Pablo, escribiendo a los romanos dijo:
¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.
Concluimos, pues, que el hombre es
justificado por fe sin las obras de la ley. ¿Es Dios solamente Dios de
los judíos? ¿No es también Dios de los gentiles? Ciertamente, también de los
gentiles. Porque Dios es uno, y él justificará por la fe a los de la
circuncisión, y por medio de la fe a los de la incircuncisión. ¿Luego por la fe invalidamos la ley? En
ninguna manera, sino que confirmamos la ley. (Rom. 3:27-31)
¿No ven santos? ¡A través de la fe en Jesucristo de
Nazaret, usted cumple toda la ley! “…porque el fin de la ley es Cristo, para
justicia a todo aquel que cree (Rom. 10:4). Jesús puso fin a todas las demandas
de justicia de la ley a través de su perfecto sacrificio. ¡Rompa ese encanto de
guardar la ley que lo tiene a usted cautivo!
Nuevamente en el libro de Romanos Pablo dice:
Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne,
Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; para que
la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la
carne, sino conforme al Espíritu (Rom. 8:3-4).
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que
redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la
adopción de hijos. (Gál. 4:4-5)
Esta palabra redimiese es exagorazo. De acuerdo al
diccionario Strong, el autor de la famosa concordancia analítica, exagorazo
significa “redimir por pago de un precio, recobrar del poder de otro, rescatar,
comprar todo, metafóricamente de Cristo
liberando la forma electa de dominio de la Ley Mosaica y el precio de su muerte
vicaria”.
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