El otro día, mientras hablaba con George Davis, él mencionó el siguiente versículo:
Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová; como el alba está dispuesta su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra. (Oseas 6:3)
“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová”. Estas palabras, como sucede con tanta frecuencia en congregaciones guiadas por el Espíritu, atraparon totalmente mi atención. ¿Con qué frecuencia buscamos realmente al Señor? La palabra en hebreo traducida como proseguir en este pasaje significa perseguir, como un ejército cuando persigue a su enemigo.
Incluso es traducida como perseguir en la versión King James. Muchos nos conformamos con decir, “Conozco a Jesús”, y en ese instante acaba nuestra búsqueda activa, sentados en nuestros cómodos bancos, como si estuviéramos viendo un partido de fútbol en la tele, y dejáramos que los profesionales hicieran toda la búsqueda por nosotros.
El problema es que la mayoría de los profesionales en la iglesia de hoy están más que dispuestos a hacer toda la búsqueda siempre que nosotros estemos dispuestos a seguir pagándoles sus sueldos y no corramos hacia el campo de juego.“Conoceremos (palabra hebrea yada), si proseguimos”. (1) Esta palabra yada es equivalente a la palabra griega ginosko. Ambas se usaron tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento para describir un acto de intimidad entre un hombre y una mujer (lee Génesis 4:1 y Mateo 1:24-25).
“Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” (Mateo 7:22-23)
Cuando la Escritura hace una declaración que parece contradecir otra parte de las Escrituras, intento investigar para descubrir por qué. ¿Cómo es posible que el Dios que todo lo conoce NO CONOCIERA a alguien de Su propia creación? Ni siquiera dice que conociera una vez y que hubiera dejado de conocer después, sino que dice, “Nunca os conocí”. Debemos llegar a la conclusión de que esta palabra significa algo más que mero conocimiento mental.
Jesús está diciendo a estas cabras religiosas con sus obras religiosas que el nunca ha tenido una relación íntima con ellas. Las obras que hicieron—expulsar demonios, profetizar y obrar maravillas—nunca fueron concebidas por un conocimiento íntimo entre Dios y ellos. Así que como dijo Oseas, “entonces conoceremos SI proseguimos en conocer…”Dios espera esa misma búsqueda que el hombre joven tiene hacia la mujer joven.
El joven es motivado por una búsqueda de la joven hasta que se enamoran, se comprometen, se casan y el matrimonio es completamente consumado cuando llegan a ser una sola carne.