Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


29 de julio de 2018

REDENCION, LA OBRA MAESTRA DE DIOS


George Warnock

En el corazón del artista o del músico o artífice—alguien con unos talentos creativos especiales—siempre hay ese deseo inherente de sacar adelante su obra maestra. Lo intenta una y otra vez, pero queda insatisfecho. Siempre hay ese persistente sentido de fracaso...”Todavía no lo he conseguido.... No estoy satisfecho. No puedo descansar hasta haber hecho lo mejor... ¡Y definitivamente no es esto!” Y aún así, no importa cuántas veces lo intente, generalmente termina con el sentimiento, “Podría haber sido mejor... Debo intentarlo de nuevo.”

Ahora bien, Dios es el Artista infinito, el Constructor y el Arquitecto de todas las cosas. A diferencia de los “jefes” de la tierra, Él no lo intenta una y otra y otra vez; pero con frecuencia parece que es así. Y al evolucionista le gustaría que nosotros imagináramos que es así como es. Podríamos tener la impresión de que Dios intentaba hacer a un hombre perfecto cuando Él hizo a Adán... y que después fracasó. Que intentara tener a una nación santa en Israel.... y que hubiera fracasado. Que intentara establecer un poderoso reino en David o Salomón,... y que hubiera fracasado. Pero no es así. En lugar de esto, Él estaba demostrando una y otra vez la futilidad del hombre, y la incapacidad del hombre de mantener el orden y la belleza en una creación caída. Pero debajo de todo esto se hallaba el hilo escarlata de la Redención, mientras esperaba con gran paciencia y longanimidad el día en que Él mismo intervendría y produciría la Obra maestra final de Sus manos creativas.

Así, tenemos la historia de la Redención. Es ahí donde Dios derramó todo lo que Él tenía en la obra creativa de Sus manos, y encontró descanso y deleite en un pueblo que Él creó para Su gloria, puesto que el apóstol Pablo nos dice que “Somos hechura Suya” (Efe. 2:10). Para producir nuestra Redención, Dios derramó todo lo que Él tenía, todo lo que Él es... para la redención de Su pueblo. Así que en realidad, “¡Somos Su Obra Maestra!” Le costó a Dios todo lo que Él tenía... hasta Su Hijo unigénito. Y nunca apreciaremos completamente la gloria de la Redención hasta que entendamos que ¡Fue el Dios Altísimo quién se revistió de carne, y se sometió al odio y a la mofa de Sus criaturas rebeldes para la redención y transformación de ellas! Y que fue en esta gran obra creativa que Él halló satisfacción completa, y pudo levantarse y decir, “Consumado es”. Él hizo esta declaración, primero desde la Cruz, y aún la ha de declarar de nuevo desde Su trono exaltado en los cielos (Juan 17:4, 19:30; Apoc. 10:7). Porque lo que consiguió en la Cruz ha de ser aún consumado en un pueblo hecho entero en Cristo, y conformado a Su imagen. La vieja creación podía manifestar sólo los rayos limitados de Su gloria. Se necesitaba la Nueva Creación para que Dios manifestara el completo esplendor de la Luz de Su gloria. Los redimidos de la raza de Adán han de ser aún revelados a las más supremas de sus criaturas celestiales, como Su obra de arte final y perfecta. ¡No es sorprendente que nos digan que los ángeles desean mirar a las cosas que pertenecen a nuestra salvación! (1ª Ped. 1:2).

 El huerto de Dios - George Warnock

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry