.Charles E. Newbold Jr.
Si no damos el apoyo que se espera a
la Cosa y sus programas, tanto si queremos como si no, si somos llamados a
servir a una cierta capacidad o no, se nos hace sentir culpables. ¿Te has
sentido culpable alguna vez por dejar de cumplir una función de la iglesia? Esas vocecitas llenas de
vergüenza en tu cabeza susurran: “malo, malo”. “Fue mi culpa que el programa
fracasara. No di suficiente de mi dinero y de mi tiempo a ello.” Puedes estar seguro por estos sentimientos de que estas
sirviendo a la Cosa, no al Maestro.
Cuando el liderazgo de la iglesia nos pide que hagamos un
compromiso con la iglesia, en
realidad se nos está pidiendo que hagamos un compromiso con la Cosa. Nuestra
lealtad se mide por como servimos a esta
Cosa. Se piensa de nosotros que somos cristianos perezosos si no la apoyamos; y si ni siquiera asistimos
a una iglesia local, se asume que nos
hemos apartado.
Por otro lado, cuando “hacemos” iglesia, tenemos expectativas de como ha
de ser. Tiene que funcionar conforme a nuestras expectativas, o sentiremos que
nos ha fallado.
Si la Cosa tiene que funcionar de un
modo concreto antes de que tenga éxito, entonces aquellos que la apoyan van a sentir la presión de
obrar de forma que la conviertan en
un éxito. Si no se convierte en un
éxito, habrá alguien a quién culpar. O bien es culpa de la gente, del pastor,
del director del coro, o del consejo.
¿Qué pasa si tu y yo tenemos
expectativas diferentes sobre como debería funcionar una iglesia? Tendremos conflicto. Siempre habrá conflicto en la iglesia porque siempre habrá
expectativas en conflicto. Son las expectativas del hombre, no las de Dios.
El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr.
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