Charles E. Newbold Jr
Aquella
mañana era diferente de la mañana cuando Nabot probó las maduras y
frescas uvas de su viña. Esta mañana Acab se había levantado
temprano para ver los campos arados de la viña de Nabot, en un
momento en el que la muerte de Nabot todavía rondaba cada surco de
la tierra. A Acab, esto no podía importarle menos. Tenía lo que
quería, o al menos, así pensaba él.
Un
airado Elías, con el fuego de la unción de Dios en sus ojos, no
perdió tiempo ni intercambió cortesías. “¿No mataste, y también
has despojado?” Y volverás a hablarle: “Así ha dicho Jehová
:’En
el mismo lugar donde lamieron los perros la sangre
de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre’.”
1ª Reyes 21:19
Tambaleándose
sobre su propia ineptitud, Acab preguntó a Elías, “¿Me hallaste,
enemigo mío?” Los Acabs siempre verán a los verdaderos profetas
de Dios como sus enemigos, porque los verdaderos profetas no les
dicen lo que los Acabs quieren oír.
“Te
hallé”, contestó Elías, “porque te vendiste
a obrar el mal a los ojos de Jehová”. Además, Dios declaró a
través de Elías, que traería el mal sobre Acab, cortaría su
postrimería y haría de su casa como la de Jeroboam y Basa por la
forma en que provocó a ira al Señor e hizo pecar a Israel. Y así
sucedió, tal y como Elías había profetizado.
El
Espíritu de Elías está siendo liberado hoy en parte para
pronunciar juicio contra los Acabs y Jezabeles que enseñan y seducen
a los siervos de Dios a cometer fornicación y a comer cosas
sacrificadas a los ídolos. Apoc. 2:20. ¡Cómo damos nuestro afecto,
tiempo, dinero, energías, hijos y cosas semejantes, a estos sistemas
idolátricos de iglesia
en los que nos hallamos!
El sistema de la Iglesia Ramera- Charles E. Newbold Jr
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