Usted ve que los padres de la iglesia primitiva nunca enseñaron diezmar o
muchas de las reglas ya sean escritas o implicadas en nuestras iglesias de hoy
en día. Ellos creían en el poder de una vida cambiada con un nuevo corazón que
guía al creyente a toda justicia. Y ellos también creían que Dios supliría cada
una de sus necesidades de Sus riquezas en gloria.
Pablo tuvo que confrontar a ciertos miembros judíos de la iglesia que
trataban de conseguir que los Gentiles empezasen a guardar la ley. Finalmente
él tuvo un enfrentamiento con ellos en Jerusalén y el resultado de eso fue el
siguiente decreto: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no
imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo
sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales
cosas si os guardareis, bien haréis”. (Hch. 15:28-29)
¿No hubiese sido éste un excelente momento para establecer la ley del
diezmo en el Nuevo Testamento? ¡Si este hubiese sido un decreto venido de los
gobernantes de las iglesias y denominaciones de hoy en día, hubiese estado en
lo primero de la lista!
Estos son los cuatro mandamientos a los Gentiles en los cuales los
apóstoles estuvieron de acuerdo:
II.
No comerás sangre.
III.
No comerás carne de cosas estranguladas.
IV.
No fornicarás.
Yo puedo con eso ¿puede usted? Todas las cuatro son buenas para su salud
física y espiritual.
Muchos de nosotros después de haber venido a Jesús fuimos advertidos de
ciertas cosas que se esperaban de nosotros por los clérigos (y otros hacedores
de bien) ahora que eramos “libres” en Jesús. Su lista do “hacer - no hacer”
puede haber sido similar a esta:
1) Como cristiano usted
debe dar el 10% de su ingreso total a la iglesia.
2) No debe fumar o masticar
tabaco (o salir con chicas que lo hacen).
3) Usted debe orar y leer
su Biblia todos los días.
4) No debe drogarse o beber
alcohol.
5) Usted se debe bautizar.
6) Usted debe ir a la
iglesia todos los domingos, mañana y tarde, y los miércoles de noche también
seria bueno.
7) Usted debe someterse a
la cobertura de su pastor.
8) Usted se debe cortar el
pelo.
9) No debe salir con
hombres o mujeres que no sean salvos.
10) Debe tener cuidado de
las películas que mira.
11) No debe bailar.
12) No debe ver más a sus
amigos en el bar.
13) ¡Mantenga juntas sus
rodillas!
… Y continúa.
Ahora, ¿se siente usted todavía libre?
Verá usted, Jesús vino a libertar al hombre de la carga del pecado y de la
ley. El se levantó en la sinagoga en Nazaret y leyó de Isaías:
El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar
buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a
los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. (Luc. 4:18-19)
Dios ha enviado a Jesús a romper TODO yugo y liberar CADA carga, especialmente aquellas puestas sobre
los hombros del creyente por hombres que deberían saber mejor. Isaías también
profetizó:
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad,
soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que
rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres
errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te
escondas de tu hermano? (Is. 58:6-7)
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