26 de abril de 2016

REBELIÓN Y TERQUEDAD


Charles E. Newbold Jr., 

Jesús detestaba la rebelión y terquedad de los fariseos. “Más ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! Porque cerráis el Reino de los Cielos delante de los hombres, pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.” Mat. 23:13.

Muchos de los fariseos tuvieron que haber sabido por su conocimiento concienzudo de las Escrituras que Jesús era el Mesías. Existían demasiadas coincidencias entre las profecías del Antiguo Testamento y los eventos de la vida de Jesús, para que fueran ignorados. ¡Lo sabían! Pero no querían creer (Lee Juan 9:39-41). Se habían comprometido con el sistema del mundo para poder ganar poder, posición, riquezas y dominio. Aunque muchos fariseos creyeron y se volvieron a Jesús, la mayoría no lo hicieron. Los que no creyeron endurecieron sus corazones contra la verdad. Rehusaron entrar e igualmente estorbaron a otros para que no entraran.

Muchos líderes en el sistema de iglesia deberían saber que mantienen a “su” membresía como rehén,  por medio de la rigidez de sus sistemas de creencias gubernamentales, y que además, rehúsan dejarla libre. Enseñan y predican a la iglesia, obras de iglesia y membresía de iglesia, como “el camino”. Necesitan el compromiso de parte de su membresía para edificar un reino para ellos mismos.

Las personas se quedan atrapadas en esos lugares. Los que dirigen las iglesias nos invitan a quedarnos quietos en su lugar para siempre, y nos culpan de ir de sitio en sitio. Los que permanecen en esos lugares, reciben el mismo maná viejo y lleno de gusanos. El crecimiento espiritual es mínimo, si es que lo hay. Cualquier crecimiento que alguien pueda experimentar es probablemente experimentado fuera de ese lugar.
El crecimiento espiritual, es en realidad, un viaje espiritual. Es un viaje que responde al llamado de Jesús, “ven y sígueme”. “Pero Señor, déjame que vaya y primero entierre a mi padre”. A eso, Él sigue respondiendo: “Que los muertos entierren a sus muertos” Lucas 9:59-60. Si te encuentras en un lugar muerto, levántate y sigue el Camino, Jesús. Jesús es el Camino, no un lugar. Si hemos de seguir a Jesús, no debemos quedarnos atrapados en un lugar. La iglesia, tal y como la conocemos hoy, es un control policial a Jesús.

El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr., 

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