Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


6 de diciembre de 2014

LEVANTAMIENTO DE LOS OBISPOS


Charles E. Newbold Jr

El espíritu Nicolaíta es engañoso y mortífero. Esta profundamente atrincherado en la mayoría de los hombres y mujeres que han sido entrenados y nutridos para ministrar en el sistema de la iglesia. Las personalidades Nicolaítas han gobernado en las iglesias desde el primer siglo DC.

A pesar de estas excepciones como Diótrefes, la simplicidad parecía caracterizar la vida de los así los-llamados-fuera que conocemos en el Nuevo Testamento, hasta después de la muerte de Juan. Poco se sabe sobre las actividades de los-llamados-fuera durante los pocos años entre la muerte de Juan y el cambio de siglo.

Cuando las páginas de la historia de la iglesia comenzaron a pasar  en el comienzo del siglo segundo, algo interesante había ocurrido. Algunos llevaban el título de obispo, como Policarpo de Esmirna, Clemente de Roma, Ignacio de Antioquia, Polybo de Troya, y Onésimo de Éfeso. Estos fueron hombres piadosos, defensores de la fe, algunos de los cuales se convirtieron en mártires por Jesús, pero fueron de cualquier modo, atrapados bajo el poder y posición del obispado.

Justo González apunta en su Historia del Cristianismo, que Jacobo, el hermano de Jesús, recibió erróneamente el título de obispo de Jerusalén por parte de los líderes de la iglesia, años mas tarde. {17}  González explica que “el énfasis en la autoridad de los obispos y en la sucesión apostólica, fue parte de la respuesta de la iglesia ante el desafío de herejías a finales del Siglo II y principios del Siglo III. Al convertirse la iglesia en principalmente gentil, el peligro de estas herejías era mayor, y en consecuencia, llevó a un énfasis mayor en la autoridad episcopal (obispado)”. {18}

A finales del S.III y comienzos del S.IV, con el movimiento monástico, los obispos vivían en grandes ciudades y disfrutaban de gran poder y prestigio. Además, el obispado se había convertido en un oficio que cumplir más que en un llamamiento de Dios a un hombre. Cuentan la historia de un hombre llamado Martín, nacido en el 335 DC, que vivió la vida monástica y fue elegido para el oficio de obispo de Tours por demanda popular. González escribió:

 “Cuando el obispado de Tours quedó vacante, el populacho quería elegir a Martín para esa posición. La historia cuenta que algunos de los obispos presentes en la elección se opusieron de tal forma a esa idea, argumentando que Martín era insólitamente sucio, vestido con trapos, y desaliñado,  y que su elección dañaría el prestigio del oficio del obispo”. {19} Esta historia nos cuenta que el obispado de Tours se había convertido en una posición u oficio para el que los hombres podían ser elegidos. Lo que una vez fue el llamado de Dios sobre hombres en particular, se había convertido en una institución de hombres.

Muchas iglesias de la tradición Presbiteriana han escogido a hombres, mujeres y jóvenes como ancianos para cumplir ciertas posiciones durante períodos listados. ¿Dónde está esto en la Biblia?

De acuerdo con los antecedentes del Nuevo Testamento, los ancianos eran nombrados en cada ciudad y existían en pluralidad. Nadie recibía esa responsabilidad solo. Los ancianos no eran llamados obispos ni pastores. Eran ancianos que pastoreaban el rebaño de Dios en medio del cual el Espíritu Santo los había hecho supervisores (que es la palabra griega episcopous, también traducida “obispo”).Hechos 20:20. Los términos anciano, pastor y supervisor se refieren a la misma persona. El anciano tiene que ver con quienes eran. El pastor tiene que ver con lo que hacían. El supervisor tiene que ver con como hacían lo que hacían. Un anciano es alguien que es llamado por Dios a desarrollar una función en el cuerpo de Cristo y jamás pretendió ser una posición, oficio, título o institución en el Reino de Dios.

Este “oficio” antibíblico del obispo fue el semillero en el que el sistema jerárquico del clero se enraizó y floreció con el ascenso eventual de la iglesia católico-romana. El poder del oficio del obispo era tal que el simonismo se convirtió en un asunto de iglesia. El simonismo es la compra y la venta de posiciones eclesiásticas (de iglesia).
Asimismo, se sabe que los nobles, los reyes y los emperadores nombraban e investían a obispos y abades para tener el control político de la iglesia.

La veneración que reciben los papas, cardenales, obispos y sacerdotes tiene que ser repugnante para el Espíritu Santo; especialmente que el Papa, un hombre, sea llamado Santo Padre. La palabra cardenal, cuando se usa como adjetivo, significa de “extrema importancia, primordial”. {20}

Jesús exhortó a Sus seguidores respecto de esta necesidad de veneración: “Pero vosotros no queráis que nadie os llame Rabí; porque uno es vuestro maestro, el Cristo, Y todos vosotros hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros, porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros  sea vuestro siervo. Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla, será enaltecido.” Mat. 23:8-12.

A pesar de la Reforma y de otros despertares espirituales, la influencia del sistema del clero abunda en cada denominación e iglesia independiente. Cualquiera que desafíe la posición exaltada de alguien como “Pastor” (o cualquiera que sea el título que tengan), estará usando palabras de guerra al máximo.

Sin embargo, declaro con valentía que los Nicolaítas hoy son los que promocionan el sistema del clero, que separa a los así llamados ministros  “profesionales”, del así llamado laicado. Son los que buscan crecimiento en poder, posición, riquezas, y dominio y generalmente a expensas de los santos. Este “sistema del clero” es la obra del espíritu de ramera en las iglesias.
 El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr


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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry