19 de febrero de 2013

NUESTROS LUGARES ALTOS


Charles E. Newbold Jr.


Nosotros, como con el Israel de antaño, tenemos nuestros ídolos. Nuestros ídolos son nuestros lugares altos. Nuestros lugares altos son esas cosas que deseamos por encima de nuestra consagración a Dios. Nosotros también hemos ido tras las fornicaciones de los dioses de nuestra propia creación. Quemamos “Incienso” a la obra de nuestras manos y a las imaginaciones de nuestras mentes, cuando nos enorgullecemos en nuestros logros.

Cosas como la ciencia, el gobierno, la bolsa, la religión, las artes, las dietas, el entretenimiento y los deportes, pueden obrar para nuestro bien, pero pueden convertirse en idolátricos cuando ponemos nuestra confianza en ellos más que en Dios. Nos hacemos a nosotros mismos Dios.

Esta fue la mentira en el jardín del Edén: si pudiéramos haber conocido como Dios conoce, nos haríamos como Dios. Así, en Adán nos llenamos de conocimiento, y el conocimiento se convirtió en una maldición para nosotros. Jugamos a Dios cuando nos gloriamos en nuestras capacidades intelectuales para figurar cosas, razonar cosas, entender cosas, inventar cosas, e imaginar incluso logros mayores. Exaltamos aquello que pensamos que sabemos por encima del conocimiento de Dios y esto nos mantiene a distancia de Dios y nos estorba para entrar en intimidad con el Padre-Dios, nuestro Creador. El conocimiento envanecido es la arrogancia del Yo, y el Yo es ese monte alto sobre el que edificamos nuestros altares.

 El Sistema de La Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr.

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