Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


3 de noviembre de 2012

IDOLATRIA: LA EXTENSIÓN DEL YO


Charles E. Newbold Jr.

Judson Cornwall afirma acertadamente, “La idolatría es principalmente la respuesta de la adoración personal hacia algo inferior que Jehová Dios, sea el Yo, un objeto hecho por nosotros mismos, o un concepto que podamos abrazar. Un ídolo es cualquier cosa, o alguien, incluido nosotros mismos, que recibe el crédito por las habilidades que solo Dios posee”.  Monty Stratton añade, “Cualquier imagen que tenemos de nosotros mismos que no sea la imagen que Dios tiene de nosotros, es un ídolo, es un dios falso”.
 
Nosotros, como seres creados, hacemos cosas y logramos cosas que llegamos a adorar. Ponemos esas cosas delante de nosotros y les hacemos homenajes, tanto si son canciones o novelas que escribamos, los atletas que creamos, los jardines que plantamos, los negocios que levantamos, los trofeos que ganamos, los hijos de los que somos padres, los cohetes que ponemos en órbita, las curas que inventamos, los sermones que predicamos, o las iglesias que institucionalizamos.  Vivimos a través de los ídolos que hemos hecho de estrellas de cine, estrellas de la canción, o estrellas del deporte. Queremos el poder que imaginamos que la fama y la fortuna nos concederían. Queremos ser dios, especialmente de nuestras propias vidas.
 
Aunque somos más grandes que las imágenes que creamos, aun así nos inclinamos ante ellas y les rendimos obediencia. Nos enorgullecemos tanto en nuestras obras. Dejamos que controlen nuestras vidas, nuestras emociones, y nuestras relaciones. Las amamos. Las miramos y nuestros corazones se hinchan de orgullo. Son extensiones idolátricas de nosotros mismos.
El Sistema de la Iglesia Ramera -Charles E. Newbold Jr.

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry