8 de julio de 2018

LA CRUZ LIBERA LOS TRAUMAS DE LA VIDA


Virgilio Zaballos

La cruz establece el equilibrio entre Dios y el hombre; el hombre y el hombre; el hombre y la creación (Ef.2:14-16). La cruz nos desprende De todo aquello que puede causarnos un trauma. Separa las ligaduras opresivas -aunque sean muy humanas- que se pegan a nuestras almas de forma desordenada; por ejemplo: la familia, la economía, el éxito, la reputación, los bienes materiales, la honra y fama, la salud, nuestra realización personal y hasta la propia vida (Lc.14:26-27). Los traumas vienen cuando se nos quita aquello a lo que vivimos “enganchados”. Entonces nos frustramos, entramos en depresión y vacío, y nuestra existencia pierde su sentido. Jacob experimentó esta clase de experiencia. Su vida (alma) estaba ligada a la vida (alma) de Benjamín, y si algo desagradable le ocurría a su hijo quedaba atrapado en lazos opresores.

Lee el relato de Génesis,44:29-31. Y si tomáis también a éste de delante de mí, y le acontece algún desastre, haréis descender mis canas con dolor al Seol.
Ahora, pues, cuando vuelva yo a tu siervo mi padre, si el joven no va conmigo, como su vida está ligada a la vida de él, sucederá que cuando no vea al joven, morirá; y tus siervos harán descender las canas de tu siervo nuestro padre con dolor al Seol”

Aparece la misma ligadura en Génesis, 34:2,3. Y la vio Siquem hijo de Hamor heveo, príncipe de aquella tierra, y la tomó, y se acostó con ella, y la deshonró. Pero su alma se apegó a Dina la hija de Lea, y se enamoró de la joven, y habló al corazón de ella”

Ésta clase de unión es dañina y desequilibrada. Nuestra vida depende de Jesús y los lazos que suplantan esa dependencia acaban desestabilizando el orden que debemos seguir: Amarás al Señor tu Dios y al prójimo como a ti mismo. Ese es el orden divino y equilibrado. Abrahám vivió este orden. Su vida dependía de Dios y no de su hijo Isaac, por eso "por la fe Abrahám, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar de entre los muertos. de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir (Heb.11:17-19). El único trauma verdadero para el cristiano es la separación de Cristo. Nuestras vidas sí están ligadas a Jesús, por eso no podemos vivir separados de él (Jn.15:5). El apóstol Pablo nos dice que nuestra unión con Cristo es tan fuerte (1Co.6:17), que nada ni nadie nos podrá separar de su amor (Ro.8:38 39). Si llevar la cruz es una experiencia tan liberadora para nosotros, debemos entender bien qué significa esa verdad y a donde nos conduce.

El milagro de una vida Equilibrada - Virgilio Zaballos

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