Charles E. Newbold Jr
La gente egoísta que gobierna las iglesias a menudo adula a sus candidatos
para ganarlos. “Vosotros dos tenéis tanto qué ofrecer. Es una lástima que no
estéis involucrados en una iglesia en
algún sitio.” Ese argumento lo han usado con mi esposa y conmigo unas pocas
veces. Nos decían que éramos la pareja ideal en una iglesia a la que asistimos. Creo que la intención era adularnos,
pero no nos aduló.
La adulación es tentadora, seductora y
engañosa. Cuando no vemos lo que nos está sucediendo, somos atrapados por ello.
Tiene el motivo engañoso de alabarnos para ganar nuestro favor. Un verdadero
cumplido no tiene un motivo oculto, pero los que adulan, están tratando de
sacar algo de nosotros para ellos, con su actitud encantadora. Son como la
mujer adúltera de Proverbios 7:4-5, que caza a los creyentes que carecen de
discernimiento. “Di a la sabiduría, tu
eres mi hermana, y a la
inteligencia llama parienta, para que te guarden de la mujer extraña
(adúltera), y de la extraña que ablanda sus palabras.”
La adulación es un llamado a la carne buscando grandeza,
esplendor, placer sensual, éxito y riquezas—todas ellas relacionadas con cosas
del mundo.
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