21 de abril de 2011

TEMPLO NO HECHO DE MANOS


 
George H. Warnock

Un día en que David se encontraba sentado en su hermosa casa de cedro, hablando con el profeta Natán, miro de soslayo hacia la tienda endeble que él había levantado al otro lado del patio para el arca de Dios, y pensó que él tenía una residencia más cómoda y más bella que aquella que tenia Dios; y sintió preocupación por esto.

Volviéndose hacia el profeta le dijo: “ He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto del SEÑOR debajo de cortinas” ( 1 Crónicas 17:1).

Natán comprendió lo que David quería decir y lo ánimo para que siguiera adelante y edificara una morada adecuada para el SEÑOR.

Sin embargo, esa misma noche vino palabra del SEÑOR a Natán con un mensaje para el rey. Dios le recordaba a David que el siempre había andado con su pueblo y que se había movido en medio de ellos en una edificación sencilla, en forma de tienda, yendo de “tienda en tienda, y de tabernáculo en tabernáculo.”

Dios le declaro a David que El no necesita realmente de una casa de cedro para morar en ella, y concluyo diciéndole que su propósito era edificarle una casa a David, y que el establecería para siempre al hijo de David en su casa y en su Reino ( ver Crónicas 17:13-14).

La promesa inmediata era para Salomón, quien edificaría el templo que David quería levantar; pero la promesa iba más allá de Salomón y llegaría hasta el Día de Cristo, el hijo más grande de David, quien heredaría “las misericordias fieles de David,” y edificaría un templo no echo de mano.”

David quedo realmente abrumado por esta revelación. Fue “ y estuvo delante del SEÑOR,” y en su respuesta para el SEÑOR no hubo nada que, en verdad, él pudiera decir como no fuera ensalzar el Nombre grande y glorioso de Dios.

Termina su oración diciendo sencillamente: “ SEÑOR, haz como has dicho.”
De la Tienda al Templo.  George H. Warnock

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