Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


1 de julio de 2018

DE SIMON A PEDRO


Davis y Clark 

Cuando Jesús conoció por primera vez a simón, él vio más allá de su exterior de pescador rudo e impetuoso y le dio un nombre que fonéticamente describe la transformación o conversión que Dios había pre ordenado para la vida de Simón. Nunca habiendo conocido antes a Simón, “…mirándole Jesús, dijo: Tú eres Simón, hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas (que quiere decir, Pedro [o piedra]) (Jn. 1:42). ¿Hay algo que esté fuera de lo ordinario en esto? Pruebe esto: camine hacia un completo extraño en la calle y cámbiele su nombre. Vea que pasa.

Si bien esto es inusual para el hombre, es normal para Dios. Cuando Dios da un nuevo nombre a una persona, la fe está obrando, la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Otro ejemplo fue cuando El habló a Abraham con respecto a la esterilidad de Sarai. Al cambiarle su nombre a Sara, allí estaba la promesa de la fertilidad (Gen. 17:15). Dios vio a Abraham en Abram, Sara en Sarai, Israel en Jacob y ahora Jesús vio a Pedro en Simón. El principio involucrado cuando Cristo da a Simón el nombre de Pedro (una piedra) es el principio por el cual Cristo edifica su Iglesia.

En el Hebreo, el cambio de un nombre implica un cambio de su carácter y posición. Habla de destino y promesa. De esta manera se daban cuidadosamente y a menudo nombres en plegarias siguiendo las órdenes de Dios mismo. Este fue el caso de Jesús. “Y será llamado Jesús (Yeshua-salvador), porque el salvará…”

Pedro era un pescador común, sin educación. Era impetuoso. Algunos lo llamaban “el apóstol con la boca en forma de pie”. El estaba constantemente en la disputa. Todas sus faltas fueron documentadas para que el mundo las vea. ¡Pareciera que se tomaron precauciones especiales para asegurar que ninguna de ellas se pase por alto aun después de que el mismo fuera conocido como un apóstol!

Cuando Jesús preguntó a sus discípulos “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Simón Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Jesús respondió: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt 16:13-18).

Esta conversación entre Jesús y Pedro es mucho más profunda de lo que primeramente parece. El reconocimiento del nombre terrenal de carne y sangre; Simón, con la inmediata mención del nombre profético de Dios; Pedro, llama nuestra atención más al proceso que al hombre; al principio más que a la persona. “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás… Y yo también te digo, que tú eres Pedro…”

El nombre Pedro representa el llamado y destino del hombre Simón. El nombre Simón representa la elección ideal para las vigorosas piedras de Dios. La referencia de Simón como Pedro – una piedra – en el contexto de Cristo edificando su Iglesia, es claramente una referencia al lugar de Pedro como una piedra viva en el edificio. Solo en este discurso Jesús menciona la Iglesia (ekklesia), su fundamento, su edificador, su substancia, su construcción, y su arquitectura. La Iglesia de Cristo no se construye con ladrillos y cemento sino que está hecha con piedras vivas alineadas a la Piedra Cabeza de Angulo, quien también es la Piedra Principal, el Alfa y el Omega.

Pedro no es la piedra fundamental de la iglesia. Pedro representa el material (piedras vivas) del cual se edifica la iglesia y el proceso por el cual cada piedra es moldeada y encajada. La conversión de Pedro de Simón a Pedro muestra como Cristo edifica su iglesia, una piedra a la vez. Las palabras sobre esta roca implica fundamento. “Sobre esta roca, sobre este fundamento, edificaré mi iglesia” dijo Jesús. ¿Es Pedro el fundamento de la iglesia? ¡La respuesta a eso debe ser no! ¡Jesús es la Piedra Principal y Fundamento! Isaías profetizó su preeminente venida cuando dijo: “He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure”. (Is. 28:16)

El asunto al que queremos dirigirnos aquí es al principio personificado en los nombres Simón y Pedro. Es Pedro quien está preparado más vívidamente para el proceso de edificación.

Yo Pues os Asigno un Reino - Davis y Clark 

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry