Virgilio Zaballos
En
el texto que tenemos como base en este capitulo encontramos a Jesús
en la casa de Marta y Maria. Estas dos hermanas nos dan un buen
ejemplo de lo que queremos decir. Las dos son buenas; las dos aman a
Jesús; las dos tienen el deseo sincero de agradar al Señor según
el carácter predominante de cada una. Sin embargo, Marta tiene
desordenadas las prioridades y Maria ha escogido el orden correcto.
¿Por qué sabemos esto? Por el testimonio que da Jesús en favor de
la postura de Maria. De este suceso en la casa de Marta y Maria
podernos sacar varias lecciones que debemos aprender en nuestra vida
diaria:
Que
el afán, la ansiedad y la turbación vienen por tener desorden en
las prioridades.
Que
la ansiedad nos roba el gozo de servir al Señor con alegría.
Que
servir con turbación de alma anula la eficacia de nuestro servicio a
Dios, a los hombres y a nosotros mismos.
Que
cuando Jesús habla sólo una cosa es necesario: OIRLE. Esto requiere
una disciplina que debe ser ejercitada para poder oír y hacer; estar
quietos y movernos en su momento.
Que
OIR a Dios es escoger la buena parte. Si nos movemos después de
haber oído bien la voz de Dios habremos ganado mucho tiempo.
Que
si OÍMOS correctamente sin turbación del alma, su palabra no nos
será quitada. El diablo no podrá robarla porque la habremos
entendido y asimilado correctamente. (Recuerda el capitulo sobre “oír
y hacer” y la explicación que dimos sobre la parábola del
sembrador). En ocasiones, el Señor tiene que llamar nuestra atención
de forma drástica paralizando en seco todo el desenfreno de
actividades que estamos realizando, para poder captar nuestro OIDO.
El milagro de una vida equilibrada - Virgilio Zaballos
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