La
Babilonia espiritual se caracteriza por el orgullo. La naturaleza orgullosa del
YO piensa que sabe. Piensa que sabe mejor que Dios. Toma decisiones todo el
día, cada día, sin consultar con Dios, sin ni siquiera pedir sabiduría. Cuando
somos golpeados con el orgullo, somos levantados en quienes pensamos que somos
y lo que pensamos que sabemos. El Yo es orgulloso, arrogante, y altivo. “El
conocimiento envanece”. 1ª Cor. 8:1.
La
Babilonia espiritual esta asociada con la arrogancia de aquellos que seguían a
Nimrod a la tierra de Sinar (Babel). {10}
La Biblia dice que todos eran de
una sola lengua, y un discurso, y se decían el uno al otro, “Hagamos ladrillo y
cozámoslo con fuego”. Y sustituyeron la piedra por el ladrillo, y cambiaron la
mezcla por el asfalto. Y dijeron,
“Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue el cielo, y
hagámonos un nombre”. Gén. 11:3-4.
Las
iglesias y los ministerios están atrapados por la tentación orgullosa de
congregar a un gran número de personas, edificar grandes edificios con
campanarios apuntando al cielo, y hacerse nombres para sí mismos, sucumbiendo a
la tentación de exaltar el Yo. Damos nombre a nuestras iglesias, ministerios e
instituciones, por nosotros mismos. Dedicamos las vidrieras y los bancos en
memoria de los hombres. Ponemos nuestros nombres sobre objetos para nuestra
propia gloria.
¡Que
contraste con los que siguen a Jesús! Como Pablo exhortó, “Haya pues en
vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma
de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y
estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte y muerte de cruz.” Fil.2:5-8.
El Sistema de la Iglesia Ramera -
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