Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


7 de diciembre de 2014

CONSIDERA A JOSAFAT


George Warnock

Una gran multitud de los hijos de Amón, de Moab y del Monte Seir se habían reunido para atacar a Jerusalén. Inmediatamente, este humilde rey congregó al pueblo y a los sacerdotes y buscaron muy en serio ayuda y dirección del Señor. Josafat estaba en pie delante del pueblo y clamó al Señor por ayuda, terminando su ferviente oración con una confesión muy NEGATIVA (?):

“Porque no tenemos fuerza alguna delante de esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos qué hacer; PERO NUESTROS OJOS ESTÁN VUELTOS HACIA TI” (2ª Cron. 20:12). Una vez más el pueblo de Dios estaba completamente desvalido. ¡No sabían qué hacer!

Queridos, Dios quiere que sepamos que en el día de la calamidad repentina, en el día del temor repentino, cuando sepamos que no tenemos poder contra el enemigo, cuando no sepamos qué hacer, que el secreto de nuestra victoria es éste: “Nuestros ojos están puestos en Ti…” Dios no duda en exponer a Sus escogidos en su extrema debilidad ante las huestes del enemigo, porque Él es su Libertador. Y Él se levanta a favor de ellos cuando ellos claman, “Señor, nuestros ojos están puestos en Ti”.

Repentinamente, el espíritu de profecía vino sobre cierto Levita de los hijos de Asaf, que se puso en pie y reveló la exacta localización del enemigo. Y después dio instrucciones específicas al pueblo de Dios en cuánto a lo que tenían que hacer. No se trataba simplemente de que cada hombre en Israel hiciera lo que pudiera. ¡Confiésalo! ¡Rompe con todas las normas de los libros de éxito y confiésalo! “Señor, ¡No sé qué hacer!” Entonces, si podemos afirmar nuestros corazones y esperar en Él, Él nos mostrará qué hacer. Una vez más, la batalla tenía que ser la del Señor.

“No necesitáis pelear en esta batalla; apostaos y estad quietos, y ved la salvación del SEÑOR” (2ª Crónicas 20:17). Y toda la congregación se postró ante el SEÑOR y adoró.

¡Cómo anhelamos esos días en los que el Espíritu de Dios venga sobre Su sacerdocio en la tierra, y se levanten y den una palabra clara de parte del Señor! Palabras del Señor que penetren en los corazones de Su pueblo, convenciendo a los que están en error, rompiendo la voluntad terca, revelando la estrategia del enemigo y haciendo que los incrédulos caigan sobre su rostro y clamen a Dios por misericordia! (lee 1ª Cor. 14:24-25).
Amados, vamos a ver esos días… en los que el pueblo de Dios se involucre con sus caminos y comience a caminar por el sendero de la obediencia, escuchando lo que el Espíritu dice a las iglesias. El Señor ha sido fiel en enriquecer a Su pueblo con dones y capacitaciones espirituales. Estas capacitaciones son como facultades para el cuerpo humano: ojos para ver lo que Dios está revelando, oídos para escuchar lo que Dios está diciendo, manos para hacer y obrar lo que Dios está haciendo. Con frecuencia ha habido una operación muy mecánica de los dones porque las personas han aprendido “cómo hacerlo”.

Pero cuando el pueblo de Dios es nutrido en la verdad, el don que tengan de Dios surgirá en la hermosura de Su vida. Realmente no tenemos que enseñar a nuestros hijos a ver ni a escuchar, ni a respirar—aunque necesiten alguna dirección al ir desarrollándose estas facultades en sus vidas. Cuando oyes una profecía, generalmente no es demasiado difícil discernir si Dios ha hablado o si la persona que habla ha sido enseñada CÓMO profetizar. Amós dijo que no podía evitar profetizar porque oía de Dios—y cuando alguien está lleno de temor cuando ruge el león, del mismo modo dice él, “Tengo que profetizar porque el Señor DIOS ha hablado.” (Lee Amós 3:8).

¿Qué sucedió en la batalla de Josafat? La batalla era del SEÑOR, de modo que enviaron cantores delante del ejército, que cantaban, “¡Gloría al SEÑOR, porque Su misericordia dura por siempre!” Y una vez más, los enemigos de Dios se destruyeron a sí mismos. ¡Lo único que Israel tuvo que hacer fue salir y recoger el botín! ¡Los enemigos del Señor luchan y se destruyen unos a otros cuando el pueblo de Dios camina en Sus caminos!

No puedes imitar marchas de victoria como ésta. Este pueblo estaba cara a cara frente a una destrucción extrema. Se reunieron y buscaron a Dios. Confesaron abiertamente que no sabían qué hacer. Pero cuando buscaron a Dios con todo su corazón, ¡Él les dio una palabra clara de dirección y no tuvieron nada más qué hacer que alabar a Dios por Su intervención y recoger los despojos de la victoria!

Quienes Sois? - George Warnock

1 comentario:

Unknown dijo...

Dios nos dio a nuestro hermano Jesucristo además no brindó ojos para ver lo que Dios está revelando, oídos para escuchar lo que Dios está diciendo y manos para hacer y obrar lo que Dios está haciendo. todas las herramientas necesarias para emprender la labor

"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry