Charles E. Newbold Jr
Cuanto más tiempo
pasamos en nuestras instituciones, mas nos volvemos como ellas. Hace unos años
me desperté de un sueño en el que alguien me decía: “Ten cuidado de no volverte
como el club al que te unas”. Este dicho tenía un giro de humor cuando lo oí en
el sueño. Por otro lado, sonaba como una advertencia de no volverme como
aquello a lo que uniera.
Por otro lado sugería que ya estaba en el club
al que me había unido. ¿Por qué otra razón me uniría a ello? Un club está
compuesto por gente. Una vez que te unes al club, tú eres el club. Una vez que
te unes a una iglesia, tú eres esa iglesia.
Algo dentro de nosotros
nos atrae a las cosas a las que nos unimos. Poco después de unirnos a esas
cosas, parece que tenga la forma de poseernos. Se convierten en nosotros, y
nosotros nos convertimos en ellas. Encontramos nuestra identidad en ellas. Nos
jactamos, “Soy presbiteriano”, “Soy bautista”, “Soy metodista”, “Soy católico
romano”, “Soy pentecostal”. Después no podemos resistir preguntar, “¿Qué eres
tú?”
Jesús nos dijo que
nosotros estábamos en Él y Él en nosotros, así como Él estaba en el Padre y el
Padre en Él. Esa no fue mi experiencia al crecer en la iglesia institucional. Yo me
sentía mas unido a ella que a Cristo.
Yo estaba en ella y ella estaba en mí. Estaba programado para ser uno con ella, y para llevar a otros a esa unión
mística, profana, e ilegal con ella.
O estamos en Cristo o estamos en la ramera.
El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr
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