúsan persistentemente obedecer sus órdenes.

En el día actual sus juicios caen sobre iglesias, individuos y ministerios, porque ha venido el tiempo en que Él, una vez más, sacude tanto el cielo como la tierra. Él disciplina a su iglesia rebelde y pecadora, debido a su amor de Padre. Cuando vemos a  ministros cristianos de fama internacional expuestos como charlatanes, acusados de inmoralidades sexuales o de malos manejos de dineros, deberíamos examinarnos y pedirle a Dios que nos revele todo pecado que haya en nuestro interior.

ELEMENTOS UTILIZADOS EN EL REFINAMIENTO


John Bevere

No es la unción la que hace de una persona un hombre de Dios, y sí su carácter. "En lo cual vosotros os alegráis, aunque, en el presente, por breve tiempo, si necesario, seáis contristados por varias pruebas, para que, una vez. Confirmado el valor de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro perecedero, aún purificado por fuego, redunde en alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo" (1 Pedro 1:6, 7).

Pedro describe como las luchas y las tentaciones llevan a la refinación y a la purificación. Una de las definiciones de la palabra "contristados", lupéo en el griego, es angustia o aflicción, lo que nos lleva a afirmar que las angustias y las  aflicciones purifican nuestro corazón.

 "Sabe, sin embargo, esto: En los últimos días, vendrán tiempos difíciles (de angustia), pues los hombres serán egoístas, avaros, jactanciosos, arrogantes, blasfemadores, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes, des afectuosos, implacables, calumniadores, sin dominio de sí, crueles, enemigos del bien, traidores, atrevidos, enfatuados, más amigos de los placeres que amigos de Dios, teniendo forma de piedad, negándole sin embargo, el poder.

Huye también de estos... Y, del modo por qué Janes y Jambres resistieron a Moisés, también estos resisten a la verdad. Son hombres del todo corrompidos en la mente, réprobos en cuanto a la fe; ellos, sin embargo, no irán delante; porque su insensatez, será a todos evidente, como también aconteció con la de aquellos.

Tú, sin embargo, has seguido, de cerca, mi enseñanza, procedimiento, propósito, fe, longanimidad, amor, perseverancia, mis persecuciones y mis sufrimientos, cuáles me acontecieron en Antioquía,  lconio y Listra,  que varias persecuciones he soportado! De todas, sin embargo, me libró el Señor.

Ahora, todos cuantos quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos. Pero los hombres perversos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados " (2 Timoteo 3:1-5, 8-13).

No le parece que el texto bíblico describe los días de hoy?  Claro! Parece hasta el titular de un periódico cualquiera. Es triste, sin embargo, describe la situación de la Iglesia. En el inicio del texto el apóstol habla de tiempos difíciles, que en parte vendrán a través de impostores, que tienen apariencia de piedad, pero no tienen frutos.

DESPIERTATE, TU QUE DUERMES


John Wesley

Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo (Efesios 5: 14).

Al discurrir sobre este asunto, trataré, con el favor divi­no, en primer lugar: de describir a los que duermen y a quie­nes se dirigen las palabras del texto. Después, de dar vigor a la exhortación: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos,” y por último, de interpretar la promesa hecha a los que se despiertan y levantan: “Y te alumbrará Cristo.”

I.    1. En primer lugar, hablemos de aquellos que duer­men según el significado del texto. Con la palabra sueño se figura aquí el estado natural del hombre; esa somnolencia profunda del alma causada por el pecado de Adán y herencia de todos los que de él han descendido; esa pereza, indolencia, estupidez, esa ignorancia de su verdadero estado con que to­dos los hombres vienen al mundo y continúan hasta que la voz de Dios los despierta.

2.   “Los que duermen, de noche duermen,” cuando la na­turaleza se encuentra en la más completa oscuridad; “puesto que tinieblas cubren la tierra y oscuridad los pueblos.” El pobre pecador, a quien no se ha despertado, no tiene, por mu­cha que sea su sabiduría en otras cosas, el menor conocimien­to de sí mismo, y en este respecto “aún no sabe nada como de­be saber;” ignora que es un espíritu caído, cuyo fin exclusivo en este mundo es recuperarse de su caída y volver a obtener la imagen de Dios en cuya semejanza fue creado. No ve la necesidad ni aquello que es indispensable: ese cambio com­pleto e interior, ese renacimiento, figurado en el bautismo, que es el principio de esa renovación radical, de esa santifica­ción del espíritu, alma y cuerpo sin la cual “nadie verá al Señor.”

3.       Plagado de enfermedades, imagínase estar en perfec­ta salud; encadenado fuertemente con hierros y en la miseria, sueña gozar de libertad y exclama: “paz, paz,” al mismo tiem­po que el diablo, como “un hombre fuerte, armado,” está en plena posesión de su alma. Continúa durmiendo y descansan­do a la par que el infierno se mueve debajo de él para atra­parlo; aunque el abismo, de donde jamás se vuelve, ha abierto la boca para tragarlo. Fuego encendido hay en derredor suyo, y sin embargo, no lo sabe; aunque llega a quemarlo, no se cuida de ello.

4.   El “que duerme” es por consiguiente (pluguiese a Dios que todos lo entendiésemos bien) un pecador satisfecho en sus pecados, que desea permanecer en su estado caído y vivir y morir sin la imagen de Dios; que no conoce su enfer­medad ni sabe cuál es su único remedio; que nunca ha sido amonestado o no ha querido escuchar la amonestación de Dios que le dice: “huye de la ira que ha de venir;” y quien jamás se ha persuadido de que está en peligro del infierno ni ha gritado con toda la ansiedad de su alma: ¿Qué debo hacer para ser salvo?

29 de mayo de 2012

SIÓN Y BABILONIA


 
Charles E. Newbold Jr.

Sión se refiere al genuino cuerpo de Cristo, la esposa, la ekklesia; Babilonia se refiere al falso sistema de iglesia de las tradiciones de los hombres y religiones. (Ekklesia es la palabra griega en el Nuevo Testamento que ha sido mal traducida como  “iglesia” –church en inglés- en la mayoría de las versiones inglesas, y que literalmente significa “los  llamados fuera”).
Sión es un pueblo—el pueblo de Dios; Babilonia es una Cosa- instituciones de iglesia y sistemas.

Sión es un organismo vivo; Babilonia se caracteriza por instituciones y sistemas.
Sión consiste en un pueblo que ha nacido en ella. Babilonia consiste en un pueblo que se ha unido a ella, o han sido escogidos para ella.

Sión es un pueblo que es llamado por el nombre de Jesús. Babilonia es un pueblo que es llamado por muchos nombres diferentes que representan divisiones dentro de este sistema de iglesia babilónico: bautista, católico, carismático, episcopal, luterano, metodista, presbiteriano, pentecostal, y todos los demás.
Sión está centrado en Jesús. Babilonia está centrada en sí misma.

Sión vive por el Espíritu. Babilonia vive para la carne.
Sión es celestial, Babilonia es terrenal.

Sión es gracia; Babilonia es ley.
Sión es vida; Babilonia es muerte.

Sión es existir; Babilonia es hacer.
Sión es descanso; Babilonia es obras.

Sión es luz; Babilonia es oscuridad.
Sión es humildad; Babilonia está llena de orgullo, arrogancia, y altivez.

Sión es libertad en Cristo, Babilonia es cautiverio de la carne.
Sión es el Reino de Dios. Babilonia es los reinos de los hombres.

27 de mayo de 2012

PRIMERO HAY QUE PONER UN FUNDAMENTO


Davis y clark

“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. 2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado. Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme” (2ª Pedro 2:1-3)
                              
Hay un gran problema entre los Cristianos hoy día porque la mayoría de nosotros no sabemos que en la mente de Dios hay una clara pared divisoria, una gran brecha establecida entre el reino de los Cielos (claro está, Su Iglesia) y los sistemas e inteligencia que hay detrás de los reinos de este mundo. Pablo escribió a los romanos, “Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.” (Romanos 6:2-4).

En la Iglesia primera, cuando eran bautizados en la fe, el bautismo no era solo una señal externa de la creencia de ellos, de su confianza en Jesús y de su conversión en cristianos, sino que además, era una señal de que habían sido trasladados de la fidelidad a un reino, a la fidelidad de otro. Estamos muertos a las cosas de este mundo y vivos para Cristo y Su Reino solamente. Nada de este sistema mundial puede ser traducido o usado en el reino de Dios o viceversa. Hemos de estar muertos a uno y vivos para el otro.

En su libro, La Vida Cristiana normal, Watchman Nee dice: “Pero para llevarnos a Su Nuevo Reino, Dios debe hacer algo nuevo en nosotros”. Debe hacer de nosotros nuevas criaturas. A menos que seamos creados de nuevo, no podremos encajar en lo nuevo. “Lo que es nacido de la carne, carne es”, y “la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, como tampoco la corrupción puede heredar la incorrupción” (Juan 3:6;1ª Corintios 15:50). Por muy educada que esté, por muy llena de cultura, por muchas mejoras que tenga, la carne seguirá siendo carne. Nuestra aptitud para el Nuevo Reino viene determinada por la creación a la que pertenecemos. ¿Pertenecemos a la antigua o a la nueva creación? ¿Hemos nacido de la carne o del Espíritu?. Lo que es de la vieja creación jamás podrá pasar a la nueva..

“El mundo entero”, dice Juan, “está bajo el maligno” (5:19). El es el rebelde osmokrator, gobernador de este mundo, una palabra que, sin embargo, aparece una sola vez, usada en el plural de sus tenientes, “los gobernadores del mundo de esta oscuridad” (Efesios 6:12).Por tanto, hay un sistema ordenado, “el mundo”, que es gobernado desde detrás de la escena por un gobernador, Satanás. Cuando en Juan 12:31 Jesús declara que la sentencia del juicio ha sido pasada a este mundo, no quiere decir que el mundo material o sus habitantes son juzgados.
Para ellos, el juicio aún ha de venir. Lo que ahí es juzgado es esa institución, ese orden mundial armonioso del que Satanás mismo es su origen y cabeza. Finalmente, tal y como dejan muy claro las palabras de Jesús, es el “príncipe de este mundo” quien ya ha sido juzgado (16:11) y quién ha de ser destronado y “arrojado” para siempre.

El problema es que esta línea de separación se ha hecho casi imposible de distinguir, se ha borrado en las mentes de demasiados cristianos. El hombre piensa que puede tomar las mejores cosas de ambos mundos, usando los valores y los métodos del sistema de este mundo para a gloria de Dios. En ningún lugar hay una confusión mayor sobre el desprecio de Dios por las cosas del orden de este mundo que en elárea del marketing y de la comercialización.

Haran Mercaderia de Vosotros - Davis y Clark

24 de mayo de 2012

EL CASI CRISTIANO


John wesley

Por poco me persuades a ser cristiano (Hechos 26:28).

Existen muchas almas que hasta este punto llegan: pues desde que se estableció en el mundo la religión cristiana, ha habido un sinnúmero, en todas épocas y de todas nacionali­dades, que casi se han decidido a ser cristianos. Mas viendo que de nada vale ante la presencia de Dios, el llegar tan só­lo hasta este punto, es de la mayor importancia que conside­remos:

Primero, lo que significa ser casi cristiano.

Segundo, lo que es ser cristiano por completo.

1.   (I). 1. El ser casi cristiano quiere decir: en primer lugar, la práctica de la justicia pagana; y no creo que ninguno ponga en duda mi aserción, supuesto que la justicia pagana abraza no sólo los preceptos de sus filósofos, sino también esa rectitud que los paganos esperan unos de otros y que muchos de ellos practican. Sus maestros les enseñan: que no deben ser injustos ni tomar lo que no les pertenece sin el consentimien­to de su dueño; que a los pobres no se debe oprimir ni hacer extorsión a ninguno; que en cualquier comercio que tengan con ellos, no se ha de engañar ni defraudar a ricos ni a pobres; que no priven a nadie de sus derechos y si fuere posible, que nada deban a ninguno.

2.   Más aún: la mayoría de los paganos reconocían la ne­cesidad de rendir tributo a la verdad y a la justicia y aborre­cían, por consiguiente, no sólo al que juraba en falso, ponien­do a Dios por testigo de una mentira, sino también al que acusaba falsamente a su prójimo calumniándolo. En verdad que no tenían sino desprecio para los mentirosos de todas clases, considerándolos como la deshonra del género humano y la peste de la sociedad.

3.   Además: esperaban unos de otros cierta caridad y misericordia; cualquier ayuda que se pudieran prestar sin de­trimento propio. Practicaban esta benevolencia, no sólo al prestar esos pequeños servicios humanitarios que no causan al que los hace gusto ni molestias, sino también alimentando a los hambrientos; vistiendo a los desnudos con la ropa que les sobraba, y en general, dando a los necesitados lo que no les hacía falta. Hasta tal punto llegaba la justicia de los paga­nos; justicia que también poseen los que casi son cristianos.

(II). 4. La segunda cualidad del que casi es cristiano, es que tiene la apariencia de piedad, de esa piedad que se menciona en el Evangelio de Jesucristo, que tiene las señales exteriores de un verdadero cristiano. Por consiguiente, los que casi son cristianos no hacen nada de lo que el Evangelio prohíbe: no toman el nombre de Dios en vano; bendicen y no maldicen; no juran jamás, sino que sus contestaciones son siempre: sí, sí; no, no; no profanan el día del Señor ni permi­ten que nadie lo profane, ni aun el extranjero que está den­tro de sus puertas; evitan no sólo todo acto de adulterio, for­nicación e impureza, sino aun las palabras y miradas que tienden a pecar de esa manera; más aún toda palabra ociosa, toda clase de difamación, crítica, murmuración, “palabras torpes o truhanerías,” e?t?ape??a, cierta virtud entre los mora­listas paganos; en una palabra, se abstienen de toda clase de conversación que no “sea buena para edificación” y que por consiguiente, contrista “al Espíritu Santo de Dios con el cual estáis sellados para el día de redención.”

22 de mayo de 2012

ENTRA EN LA LEY


Davis y Clark

Dios escogió a un fariseo que antes había permanecido orgullosamente firme en lo que él había denominado “mi propia justicia, que es por la ley” como el campeón de una clase de justicia enteramente distinta, la justicia de Dios. Dios tuvo que parar a este fariseo muerto en sus caminos y convencerle de que la bondad del hombre era para Él como inmundicia, como materia fecal. Pablo aprendió muy bien esta lección. Vio la depravación de su propio corazón homicida en un encuentro divino en el camino de Damasco, donde el Cristo resucitado le dijo, “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. Pablo había estado tan seguro de su justicia aprisionando y matando a los santos de Dios. Su justicia le había cegado a la verdad que solo se halla en Jesucristo.

 Después de catorce años de oscuridad y desierto, Pablo escribió lo siguiente a la iglesia de los Filipenses: ”Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe.” (Filipenses 3:8-9).

A lo largo de sus epístolas, Pablo contrasta la justicia que viene de Dios con la justicia del hombre, basada en la ley. A los Gálatas les dijo:

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.” (Gálatas 2:16)

Si la justicia viene solo creyendo en Cristo Jesús, y somos justificados solo por nuestra fe en ÉL, entonces, ¿Cuál es el propósito al que sirve la ley? ¿Para qué fue dada?

Dios dio la ley como un ayo para enseñarnos que solo hay UNO que es bueno. La ley no enseña esto a fuerza de desempeño cumplido, sin por medio del fracaso en el desempeño. Exige una perfección o bondad del hombre que solo pertenece a Dios. Quienquiera que intente guardar la ley está destinado a fracaso tras fracaso hasta quedar hastiado y en desgracia. Como el hombre de Romanos capítulo siete terminará clamando “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” Solo entonces podemos aceptar la justicia que viene de Dios por la fe.

19 de mayo de 2012

TODOS ME CONOCERÁN

 Anónimo
Por lo cual este es el testamento que ordenaré a la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en el alma de ellos, y sobre el corazón de ellos las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo.
Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano diciendo: Conoce al Señor; Porque todos me conocerán, desde el menor de ellos a hasta el mayor. Hebreos 8: 10-11
Que maravillosa promesa: Conocer al Señor, y esto gracias a un nuevo testamento, ya que el antiguo, el de la ley nada perfeccionó, sino la introducción de una mejor esperanza; pues el hombre no puede cumplir con los mandamientos de Dios sin escuchar Su voz; y precisamente al hombre se le dio la ley (antiguo testamento), ya que no quiso escuchar la voz de Dios directamente, quiso por el contrario un intermediario que escuchara y le contará.
Dijeron: No queremos escuchar esa voz, pues si escuchamos esa voz vamos a morir. Y si, ciertamente vamos a morir si escuchamos la voz del Señor. Esa siempre ha sido la voluntad de Dios, la muerte del yo, la muerte de nuestra voluntad, matar el pecado en nosotros;  así pues, la única manera de ser perfeccionados y llevados a la libertad y a la victoria es entrando en un pacto donde escuchemos la voz del verdadero Pastor y sean entonces escritas sus leyes en nuestras almas, para que por naturaleza hagamos lo que es agradable delante de él.
La promesa es que él nos enseñará directamente y entonces le conoceremos; este es el nuevo pacto; es decir que si no somos enseñados por él, no le conoceremos. Es cierto que el Señor ha establecido un ministerio con el propósito de perfeccionar a los santos; pero es un ministerio ordenado y formado por él, no por los hombres. Es un ministerio que hace discípulos de Cristo no de sí mismos. Este verdadero ministerio lleva a que cada creyente escuche directamente la Voz de Su Señor, pues como hemos visto, es la única manera de que el pecado sea removido de nosotros, y participemos así de Su santidad y de Su naturaleza.
El asunto es que es más fácil y agradable a la carne ir donde un intermediario, pues así no perdemos la vida propia; es “mejor” cumplir con una serie de ritos, mandamientos y doctrinas de hombres, pues así decimos Señor, Señor, pero seguimos en nuestros propios caminos y proyectos, además de usar Su nombre para que haga nuestra voluntad y nos de las cosas del mundo. Esto es la religión, y no hay cosa más perversa y diabólica, pues hace creer al hombre que es una maravilla, cuando se permanece en tinieblas e inmundicia. La religión es poner remiendo nuevo en vestido viejo; el asunto es que la rotura se hará peor; o pretender echar vino nuevo en odres viejos, los dos se echarán a perder.
La higuera, en la escritura es un tipo de la religión; y recordemos que el Señor la maldijo, y además dijo que nunca se hallaría fruto en ella.

17 de mayo de 2012

AUMENTARÁ EL CRECIMIENTO DE LOS FRUTOS DE VUESTRA JUSTICIA


Anónimo
En la segunda carta a los Corintios el apóstol Pablo nos hace saber la gracia de Dios que fue dada a las iglesias de Macedonia. 2 Corintios 8:1
¿En qué consistía esta gracia? Primero, que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo permaneció. La escritura nos dice que tengamos por sumo gozo cuando nos encontramos en diversas tribulaciones, ya que la tribulación produce paciencia; y la paciencia consuma o completa la obra para que seamos perfectos. Santiago 1: 2-4

Vemos pues que el tener gozo en la tribulación nos es dado por la gracia de Dios.

Segundo: Y su profunda pobreza abundó en riquezas de su bondad. Porque conforme a sus fuerzas, y aun sobre sus fuerzas han sido liberales; rogándonos con muchas súplicas que recibiéramos la gracia y la comunicación del ministerio que se hace para los santos.2 Corintios 8: 2-4

Notemos como a pesar de su profunda pobreza (no era una pobreza cualquiera, era profunda) abundaron en ofrendar para las necesidades de otros santos. Esta ofrenda no es para enriquecer a un pastor moderno de la ciudad de la religión, ya que estos falsos apóstoles, son obreros fraudulentos, transfigurándose en apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se transfigura en ángel de luz. Así que, no es mucho si sus ministros se transfiguran como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras. 2 Corintios 11: 13-15.

Incluso rogaron con muchas súplicas que se les recibiera su ofrenda.
Pregunto hermanos: ¿será que nosotros rogamos para comunicar este ministerio a los santos, o por el contrario nos tienen que rogar?

Roguemos pues por la gracia de Dios para ser librados de nuestra mezquindad y que podamos dar con alegría y hacer tesoros eternos.
El apóstol continúa enseñándonos y exhortándonos por el Espíritu: Por que no digo esto para que haya para otros desahogo, y para vosotros apretura; sino para que en este tiempo, por la equidad, vuestra abundancia supla la falta de otros, para que también la abundancia de ellos otra vez supla vuestra falta, y haya IGUALDAD; como está escrito: EL QUE RECOGIÓ MUCHO, NO TUVO MÁS; Y EL QUE POCO, NO TUVO MENOS. 2 Corintios 8: 13-15

15 de mayo de 2012

PORQUE EL FIN DE LA LEY ES CRISTO


Anónimo
En el libro de los Romanos, el apóstol Pablo inspirado por el Santo Espíritu nos enseña que el pueblo de Israel tenía celo de Dios pero no conforme a ciencia o conocimiento.
¿Por qué? Enseguida se nos da la respuesta. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios. Porque el fin de la ley es Cristo para todo aquel que cree. Ver Romanos 10: 1-3
Este es el resultado de la ley, que procuremos establecer nuestra propia justicia (la cual dice la escritura, es como trapo de inmundicia), que tratemos de presentarnos justos ante Dios mediante el esfuerzo propio, mediante obras propias, ritos, ceremonias, doctrinas y mandamientos de hombres, que lo que hacen es invalidar el mandamiento de Dios.
La justicia que es por la ley dice: Que el hombre que hiciere estas cosas vivirá por ellas. Pero es imposible para el hombre en una naturaleza caída, torcida y corrupta, cumplir con la ley de Dios.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo, Jesús, me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible a la ley, por cuanto era débil por la carne, y por el pecado, Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado condenó al pecado en la carne. Romanos 8: 2-3
¿Para qué? Para que la justicia de la ley fuera cumplida en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. Romanos 8: 4
¿Qué es andar conforme a la carne entonces? Pues procurar establecer nuestra propia justicia mediante obras que son muertas y mediante ritos; y de esta manera ignorar la justicia de Dios.
¿Qué es entonces según este pasaje andar conforme al Espíritu? Sujetarnos a la justicia de Dios que es por fe y no por obras, desistir de nuestros intentos de perfeccionarnos por brazo de carne, por esfuerzo propio y creerle a él, que él lo hará.
Esto quita toda jactancia para el hombre y da toda la Gloria al Señor, pues no es por obras para que nadie se gloríe. La salvación es del Señor, no es una obra del hombre; no es del que quiere o del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. Porque Dios encerró a todos en incredulidad (desobediencia), para tener misericordia de todos. Romanos 11: 32
La justicia que es por la fe dice así: No digas en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es para traer de lo alto a Cristo); o, ¿quién descenderá al abismo? (esto es, para volver a traer el Cristo de los muertos.) Mas ¿qué dice? Cercana esta la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos serás salvo. Romanos10: 6-9

14 de mayo de 2012

LA BASURA DEL MUNDO


Anónimo
1Co 4:9 Porque a lo que pienso, Dios nos ha mostrado a nosotros, los apóstoles, como los postreros, como a sentenciados a muerte; porque somos hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres.
1Co 4:10 Nosotros locos por amor del Cristo, y vosotros prudentes en el Cristo; nosotros débiles, y vosotros fuertes; vosotros nobles, y nosotros viles.
1Co 4:11 Hasta esta hora hambrientos, y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos heridos de golpes, y andamos vagabundos;
1Co 4:12 y trabajamos, obrando con nuestras manos; nos maldicen, y bendecimos; padecemos persecución, y sufrimos;
1Co 4:13 somos blasfemados, y rogamos; hemos venido a ser como la basura de este mundo, inmundicias de todos hasta ahora.

Nos muestra la escritura las marcas y señales de los verdaderos enviados (Apóstoles) de Dios, pasando necesidades, tribulaciones, persecuciones, siendo maldecidos, blasfemados, hechos espectáculo y como la basura de este mundo.

Por el contrario los supuestos apóstoles de hoy, aman el mundo y son amados del mundo, no pasan necesidades pues eso es falta de fe, no están hambrientos o desnudos, no, viven en lujos y banquetes.

Pero dice el Señor:
Luc 6:20 Y alzando él los ojos a sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres; porque vuestro es el Reino de Dios.
Luc 6:21 Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
Luc 6:22 Bienaventurados seréis, cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo, por el Hijo del hombre.
Luc 6:23 Gozaos en aquel día, y alegraos; porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres a los profetas.

"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry