4 de noviembre de 2014

YO EXALTADO


Charles E. Newbold Jr.

La Babilonia espiritual se caracteriza por la exaltación del Yo. El Yo exaltado dice “Yo puedo salvarme, sanarme, librarme y arreglarme a mi mismo”. “Aumentaré mi conocimiento de la ciencia, mi poder en la política, mis obras en la religión, mis inversiones en la bolsa, mi percepción de la psicología del hombre”. “Cambiaré la genética de los humanos, los clonaré, abortaré bebés, y cambiaré las leyes de tal forma que me sienta cómodo haciendo estas cosas”. “Me transformaré en un artista, en una estrella del rock, en un modelo, en una estrella del deporte, en un político, en un escritor, músico, o tele-evangelista para poder conseguir fama y fortuna. Podré edificar una ‘iglesia’ en torno a mis revelaciones, y mis programas por los que puedo dar a entender a otros que pueden ser salvos, sanados y liberados”.

Este es el espíritu del rey de Babilonia en nuestros corazones, que Isaías llama Lucifer (“el que lleva la luz”-el otro nombre de Satanás). De él, escribe Isaías: “¡Como caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste de la tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte de mi testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo. Más tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.” Isaías 14:12-15.. “YO”,”YO”, “YO”.

El rey de Babilonia, Nabucodonosor, caminaba por el palacio de su reino y dijo: “¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Daniel 4:30. Los que nos exaltamos a nosotros mismos como el rey Nabucodonosor, seremos humillados como el rey Nabucodonosor. “Aún estaba la palabra en la boca de rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti.” Daniel 4:31. Fue apartado de los hombres para morar en el campo con las bestias, donde comía hierba como los bueyes, posiblemente durante siete años. Esto le sucedió para que pudiera llegar a saber que el Dios Altísimo gobierna en el reino de los hombres y da reinos a quien Él quiera. Daniel 4:32.

Hemos creído la mentira de la serpiente en el jardín. Creemos que somos nuestro propio dios. ¡Qué patético! Nos adherimos de tal forma a esta mentira que es percibida como verdad y como algo digno de ser deseado. Nos estimamos a nosotros mismos más que a Dios.
Jesús dijo: “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla, será enaltecido.” Mateo 23:12.

El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr.

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