George Warnock
“Alabad al SEÑOR desde la tierra... fuego y granizo,
nieve y bruma;
Viento tempestuoso que cumple su palabra.” (Salmos 148:7-8).
Las
hermanas llorosas dijeron, “Señor, Si hubieras estado aquí mi hermano no habría
muerto.” Pero Jesús ya había dicho a Sus discípulos que era para la gloria de
Dios que Él no hubiera estado allí. ¡El viento
tempestuoso cumple Su Palabra!
“¿Qué discusiones
son estas que tenéis entre vosotros mientras vais andando?” Y ellos se
detuvieron, con semblante triste. ”¿Eres tú
el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han
acontecido en estos días?” ”¿Qué cosas?” Y
ellos le dijeron: “Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta
poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo. Estábamos
seguros de que Él era el Mesías, pero Le crucificaron hace tres días. Hay
rumores de que ha resucitado, ¡Pero es difícil creerlo!” ¡Vientos tempestuosos
cumpliendo Su Palabra!
María Magdalena se quedó llorando junto al sepulcro y sus ojos se llenaron de tantas lágrimas que no podía discernir el rostro de Aquel a quien ella amaba, a su lado. ¡Vientos tempestuosos cumpliendo Su Palabra!
Escucha el triste
lamento de Jacob: “José no parece y Simeón tampoco; y a Benjamín le llevaréis;
¡contra mí son todas estas cosas!” Si sólo supiera... Todas estas cosas estaban
obrando para bien y para la gloria de Dios, que había sacado a José de la
prisión y lo había sentado sobre príncipes. ¡Vientos tempestuosos cumpliendo Su
palabra!”
“No me llaméis
Noemí, sino llamadme Mara”, dijo Noemí a
sus amigos y familiares en Israel cuando
regresaba de la tierra de Moab. “Porque el Todopoderoso me ha afligido”. ¡Qué
poco podía ella imaginar que Dios estaba obrando en su vida el secreto de Su
propia voluntad, y preparando el camino para el nacimiento de David, y del Hijo
de David y el Señor en los siglos por venir! ¡Vientos tempestuosos cumpliendo
Su palabra!
En el huerto de Dios - George Warnock
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