5 de noviembre de 2014

PREEMINENCIA DE LA INSTITUCIÓN


Charles E. Newbold Jr

Nuestras instituciones con frecuencia se vuelven más importantes que la gente para las que se crearon. Aquí tenemos un buen ejemplo. Corría el año 1750.
Los misioneros jesuitas se hallaban alrededor de las tierras fronterizas de Argentina, Paraguay y Brasil. Los portugueses querían tomar la posesión del territorio y hacer que la misión les transfiriera la tierra a ellos.  Comenzó la guerra contra la misión y muchos de los nativos perdieron sus vidas en la batalla. En la película La Misión, sobre esta historia verídica, el padre Gabriel estaba perplejo por la decisión de sus superiores de sacrificar las vidas de los nativos para que pudieran cumplir con las demandas portuguesas.

El Señor Hatar, tratando de lograr que el Padre Gabriel entendiera, preguntó lo que él pensaba que estaba en juego en este asunto.

“Yo creo que la obra de Dios esta en juego aquí”, contestó el Padre Gabriel ingenuamente.
“no”, contestó el Señor Hatar. “Lo que está en juego es la misma existencia de la orden Jesuita tanto aquí como en Europa”.
Para salvar la orden, el Señor Hatar hizo lo que él pensaba que tenía que hacer. Permitió la matanza de muchos nativos y la destrucción de la misión. Su base lógica “Si los Jesuitas resisten a los portugueses, entonces la orden jesuita será expulsada de Portugal—y si de Portugal y España, quizás también de Italia, quien sabe. Si tu orden (jesuita) ha de sobrevivir, Padre, la misión aquí tiene que ser sacrificada.” {14}. La preservación de la institución—en este caso la orden Jesuita—era una causa mayor que las vidas de la gente que vino a salvar.

Cuando vemos la verdad e intentamos hablar en contra de los abusos de la institucionalización, se nos mira como el enemigo. No somos útiles a la institución. Cuando cesamos de ser de útiles a la institución, la institución busca formas de expulsarnos.

El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr

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