3 de diciembre de 2014

EL ESCANDALO DE LA CRUZ


George Warnock

“Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura.” (1ª Cor. 1:23).

¡Aquí yace el verdadero problema! El pueblo de Dios no quiere convertirse en objeto de “escándalo”. No queremos ser un prototipo, un reproche a un mundo al que hemos de acomodarnos para ganar su favor.

De este modo puedes “unirte a la Iglesia” y olvidarte de casi todo lo demás—siempre que abandones algunos de los pecados externos y extremos que la ética cristiana no permite. Pero cuando evitamos el escándalo de la Cruz, estamos eliminando de nuestra forma de vida ese instrumento de muerte que Dios ordenó para golpear a nuestra naturaleza carnal y a los corazones carnales de los hombres a nuestro alrededor. Pablo dijo, “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.” (Gál. 6:14).

Coronado con Aceite -  George Warnock

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