Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


30 de marzo de 2013

LOS HIJOS DE DIOS Y LAS HIJAS DE LOS HOMBRES


 
Douglas Weaver

Con Abel muerto y Caín lejos de la presencia de Dios para establecerse y edificar sus propias ciudades, llegamos al nacimiento de Set. El nombre de Set significa escogido. Eva le dio ese nombre porque “Dios ha escogido otra simiente para mí en lugar de Abel, a quién Caín mató.” Set también tuvo un hijo, y le llamó Enós (Griego Enos. “Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre del SEÑOR”. (Génesis 4:25-26)

La lectura marginal del versículo dice, “Entonces comenzaron los hombres a llamarse con el nombre del Señor”. Pensamos que ésta es la traducción correcta. En los tiempos de Enós, los verdaderos seguidores de Dios comenzaron a llamarse a sí mismos “los hijos de Dios”. La otra rama de la familia de Adán, los hedonistas descendientes de Caín, fueron los hijos de los hombres. Dios más tarde se referiría a ellos como carne.

“Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.” (Génesis 6:3)

Como indica Adam Clark:

¡Qué carácter tan horrible da Dios a los habitantes del mundo antediluviano! Eran carne (v. 3), completamente sensuales, los deseos de la mente inundados y perdidos en los deseos de la carne, sus almas sin discernir ya más su alto destino, siempre preocupados con cosas terrenales, sensuales, brutales y convertidos en carne; encarnados para no retener a Dios en su conocimiento, y viviendo solo en busca de la obtención de su parte en esta vida.” 3

La corrupción final de la raza pre-diluviana ocurrió cuando el linaje de Set (los hijos de Dios) comenzó a casarse con las hijas de los hombres (el linaje de Caín). Edersheim amplía esta corrupción abierta del hombre cuando escribió:

“La corrupción de la humanidad alcanzó su punto álgido cuando incluso la diferencia entre los setitas y los cainitas fue eliminada por los casamientos entre ambas partes, y eso, por motivos sensuales. Leemos que los hijos de Dios vieron a las hijas de los hombres, que eran buenas; y tomaron esposas de entre ellas, según su elección”. En ese momento, la tierra debía estar muy poblada, y su estado es descrito de la siguiente manera, “Y vio Dios que la maldad del hombre era grande en la tierra y que toda la imaginación del pensamiento de su corazón era continuamente el mal.”

Génesis capítulo seis nos describe como esta mezcolanza produjo un conflicto y una violencia aún mayores entre las razas. Tan profunda era la corrupción que Dios se lamentó de haber creado al hombre.

Como resultado, Dios se propuso comenzar de nuevo. Trajo juicio a la tierra en forma de un gran diluvio, salvando al único justo y a su familia. El nombre de esta persona era Noé. Su nombre habla de su llamamiento y destino; porque significa reposo. Casi todos los niños conocen la historia de cómo Dios juzgó al mundo por agua. El arco iris representa la promesa de Dios de nunca volver a juzgar la tierra por agua.

Dios comenzó a preservar la pureza mediante la separación. Llamando a un pueblo hacia Si mismo, preservó a un remanente. El llamado fuera o éxodo de un remanente de la influencia corrupta del mundo es la forma que Dios tiene para avanzar Sus propósitos redentores.

 El Nuevo Exodo - Douglas Weaver

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry