Subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos
aparte en el camino, y les dijo: He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del
Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le
condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, le
azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.
Inmediatamente después de esto, allí mismo en el
siguiente versículo, la madre de Santiago y Juan vino a Jesús con sus dos
hijos, postrándose ante El. Jesús le dijo a ella en forma directa, “¿Qué
quieres?” Ella contestó, “Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos
míos, el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda”. (¿Cuán a menudo hemos
“adorado a Jesús” para obtener algo a cambio?) ¡Realmente ellos no lo estaban
captando! ¿No habían ellos oído ni siquiera una de las palabras que Jesús había
dicho? Jesús respondió: “No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo
he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?”
Santiago y Juan respondieron “Podemos”. Jesús les dijo, “A la verdad, de mi
vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados;
pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a
aquellos para quienes está preparado por mi Padre”.
Hay un debido orden en el Reino de Dios… primero la copa y el bautismo…
luego la corona. No es una corona que inmediatamente está frente a nosotros
cuando devotamente le adoramos, lo que está frente a nosotros es la cruz. No es
una coronación, sino la copa, la identificación con los sufrimientos de Cristo.
Aquellos que buscan promoción en Su Reino no saben lo que están pidiendo. Si
supieran acerca de la copa y el bautismo no estarían tan entusiasmados. Dios
estableció sufrimiento entre el discípulo y el trono. “Es necesario que a
través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch. 14:22). Si
padecemos con El, reinaremos con El. Jesús usó este evento para enseñar una
clase de autoridad que el mundo nunca había visto antes y la cual los hombres
todavía luchan por verla en nuestros días.
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