George Warnock
En este gran conflicto que se levanta entre
las fuerzas del bien y del mal, debemos entender el patrón de guerra tan simple
que Dios ha enviado en Su Palabra para el triunfo final del pueblo de Dios. Y
debemos estar seguros de que la “batalla es del SEÑOR” y no nuestra. Dejar de
ver y de entender algunos de estos principios simples solo podrá llevar a una
frustración y perplejidad prolongadas al buscar frenar la inundación de
iniquidad que se ha desatado sobre el pueblo de Dios.
La iglesia de Jesucristo ha estado demasiado
tiempo a la defensiva. De hecho, la victoria para el pueblo de Dios
generalmente se ha visto desde un punto de vista negativo, incluso a los
pensadores positivos de la Iglesia. Simplemente que sepas como ahuyentar el ataque
del Enemigo… simplemente que sepas guardar lo tuyo… descubre como ser sanado de
alguna enfermedad física o recuperarte de algún revés espiritual. Muy bien.
Pero llega la hora en que Dios va a movilizar a Su ejército para una arremetida
final y decisiva sobre las puertas del infierno, para que Su Iglesia pueda
levantarse en la batalla con una victoria y triunfo totales.
Deberíamos decir... que la batalla venidera es
la final, porque la batalla decisiva ya ha sido batallada y vencida. Cuando
Jesús murió en la Cruz, ahí y en ese momento “Él despojó a los principados y a
las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.”
(Col. 2:15). Era allí en la Cruz donde Cristo, “por su muerte”, destruiría a
aquel que “tenía el poder de la muerte, es decir, al diablo” (Heb. 2:14).
Pero la batalla de que hablamos es la batalla
final… el día y la hora en que Dios ejecutará la sentencia que fue aprobada en
la Cruz, y aplastará a las huestes de maldad bajo nuestros pies:
“El Dios de paz aplastará pronto a Satanás
debajo de vuestros pies.” (Rom. 16:20).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario