2 de agosto de 2018

PARA MANTENERSE EN EQUILIBRIO


Virgilio Zaballos
El equilibrio para el hombre en general y el creyente en particular se origina EN EL CORAZÓN. Es del corazón (el espíritu) de donde emana la vida de Dios, y esa vida que se nos da en Jesús es la que produce el equilibrio verdadero del hombre.

 Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Pr.4:23). Sin embargo, vemos muchas personas desequilibradas y excéntricas (fuera del centro) en las iglesias. ¿Por qué? Porque el corazón se ha apartado de Dios (Jer.17:5) y se vuelve engañoso (Jer.17:9-10). De esa forma entra la confusión y la mezcla entre lo carnal y lo espiritual. La solución requiere una entrega sincera de todo corazón a Dios para que Él lo cuide y lo proteja. Dios sabe como tratarnos partiendo del epicentro de nuestro ser: el espíritu Dame hijo mío tu corazón” (Pr.23:26).

“Encamíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”  (Sal.139:23-24).

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Heb.4:12-13).

“...y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras” (Apc.2:23).

Es muy importante que estemos atentos al estado de nuestro corazón; no solo al físico con sus problemas de colesterol, infartos, etc.; si no mas aún a nuestra esencia espiritual para saber qué emana de nuestro interior.

Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él;  pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado. Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él.

Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado” (1Jn..3:19-24). Para saberlo debemos atender, al menos, a cuatro verdades principales que deben emanar del corazón. Veamos, según el capítulo diecisiete de Lucas, el manantial que nos mantendrá equilibrados: El perdón, la fe, la gratitud y la esperanza de Su venida.

El milagro de una vida Eqilibrada - Virgilio Zaballos

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