Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


6 de noviembre de 2014

PUESTOS LOS OJOS EN JESÚS


Virgilio Zaballos

Miremos a Jesús en el recorrido que estamos haciendo en el evangelio de Lucas. Veamos como podemos encontrar el equilibrio ministerial. Jesús decidió hacer la voluntad de Dios, y la buscó toda su vida como prioridad máxima (Jn.5:19).“Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”  (Hebreos, 10:5-10).

Jesús se movió en los tiempos de Dios, sin precipitación ni pasividad. No actuó por su propia cuenta, ni por las presiones de la gente; sino por la hora del reloj profético (Gá.4: 1,2). Jesús cumplió con toda justicia dejándose bautizar por Juan (Mt.3: 15). Recibió la unción por amar la justicia (es decir, los principios del Reino de Dios -sometiéndose a ellos- y no dejándose manipular por los medios del sistema mundano) y aborrecer la iniquidad (Heb.1:9). Jesús esperó la llegada del Espíritu Santo y la aprobación divina para comenzar su ministerio público (Lc.3:21-22). Fue lleno del Espíritu; llevado por el mismo Espíritu al desierto (Lc.4:1); volvió en el poder del Espíritu (Lc.4;14); y supo para qué había sido ungido (Lc. 4: 18-19). Jesús pasó por el desierto y la prueba, superando con sobresalientes ambas etapas de su vida (Lc. 4:1-14). Jesús se mantuvo en la unción de Dios porque combinó perfectamente su ministerio a las multitudes con la oración privada.

Oró en el desierto (Lc.4:l-2)
Después de una campaña de milagros y sanidades se apartaba a un lugar desierto para orar (Lc.4:40-42)
Su fama se extendía.. mas él se apartaba a lugares desiertos y oraba (Lc.5:15-16)
Oraba aparte... (Lc.9: 18)
Salió a orar con un pequeño grupo de tres discípulos (Lc.9:28-29)
Su vida de oración despertó el anhelo de orar de los discípulos (Lc. 11:1)
Tenía lugares concretos donde iba a orar de costumbre (Lc.21:37 y 22:39)
Enfrentó la noche mas oscura de su vida con oración intensa y agonizante.
Había entrenado todo su ser para vencer por medio de la oración (Lc.22:40-46).

El Hijo de Dios, nuestro substituto, vivió en un equilibrio victorioso la realización de su ministerio a las masas y la comunión íntima con el Padre. Sólo así pudo mantener tal demostración de poder y vitalidad para llevar a cabo la obra de Dios. Para nosotros no puede ser de otra manera. "El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor... (Mt. 10:24-25). Nuestro equilibrio ministerial pasa necesariamente por una vida de oración eficaz y privada.

Jesús se mantuvo fiel a la verdad sin dejarse adular por el sistema religioso (Lc.4:22-30). Tampoco le atemorizaron las amenazas violentas de aquellos que quedaban “dolidos” por sus palabras. Atacó la mentalidad monopolizadora de ciertos sectores religiosos de su país. El Señor Jesucristo puso las bases para un ministerio equilibrado, sin dejarse manipular por los sentimientos y deseos cambiantes de las multitudes. Sabía lo que debía hacer y lo que necesitaba evitar. Como Maestro y Señor ha mostrado el camino que deben recorrer sus discípulos (Jn.13:13-17).

  El Milagro de Una Vida Equilibrada - Virgilio Zaballos

No hay comentarios.:

"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry