15 de diciembre de 2011

LA CARNE RELIGIOSA


Phil Beach Jr

Quizás una de las trampas más grandes a la que nos enfrentaremos al caminar con el Salvador, creciendo en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesús, será la tentación de ofrecer al Señor el aspecto religioso de nuestra carne.

En el comienzo de nuestro caminar con Jesús, el Señor puede mostrarnos con bastante claridad los males de nuestra vieja naturaleza, los pecados de Gálatas 5, por nombre inmoralidad sexual, impureza y libertinaje, discordia, celos, arranques de ira y enojo, egoísmo, ambiciones egoístas de toda clase, borracheras, y cosas semejantes.

En general, aprendemos muy pronto por el Señor, a romper completamente con estos pecados de la carne y a no tener nada que ver con ellos, no haciendo ni siquiera provisión para su expresión en absoluto.

Aprendemos desde muy pronto, o al menos así debería ser, a declarar la guerra a estas obras, y por el poder de la vida de Jesús, y al andar en el Espíritu, a matar a estas traicioneras obras de la carne mediante la inanición, escapando de esta forma a su poder. Con todo lo maravilloso que esto pueda ser, hay otro aspecto de la vida de la carne que es igualmente corrupto y rechazado por el Señor.

Trágicamente, sólo aprendemos a veces a resistir el aspecto malo abiertamente, fracasando completamente en el otro aspecto, que es su aparentemente buena naturaleza religiosa.

La carne es carne, y aunque podamos ofrecer lo mejor de nosotros mismos a Dios, completamente revestidos de piedad, devoción, fidelidad a las Escrituras, deseo ardiente de oración; teniendo todo ello una forma de piedad, una forma de vida de Cristo, una forma de justicia y de verdadera santidad, seguiremos ofreciendo carne, vacía de poder de Dios y de la presencia de Cristo, que da vida.

Hay un ámbito completo de la carne que está listo y dispuesto a levantarse en esta clase de expresión, muy bien escondida a los que no disciernen.

Exponiendo la carne religiosa - Phil Beach Jr

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