Martin Stendal
“Bienaventurados sois cuando os vituperen
y os persigan, y se dijere toda clase
de mal de vosotros por mi causa, mintiendo.
Gozaos y alegraos; porque vuestro
galardón es grande en los cielos; que así
persiguieron a los profetas que estuvieron
antes de vosotros”
Esto resume el cambio de actitud que Jesús desea impartirnos. En lugar de sentirnos tristes por nosotros mismos y de compadecernos siempre que alguien nos hace pasar un mal rato, debemos aprender a transformar las dificultades en oportunidades.
Si reaccionamos ante los insultos y los agravios (especialmente en el ámbito de la familia) con misericordia, con amor y con justicia, es ciertamente posible para Jesús llegarse y tocar a otros por medio de nosotros.
Jesús nos dice que recibiremos una gran recompensa en el cielo. Por ejemplo, si su cónyuge no es cristiano y si soportando algunos insultos, persecuciones o acusaciones falsas, usted puede conquistar a su familiar con la misericordia y el amor de Jesús, ¿no querría usted el galardón grande de ver a su ser querido en el cielo por toda la eternidad?
Si por el Espíritu ponemos las bienaventuranzas de Jesús a obrar en nuestra vida, llegaremos a ser la sal de la tierra y la luz del mundo. El propósito de ser la sal y la luz es para que los demás puedan ver nuestras buenas obras (los actos de misericordia y de justicia) y alabemos a nuestro Padre del cielo (reconciliándolos con Dios). Debemos ser cuidadosos para permitir que la gente sepa que es Cristo en nosotros el que está haciendo las buenas obras, y que nosotros no las hacemos sin Su dirección y ayuda.
Rescate su Familia - Martin Stendal
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