George Warnock
Las Escrituras hablan de dos juegos de
armadura completos: la del pueblo de Dios y la del Enemigo. La palabra griega
es “panoplia” de donde obtenemos la palabra inglesa rara vez usada “panoplia”.
La palabra es usada solo dos veces en el Nuevo Testamento: la primera aparición
de la misma refiriéndose a la panoplia de Satanás, y la segunda, refiriéndose a
la nuestra.
“Pero cuando viene otro más fuerte que él y
le vence, le quita todas sus armas en que confiaba, y reparte el botín.” (Lucas
11:22).
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para
que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Por tanto, tomad toda
la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes.” (Efesios 6:11-13).
Fíjate que hay dos hombres fuertes, y el más
fuerte hace tres cosas:
(1) Vence al hombre fuerte
(2) Le quita la panoplia al hombre fuerte
(3) Divide el botín entre los hombres fuertes
(1) Venciendo al Hombre fuerte
Esta clase de victoria va mucho más allá del
concepto ordinario de victoria, de algún modo un mero sobrevivir, simplemente
aferrándonos a lo nuestro, haciendo una incursión de éxito contra el enemigo y después
corriendo a resguardarnos a la guarida del zorro. Nuestro Señor no viene en
busca de una Iglesia derrotada, sino que viene a por una iglesia que es
gloriosa y triunfante. Sé que Cristo triunfó en la Cruz pero Su Iglesia aún se
humilla en la derrota—aunque disfrute muchísimo de sus marchas de victoria y
cante sobre sus victorias.
Pero Cristo triunfó totalmente en la Cruz.
Ahí Satanás fue robado no sólo de su poder (dunamis)—su capacidad para hacer
sus obras del mal. Pero también de su autoridad (exousia)— de su derecho a
dominar la raza Adámica y los reinos de este mundo. Así, Jesús dijo a Sus
discípulos, “He aquí os doy potestad (exousia) de hollar serpientes y escorpiones,
y sobre toda fuerza (dunamis) del enemigo, y nada os dañará.” (Lucas 10:19). Y
antes de marcharse les prometió que serían revestidos de poder (dunamis) de lo
alto. (Lucas 24:49). La panoplia de Satanás le ha sido quitada; porque Cristo
despojó a los principados y potestades, cuando murió en la Cruz (Col. 2:15). La
palabra “despojó” significa que los “desnudó”—les quitó su vestidura de la
batalla… Los desnudó.
¿Cómo entonces puede seguir hostigando y
atormentando al mundo y al pueblo de Dios? Lo ha hecho engrandeciendo la
oscuridad que hay en él y de este modo, devastando al mundo y al pueblo de Dios
con todos los atributos de la oscuridad: temor, tormento, incredulidad, lucha,
contienda, malicia, odio, división… y podríamos seguir y seguir con esto. Y
todo ello es una clase de ENGAÑO de una forma u otra. Por supuesto, esto ha
sido muy efectivo desde su propia perspectiva. Y el mundo entero yace bajo el control
del “dios de este mundo” (su título religioso) y del “príncipe de la potestad
del aire” (su título político). Su verdadera panoplia de PODER y AUTORIDAD le
ha sido quitada; de modo que ahora se continúa fortaleciendo, incluso después
de la Cruz, su panoplia de OSCURIDAD. Pero todo ello es un engaño, y es sólo en
el área de la oscuridad y del engaño dónde él puede hacer esto. Tiene éxito
porque “los hombres amaron más las tinieblas que la luz”. Tiene éxito porque
incluso nosotros, como creyentes, nos encontramos muchas veces entreteniendo ideas
que el enemigo planta en mentes carnales.
Nuestra guerra, por tanto, consiste en
ponernos “toda la armadura de Dios”, y mediante ello, negar al Enemigo
cualquier área en nosotros. Con esta panoplia divina de Dios, esta vestidura de
batalla completa, esta armadura completa… Dios ha asegurado a Su pueblo una
victoria total. El mundo entero yace en el regazo de la “maldad”, o con un
énfasis mayor, del “maligno” (1ª Juan 5:19); y “el dios de este mundo ha cegado
las mentes de los que no creen” (2ª Cor. 4:4). Sólo la ministración del evangelio
en el poder del Espíritu Santo puede quitar esta ceguera de los corazones de
los hombres, permitiéndoles creer. Que Dios nos ayude a comprender (y nos
extenderemos más en este tema más adelante)… que la ministración del evangelio
va mucho mas allá de una mera declaración de un mensaje, o escribir o hablar al
respecto. Tiene que ver con un pueblo que penetra en el mundo de oscuridad
asociándose a los poderes del reino celestial, familiarizándose con Dios y
siendo conocidos por Dios en la ciudadela de Sión. Sólo entonces podremos
soltar los grilletes de los corazones y las mentes de los hombres. No puedes
conseguir que los hombres sean sanos de su ceguera con palabras… y mucho menos
entreteniéndoles con frivolidad. Tiene que haber una sanidad… tienen que caer
escamas de sus ojos.
(2) Quitando la Panoplia al hombre fuerte
Esto es lo que Jesús hizo en la Cruz. Pero en
su derrota, Satanás sigue vistiéndose con la armadura de la oscuridad y del
engaño; y estás armas se han vuelto formidables en sus manos. Cuando no
entendemos que éstas son las únicas armas de Satanás, el pueblo de Dios se ha
gastado completamente en su esfuerzo por adquirir grandes y formidables (¿?)
armas para oponérsele, y su reino sigue tan fuerte como siempre. Con todos
nuestros esfuerzos, junto con todos los recursos de la tecnología moderna
(sobre la que el enemigo sigue ejerciendo dominio), hemos fracasado en producir
un impacto real sobre las fuerzas del mal que gobiernan el mundo.
La razón es bastante evidente: No nos hemos
dado cuenta de que sus únicas armas son las que operan en áreas de engaño y de
oscuridad: temor, odio, tormento, contienda, lucha y otras. Y aún seguimos
predicando el “evangelio” con estos atributos de la oscuridad todavía en
nuestros corazones. Pensando que él tiene gran poder, vamos por ahí tratando de
encajar arma con arma, números con números, recursos con recursos, tácticas con
tácticas, estrategia con estrategia. Él dispara y el pueblo de Dios se anima
comenzando a contraatacar. SI viene en contra de nosotros con lo que aparenta
ser un arma poderosa, intentaremos combatirlo. Si viene en contra de nosotros
con una técnica, nos ponemos justo ahí para enfrentarnos a su desafío,
afortunadamente con algo comparable o mejor. Si se levanta contra nosotros con
una gran hueste, haremos lo que podamos para reunir a una hueste mayor para
venir en contra de él. Si él marcha… entonces nosotros organizaremos una marcha
mayor, tratando de maniobrar en contra de él.
Con otras palabras, intentamos ir en contra
de él con sus propias armas, y él no es impresionado por esto en absoluto. ¿Qué
le importan a él vuestras pequeñas manifestaciones y entretenimiento, y
vuestras representaciones del evangelio en forma de drama tan monas?
Simplemente se divierte un poco y se sienta en la congregación aplaudiendo
junto al resto de ellos.
Todavía tenemos que descubrir el camino de la
Cruz. Todavía tenemos que saber que un hombre puede perseguir a mil, y que dos
pueden hacer huir a diez mil, si caminamos en los caminos del Señor. Todavía
tenemos que aprender que un pueblo de Dios vestido con “la armadura de luz” es
el único y exclusivo antídoto de Dios para el mal.
(3) Dividiendo el botín del Hombre fuerte
Este es el tercer aspecto de la victoria de
la Cruz. Hemos tomar el “botín” de las manos del enemigo. El botín es nada más
y nada menos que los cuerpos, almas y espíritus de los hombres. Los bienes de
Satanás “están en paz” siempre que el pueblo de Dios esté en conflicto… siempre
que él pueda ejercer dominio sobre los corazones de los hombres. Él sabe que su
reino está seguro si el pueblo de Dios mezcla la religión con el
entretenimiento, el marketing y la política y si se involucra mucho en los
caminos del mundo.
Pero nuestro Señor ha triunfado, y
pacientemente gobierna y reina sobre el trono de Su gloria “en medio de Sus
enemigos”—tal y como Dios ha decretado. Él espera pacientemente al día en que
“todos Sus enemigos sean puestos por estrado de Sus pies”… el día en que Su
pueblo esté “dispuesto”—el día de Su poder.
El pueblo de Dios no sólo ha de entrar en Su
heredad de Canaán, para después quedarse en la frontera y jactarse de cómo lo
han conseguido. Deben expulsar al enemigo y POSEER el territorio y PARTICIPAR
del fruto de su heredad espiritual. Caleb exhortó al pueblo con tantas palabras…
“no temáis al enemigo… Si Dios se deleita en nosotros, nos introducirá… serán pan
y mantequilla.” ¡Qué poco hemos conocido de los frutos de la victoria en Cristo
Jesús!
¡Qué pronto nos llevaría Dios a nuestra
heredad con tan solo humillarnos en Su presencia y caminar en obediencia, en
amor, en verdad, en mansedumbre y en la unidad del Espíritu! Por supuesto, todos reconocemos que sería
precioso tener estas virtudes. Recordaremos estas cosas en nuestra mente y con
suerte algún día tendremos algo de ellas. Pero mientras tanto, estamos en
guerra contra el diablo y no vamos a involucrarnos demasiado en esto
ahora—estamos demasiado ocupados luchando contra el diablo. Y teniendo esta
actitud, no reconocemos que estos atributos de la luz, y del amor, de la verdad
y de la obediencia—éstas son las únicas armas que van a derrotar al diablo. Él
no teme nada de nada cuando intentamos derribar su reino con nuestro celo
humano, nuestros sermones elocuentes, nuestras actividades de iglesia y
nuestros programas—diversión, hermosas representaciones musicales,
interpretaciones teatrales—todos estos programas maquinados carnalmente y los
reclamos publicitarios que son formulados hoy día para la propagación del
evangelio.
¡Pero tiene un gran temor cuando ve a un
pueblo que aprende a caminar por el camino de la Cruz!
Quienes Sois - George Warnock
1 comentario:
Esto se merece un ¡GLORIA A DIOS, ALELUYA!
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