Virgilio Zaballos
En
el pasaje que hemos citado anteriormente de Mateo 9:35-38; Jesús nos
abre su corazón de pastor. Nos revela la visión que tiene y el plan
para que sus discípulos puedan realizarla.
La
visión de Jesús
Mateo
dice: “Al ver las multitudes”. Jesús miró físicamente a las
personas y penetró a una dimensión espiritual que no todos pueden
ver. Al verlas, sus entrañas se conmovieron porque las vio
“desamparadas y dispersas como ovejas sin pastor”. Es decir, en
peligro. Vio la falta de cobertura y protección. Las vio sin vallado
y con el lobo acechando. Las vio divididas, cada una en sus asuntos,
-entreteniendo la vida- y confundidas. Las vio sin pastores con
misericordia para cuidarlas. Esta visión turbó a Jesús y la
compartió con aquellos que más se acercaban a los sentimientos que
él tenía -sus discípulos- Por eso les había dicho en otra
ocasión: “Alzad vuestros ojos y mirad los campos, (la mies) porque
están blancos para la siega” (Jn.4:35). Sin visión el pueblo
perece y se desenfrena (Pr.29: 18). Una iglesia sin líderes con
visión profética -dada por el Espíritu Santo- ha perdido el
sentido de su existencia.
Esa
visión solo puede venir a nosotros cuando estamos caminando cerca
del Maestro; cuando nos fundimos con su mismo sentir y dejamos que el
Espíritu Santo -sobre todo en la vida de oración- pueda colocar en
nosotros los pensamientos de Dios. Esta visión sólo la reciben
aquellos que el Señor llama al monte para transmitirles sus planes.
“...Subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron
a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él , y para
enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad...” (Mr.3: 13-15).
Esa visión debe llegar luego al pueblo y unirse con su líder.
El milagro de una Vida Equilibrada - Virgilio Zaballos
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