11 de agosto de 2018

LA EXPLOSION DE LA PRIMAVERA


George Warnock

Ven a mi Jardín cuando irrumpa la primavera sobre nosotros. Ya no hay más lamentación por el frío sufrido. Ya no hay más condenación sobre otros por haber causado un invierno tan duro y tan frío. Ni siquiera seguimos sintiéndonos mal por nosotros mismos... sólo por haber entendido mal a Dios por las horas de la crudeza invernal. Ahora podemos afirmar con el apóstol, “la tribulación produce paciencia, y la paciencia, prueba y la prueba, esperanza, y la esperanza no avergüenza, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” (Rom. 5:3-5). Ahora podemos decir con el corazón contrito de José, “no os entristezcáis ni os pese por haberme vendido aquí; pues para preservar vidas me envió Dios delante de vosotros.” (Gén. 45:5). Ahora podemos decir con Job, “He sabido de ti sólo de oídas,  pero ahora mis ojos te ven. Por eso me retracto y me arrepiento en polvo y ceniza.” (Job 42:5-6). Antes de su prueba tenía cierto conocimiento de Dios... un concepto teológico de Dios, pero todo esto pasa en la manifestación de Su presencia. No era fácil ver el sol al estar bajo la nieve, helado y frío, inmóvil e indiferente.  Pero estaba en todo eso, brillando tan brillantemente como siempre y tan caliente como siempre también.

La misma palabra de Dios que trajo el invierno, igualmente trajo la hora de la primavera. La misma palabra que vino a José en sueños y revelaciones, igualmente le llevó a Egipto, y le probó con barras de bronce... y más tarde le liberó para traer vida y bendición a Egipto y a Canaán y a otras naciones que habían experimentado el hambre. “Hasta que su palabra (predicción) se cumplió; la palabra del SEÑOR lo puso a prueba.”(Salmos 105:19). Dios no nos ama menos cuando yacemos helados bajo el suelo, ni más cuando comenzamos a germinar y a brotar ante el calor de la primavera. Lo único es que sentimos más Su amor en el tiempo de la primavera. Pero ambas condiciones son necesarias para la operación de Sus propósitos especiales propios. La prueba del verdadero amor no es lo bien que se aprecia. Más bien--¿Estamos andando en obediencia al Señor? “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que ama.” (Juan 14:21). Este es el termómetro que prueba nuestro amor...

El huerto de Dios - George Warnock

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