Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


5 de abril de 2013

RECONSIDERANDO EL DIEZMO 6

                              

Por Jack Fleming
Dios ha dejado una amplia información en Su Palabra sobre el sustento de Su obra, para que sepamos cómo debemos actuar conforme a Su voluntad. Son Sus negocios, así que él es el único autorizado para determinar cómo han de manejarse las finanzas en la iglesia, que es la casa de Dios (1Tm.3:15).

Muchos pastores intentan justificar sus discrepancias con lo que Dios ha mandado en la Biblia, diciendo simplemente: “Es que nosotros lo hacemos de otra manera”. Y ¿quién les autorizó a ellos a cambiar lo que Dios ha dispuesto?

¿No es la iglesia la casa de Dios? En el desarrollo de este tema voy a exponer lo que el Señor dice sobre esta materia.

Lamentablemente la desobediencia a la Palabra de Dios en este tema tan sensible, no solamente ha traído un tremendo desprestigio a las iglesias evangélicas que se han prostituido fornicando con la Gran Ramera, acumulando las riquezas de este mundo que el Señor mandó enfáticamente ignorarlas, sino que esta “alquimia” religiosa ha servido para levantar muchos “reyes Midas” que por lucro han seguido el camino de Balaam.

Estos oportunistas no son más que comerciantes de la fe, que cuando el Señor venga, les dirá:

“Nunca os conocí, apartaos de mí, hacedores de maldad”.

Con justa razón Dios predijo que la condición del cristianismo antes de la venida del Señor, sería la de Laodicea, algo que le provoca náuseas (Ap.3:16-17) “Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque TU DICES: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”.


El diezmo no es una ordenanza para la iglesia, sino para la nación de Israel, porque pertenece a la ley y la iglesia está bajo la Gracia. Dios dispuso en su pueblo terrenal, Israel, que la tribu de Leví no podía tener propiedades, por esta razón ordenó al resto de la nación sustentarlos con el 10% de sus ingresos, para que los sacerdotes levitas pudieran dedicarse al servicio del tabernáculo. Labor que debían efectuar desde los 25 años, y al cumplir los 50 años, tenían que retirarse (Nm.8:24-25).

Esto es muy diferente a lo que vemos hoy en día entre los que gustan llamarse “levitas espirituales”, quienes se han transformado en grandes empresarios con esta práctica inmoral y antibíblica de introducir el diezmo en la iglesia.

El Señor para evitar esta corrupción dentro de su pueblo Israel, ordenó que SIEMPRE el diezmo fuera entregado en productos: trigo, vino, aceite, animales, etc. Todo lo cual era guardado en el “alfolí”, que era una gran pieza que estaba en el templo y que servía de bodega para almacenar el diezmo, porque era para suplir las necesidades para el sustento diario de los sacerdotes, jamás para que éstos obtuvieran bienes terrenales.

Esto no se hacía, como pretenden explicar los engañadores de hoy diciendo que era de esa manera, porque en aquel tiempo no existía el dinero. La Biblia dice que en los días de Abraham ya existía el dinero, él compró con dinero el terreno para la tumba de su esposa. Además, son múltiples los pasajes que señalan que los trabajadores recibían “un denario” como salario por cada día de servicio. Incluso en la ley, en los días de Moisés, Dios había ordenado que no se retuviera el salario del jornalero hasta el día siguiente, debía ser cancelado cada día (Lv.19:13).

La inmensa mayoría eran jornaleros que trabajaban para la minoría que era dueña de las tierras. Entonces ¿por qué no se señala en la Biblia que esa mayoría de Israelitas no entregaban 3 denarios mensuales correspondientes a sus diezmos? En cambio, hasta en los días del Señor se menciona que para pagar el diezmo no traían dinero.

Lc.11:42 “diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza”. Y todo eso se guardaba en el alfolí, que obviamente tampoco era una “alcancía” como mienten los comerciantes de la fe. No existe en toda la Biblia disposición alguna, ni mandamiento, ni tan siquiera un solo ejemplo de alguna iglesia que recogiera el diezmo, o de un cristiano que lo hubiera pagado. Yo sé que muchos pastores se escandalizan con esta afirmación y dicen: “El diezmo es bíblico, porque se menciona muchas veces en la Biblia”. Eso es verdad, pero lo que no dicen es que siempre se menciona para la nación de Israel, NUNCA para la iglesia.

Este es un tema tan sensible para los seudoevangélicos, como lo es “María” para los romanistas. Y esto es porque ambos son una fuente de ingresos económicos muy importantes para quienes los manipulan. En la Biblia también se menciona muchas veces el Sábado, la circuncisión, los sacrificios de animales y muchas otras ordenanzas, pero eso no significa que la iglesia deba guardar el Sábado ni circuncidarse o continuar con los sacrificios de animales.

Si entendemos correctamente que aunque la Biblia lo mencione, nosotros los cristianos no debemos cumplir con esas ordenanzas, porque son para la nación de Israel. Entonces ¿por qué los judaizantes de hoy insisten en incluir “algunos” mandamientos que claramente son para Israel y no para la iglesia? No hay que ser muy observador para darse cuenta que justamente los que incluyen, son aquellos que les puedan reportar algún beneficio material, como el diezmo y la fiesta de las primicias.

Ni los Pentecostales han mostrado interés alguno por añadir a sus iglesias la fiesta de Pentecostés, porque esa, ni ninguna de las seis restantes que se mencionan en Lv.23 les aportarían beneficio económico. Si les preguntáramos ¿por qué no guardan la fiesta de Pentecostés, o la de los Tabernáculos, o la fiesta de las Trompetas? Ninguno titubearía en respondernos: “Porque esas fueron ordenanzas para Israel”. Y ¿qué se podría decir entonces del diezmo y de la parodia que practican como fiesta de las primicias? Todo lector imparcial de la Biblia tendrá que admitir que esas dos ordenanzas también fueron entregadas exclusivamente para Israel, y no para la iglesia. ¿O alguien se atrevería a decir que la fiesta de las primicias no corresponde a la ley?

La fiesta de las primicias, como las otras seis fiestas solemnes que se mencionan en Lv.23, corresponden al calendario judío, para celebrarlas UNA vez al año ¿Por qué los comerciantes de la fe acuñaron la frase: “Diezmos y primicias” y demandan su pago mensualmente en las iglesias? Estos engañadores que han traído tanto desprestigio al evangelio, nos tienen acostumbrados con pasajes sacados de contexto para atemorizar al pueblo de Dios, sus favoritos son: Malq. 3:8 “Vosotros me habéis robado vuestros diezmos”. 2Cor.9:7 “Dios ama al dador alegre”.

Pero cortan y omiten mañosamente el resto del pasaje. Veamos lo que realmente dice Dios, y Ud. comprobará que lo que aseguran esos líderes, no corresponde a la enseñanza de la Biblia.

Recomiendo leer todo el capítulo 3 de Malaquías para una correcta interpretación:

Malq. 3:3 “…a los hijos de Leví”

4 “Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén”

6 “…por esto, hijos de Jacob” (los cristianos somos hijos de Dios)

7 “…os habéis apartado de mis leyes (las entregadas a Moisés)

8 “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas”.

9 “Malditos sois con maldición. Porque vosotros, la nación toda (la Biblia no llama a la iglesia “la nación”, esto corresponde a Israel, a los hijos de Jacob, y jamás dice “maldito” a ningún creyente) me habéis robado”.

12 “Todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis TIERRA DESEABLE” (La iglesia será perseguida y aborrecida en este mundo, nunca será TIERRA DESEADA)

14 “Habéis Dicho…¿qué aprovecha QUE GUARDEMOS SU LEY?

CONCLUSIÓN:

Esto lo está diciendo a los que guardaban Su ley, a los hijos de Jacob, a la nación de Israel; no a la iglesia.

Si Ud. consulta con una concordancia, comprobará fácilmente que todas las veces que se menciona el diezmo, siempre es para la nación de Israel. En todo el Nuevo Testamento, donde se encuentran las instrucciones para la iglesia, aparece solamente tres veces, y nunca en conexión con la iglesia ni los cristianos.

En Lc.11:42 Jesús reprende a los fariseos hipócritas y les dice: “¡Ay de vosotros fariseos! Que diezmáis la menta, y la ruda, toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios”. El Señor está reprendiendo a los fariseos (que son israelitas y no cristianos), para reprocharles su hipocresía de preocuparse del diezmo, y no de la justicia y del amor de Dios. Esto nos suena muy familiar ¿verdad?

En el pasaje paralelo de Mateo dice a estos fariseos hipócritas representantes de la ley, y resulta curioso ver a muchos líderes religiosos de nuestros días, cómo se esfuerzan por identificarse con esos hipócritas para poder cobrar el diezmo, Mt.23:23 “Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque diezmáis la menta, y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante DE LA LEY: la justicia, la misericordia y la fe. Esto ERA necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”.

Es decir, sin dejar de hacer lo más importante que menciona el Señor: la justicia, la misericordia y la fe, porque ellos se estaban preocupando únicamente de lo material, el diezmo ¿O Ud. le ha creído a los mercaderes de la fe que lo más importante que se refiere el Señor y que no hay que dejar de cumplir era el diezmo, la menta, y el eneldo y el comino?

Resulta muy evidente, aún para el lector más obcecado defensor del pago del diezmo dentro de la iglesia, que lo que está diciendo el Señor y no admite otra interpretación posible, a no ser que desee intencionalmente torcer las Sagradas Escrituras, que aquello que dijo el Señor fue: “Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque diezmáis la menta, y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante DE LA LEY: la justicia, la misericordia y la fe. Esto (el diezmo: la menta, y el eneldo y el comino) ERA necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. “Aquello” lo más importante que esos hipócritas habían dejado de cumplir que era: la justicia, la misericordia y la fe. No podría estar refiriéndose al diezmo, porque esos hipócritas aún lo seguían pagando.

Juzgue Ud. ¿Qué puede ser más importante para el Señor y que Él dice no hay que dejar de hacer? (Y note que dice “hacer” y no “pagar” como debería ser si es que el Señor se estuviera refiriendo al pago del diezmo para mantenerlo en la gracia para la iglesia) ¿El diezmo? (la menta, y el eneldo y el comino) ¿o la justicia, la misericordia y la fe?

Además resulta curioso, por decir lo menos, cómo estos pastores que obligan a sus congregaciones a pagar el diezmo, hoy en día, para no tener ellos que pagar “el diezmo de los diezmos”, que es lo que debe pagar toda iglesia que pertenece a una organización; han decidido muchos de ellos retirar sus afiliaciones y seguir funcionando como “iglesias independientes”, para de esta manera no tener que pagar ese “diezmo de los diezmos”.

Al igual que en Heb.7:5, aquí vuelve a señalar que el diezmo ERA DE LA LEY. Dice textualmente “de la ley”. Y en la última parte del versículo destaca que esto “ERA necesario hacer”. No dice que ES necesario hacer ¿por qué? Resulta evidente, porque eso era de la ley, y la ley corresponde al pasado, la gracia al presente. Ya no es necesario para la iglesia, porque Dios abolió la ley, en la cual como vimos, se incluye el diezmo.

Ahora está tratando con un pueblo espiritual, no uno terrenal como fue en el Antiguo Testamento al cual le ofreció bendiciones terrenales; por esta razón ahora debemos dar no por obligación, sino como cada uno ha sido prosperado y proponga en su corazón. El diezmo pertenece a la ley que fue abolida, la ofrenda voluntaria a la gracia en la cual se encuentra la iglesia. ¿Ud. está bajo la gracia o bajo la ley?

En Heb.7:5 dice: “Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo LOS DIEZMOS SEGÚN LA LEY” Claramente indica que los diezmos son: “según la ley”. Era un mandamiento establecido en la ley. La obligación de pagar los diezmos, siempre ha correspondido a los judíos, a los hijos de Leví, a los que están bajo la ley, y era para los sacerdotes que vivían en el tabernáculo y posteriormente en el templo.

Por este motivo los judíos de nuestros días no cobran el diezmo en sus sinagogas, porque no existe el templo en Jerusalén; esto lo puede consultar con cualquier judío observante de su religión, pregúntele si pagan hoy en día el diezmo y se sorprenderá con su respuesta.

La única ocasión que se menciona el diezmo fuera de la ley, corresponde a UNA vez, cuando el padre de la nación de Israel, Abraham dio el diezmo después de la victoria sobre los reyes que habían llevado prisionero a su sobrino Lot.

Fue una sola vez, y no un pago mensual, donde el Espíritu Santo tiene especial cuidado en establecer que “dio” en esa oportunidad el diezmo, pero jamás dice que “pagó el diezmo” como tuercen los falsos maestros de nuestros días.

Inclusive en el Nuevo Testamento, en Heb. 7: 2 y 5, en ambos versículos dice que Abraham “dio” el diezmo. Y no se necesita un nivel educacional sobresaliente para reconocer la gran diferencia que existe entre “dar” como dice la Biblia, y “pagar” como adulteran los mercaderes de la fe.

En este mismo capítulo 7 indica también con mucha precisión que ahora en la gracia, no existen los sacerdotes levitas, porque hubo un cambio de sacerdocio y de ley. Heb.7:12 “Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”. Además el Señor establece en Su Palabra que ahora en la iglesia TODOS somos sacerdotes (Ap.1:6), no solamente los que somos pastores como también tergiversan.

Así que cuando Ud. escuche hoy en día a pastores que dicen que “ellos” son los levitas espirituales, sepa ciertísimamente que se encuentra ante un estafador, que con engaño está haciendo ganancias deshonestas.

Venido Cristo, hubo cambio de sacerdocio y de ley. Inclusive el mismo Señor Jesucristo no fue un sacerdote levita.

Estos son los únicos pasajes en todo el Nuevo Testamento donde se menciona el diezmo. Uno para reprender a los fariseos hipócritas, y otro para recordar a Abraham, el padre de la nación de Israel cuando en una ocasión “dio” el diezmo. Pero nunca se pidió a ningún cristiano pagar el diezmo. Jamás leemos “Oísteis que fue dicho a los antiguos que debían pagar el diezmo (la menta, el eneldo, el comino), mas yo os digo que vosotros ahora debéis pagar el diezmo, las primicias y las ofrendas”.

En el sermón del monte, donde el Señor confirmó las verdaderas demandas de la ley, no hizo ninguna mención al diezmo ¿piensa alguno que el Señor se olvidó de ese “detalle”? Si el diezmo fuera una ordenanza para el cristianismo ¿no le parece extraño, que no se menciona ni una sola vez para la iglesia en todo el Nuevo Testamento?

Entonces ¿por qué las iglesias piden el diezmo? Inclusive en algunos lugares hasta publican listas con los morosos para humillarlos públicamente. También aquellos que se atrasan en sus pagos, son castigados separándolos de las actividades que desarrollan en la iglesia.

Aunque es una práctica sin ningún fundamente bíblico para la iglesia, insisten en mantenerla porque es muy lucrativa, esa parece ser la única razón por la cual cobran indebidamente el diezmo. Esta exigencia que siempre está ligada a fuertes cadenas de superstición con las cuales estos comerciantes de la fe cuidan de atar a sus congregaciones, para atemorizar a los que pretendan escapar de esta “obligación”, atemorizándolos con todos los males del infierno que le vendrán si no cumplen con este “deber”, y prometiéndoles que las ventanas de los cielos se les abrirán si pagan; sólo puede ser comparada a las practicas gansteriles que realizaba la mafia en los tiempos de Al Capone, obligando a sus víctimas a pagar por su “protección”.

Quienes no se doblegaban a sus exigencias, quedaban expuestos a las más crueles y brutales consecuencias, todos los ciudadanos honestos debían pagarles mensualmente parte de sus ganancias, para no exponer sus vidas, sus familias y sus negocios. Para asegurar este pago de “protección” que exigen en la mayoría de las iglesias de nuestros días y no ser alcanzados por ninguno de los “males” que le sobrevendrían si no cumplen con ese pago, no solamente recurren a las estrategias de publicar listas con los morosos, hacer pasar adelante a los que están al día con sus diezmos para estimular su ego y dejar en las bancas a los que están atrasados; sino que el mayor éxito lo han conseguido a través de la superstición y el temor.

Enseñan en sus iglesias que si alguien no paga el diezmo, le está robando a Dios, y que los ladrones no entrarán en el reino de Dios. Claramente están diciendo que si alguien no paga, no es salvo y en consecuencia se irá al infierno.

También los atemorizan con historias que inventan sobre tragedias que supuestamente le han acontecido a aquellos que no han pagado sus diezmos, o como las ventanas de los cielos se han abierto en bendiciones sobre los que están al día en su pago. Conectan todo lo bueno y lo malo que el ser humano pasa en esta vida terrenal, a una consecuencia directa del diezmo. Todo gira en sus vidas supersticiosas en torno a la consecuencia del pago del diezmo.

El ser humano, sea creyente o inconverso, debe necesariamente enfrentar enfermedades (Pablo decía: ¿quién enferma y yo no enfermo?), dificultades y complicaciones que son inherentes a la vida normal, y algunos hasta extremos muy especiales como Job. Pero estos engañadores los convencen que es una consecuencia de no haber pagado sus diezmos, y por el contrario, todo éxito y todo lo bueno que les pueda acontecer, es debido a que están al día en sus pagos.

Es una estrategia que se asemeja a las “mandas” de los católicos, o la venta de indulgencias que inventó esa iglesia romanista. Cualquiera persona que no se haya dejado atemorizar con estas artimañas (aún los inconversos con un criterio formado), tendrá que admitir que el dios que estos líderes religiosos presentan, es un dios que está más interesado en el dinero que en las almas, y que eso no corresponde al Dios que enseña la Biblia.

Los apóstoles condenaron duramente a los que pensaron que podían manipular o influenciar a Dios, por medio del dinero. Hch.8:20 “Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero”. Y cuantos en el día de hoy hacen donaciones para que les vaya bien (sanar, conseguir trabajo, solucionar un problema familiar o hasta amoroso como lo hacen los brujos), lo emplean como una cábala, un instrumento para la buena suerte; eso es pagar una “manda”.

El diezmo fue una disposición divina para sostener a los sacerdotes levitas, que por ordenanza de Dios, no podían poseer bienes materiales, ninguna propiedad (casa, terrenos, animales, etc.) Y esta era la razón por la cual el diezmo debía ser entregado en especies, NUNCA en dinero. El pago del diezmo corresponde plenamente al carácter de la ley. Los judíos debían primeramente cumplir para luego recibir la bendición. Y estas bendiciones siempre fueron ofrecidas a ellos en cosas materiales.

Dt.28:2 “y vendrá sobre ti estas bendiciones:…más tierras, más animales, más frutos, más hijos, más siervos”. Este es el motivo por el cual todos los hombres fieles del Antiguo Testamento, fueron personas muy ricas. A diferencia de esto, en la gracia, no existe el pago del diezmo ni la promesa de que recibiremos más prosperidad terrenal, por el contrario, ahora nos manda a que no nos hagamos de tesoros aquí en la tierra, sino en el cielo. Ninguno de los hombres fieles de la iglesia ha llegado a ser rico como consecuencia de su fidelidad. El mismo Señor Jesucristo nos dejó un vivo ejemplo de austeridad, que siendo rico, se hizo pobre; pero obviamente no porque tuviera algún pecado, como mienten con sus estrategias los comerciantes de la fe.

Los primeros cristianos donaron todo a la iglesia, incluyendo sus casas, pero ninguno de ellos llegó a ser rico, como falsamente les prometen hoy los exponentes del evangelio de la prosperidad. La iglesia siguió durante tres siglos sufriendo pobreza y persecuciones, hasta que se corrompió casándose con la Roma pagana en los días de Constantino, sólo entonces comenzó a enriquecerse.

En el cristianismo no “pagamos” porque sea una obligación ni esperando recibir más. Ahora damos libremente por amor, como propongamos en nuestros corazones. Si alguien le dice que tiene que pagar el diezmo, entonces ya no sería libremente como propuso en su corazón, sino que sería una imposición. Si el diezmo no es para la iglesia ¿cómo se financia? Dios ha dejado instrucciones claras y precisas en Su Palabra, nada ha quedado a nuestro criterio.

La gran mayoría puede citar solamente una frase de 2Cor.9:7 “Dios ama al dador alegre” porque eso es lo único que le han enseñado, y esto es porque no escudriñan las Escrituras como lo mandó el Señor. El versículo completo dice: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad (por ejemplo, para ser sanado o conseguir algún otro favor), porque Dios ama al dador alegre”. Esta es la voluntad de Dios: “Cada uno dé (no dice que pague) como propuso en su corazón”.

En 1Cor.16 añade: “cada primer día de la semana (el Domingo) cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado”. Si alguno tiene duda cuál es el primer día de la semana, solamente debe consultar con un diccionario y buscar la palabra: Domingo. El creyente ahora en la Gracia deber dar (no pagar), sin esperar recibir algo a cambio, libremente por amor, según lo que haya prosperado. Lo deberá hacer cada día Domingo (no todos los días de la semana), porque es antibíblico recoger ofrendas en todas las reuniones, especialmente si son reuniones públicas donde se encuentran visitas presentes.

Estoy seguro que si no recogieran ofrendas en todas las reuniones, y lo hicieran como el Señor lo mandó, estos mercaderes de la fe no estarían interesados en realizar reuniones casi todos los días de la semana, y en muchos lugares hasta dos veces por día. El Señor nos manda que cuando demos, no seamos como los hipócritas, que dan para ser vistos; les gusta pasar adelante con el dinero en la mano para que todos lo vean. A diferencia de esto, el verdadero cristiano no hace tocar trompetas para que todos sepan. Jesús dice que esos hipócritas ya tienen su recompensa, la admiración de los hombres. El Señor manda que cuando demos algo, que ni tu izquierda sepa lo que ha dado tu derecha.

RESUMEN:

1.- El diezmo fue ordenado por Dios entregarlo en productos a los sacerdotes levitas, NUNCA en dinero, porque era para su sustento diario, no para tener bienes y menos aún para acumular dinero, porque ellos no podían poseer propiedades.

2.- El diezmo “era” de la ley (Mt.23:23). “Según la ley” (Heb.7:5).

3.- En la Gracia debemos ofrendar todos los días Domingos, libremente, como cada uno propuso en su corazón, sin que tu izquierda sepa lo que ha dado tu derecha.

El verdadero cristianismo se basa en lo que Dios ha dicho, jamás en lo que NO ha dicho. Aun el padre de mentiras le decía al Señor: “escrito está”. Y el argumento del Señor siempre fue: “escrito está”. Lo que siempre caracterizó a un verdadero profeta de Dios, era que decía:

“Así ha dicho el Señor”. Hoy los falsos maestros han llegado a la necedad, debido a que no existen versículos de la Biblia que les autorice a pedir el diezmo; pretenden justificar sus prácticas inmorales con un argumento que sólo puede ser aceptado por personas muy fanáticas o ignorantes, dicen: “Muéstrennos un versículo de la Biblia que prohíba cobrar el diezmo”.

Con este dicho están haciendo público que el diezmo no es algo que Dios ha mandado para la iglesia, porque son incapaces de mostrar un solo versículo que les autorice, y se ven forzados a torcer el argumento recurriendo a lo que la Biblia NO DICE. Sería lo mismo que un drogadicto se justificara diciendo que en la Biblia no existe un versículo que prohíba la marihuana, o que un católico justifique el credo de los romanistas que María murió, luego resucitó y subió al cielo con cuerpo glorificado, como lo aseguró el Papa Pío XII en el año 1950, total como la Biblia no dice lo contrario, habría que aceptarlo.

Pero todo creyente sincero sabe perfectamente que el cristianismo descansa en lo que la Biblia dice, jamás en lo que NO dice, de lo contrario sería mandamiento inventado por hombres, y Ud. ¿a quién desea obedecer? ¿a Dios, o a los hombres? Seguramente que los tales en su ignorancia desconocen lo que le sucedió a Nadab y Abiú (Lv.10:1-2) por ofrecer fuego extraño que Dios nunca mandó. ¿No desea liberarse de las ataduras de la superstición con que los mercaderes de la fe han amarrado esa obligación impuesta por ellos?

Aprenda a dar libremente por amor, sin esperar nada a cambio. Hágalo sin que su izquierda sepa lo que ha dado su derecha, eso es dar verdaderamente porque amamos al Señor, y no para ser vistos por los hombres. Hágalo sin hacer tocar trompetas como los hipócritas. No esperando recibir nada a cambio, porque no se puede “comprar” el favor de Dios. El Santo no se puede manipular, menos con algo como el dinero.

Quizás llegue a dar lo mismo que el diezmo o más, pero la gran diferencia está en que no será una carga impuesta y la recompensa vendrá del Señor, de lo contrario todo ese esfuerzo será quemado como paja en el tribunal de Cristo. Tampoco es suficiente que usted se engañe diciendo que el diezmo que doy, es mi ofrenda para el Señor; eso es adormecer su conciencia para eludir su responsabilidad de enfrentarse a la práctica impuesta por los hombres, despreciando lo que el Señor realmente ha mandado. El diezmo no es lo mismo que la ofrenda, uno pertenecía a la ley (“era según la ley”), y la ofrenda corresponde a lo que el Señor ha dispuesto para la iglesia en la Gracia.

No se haga cómplice sustentando un sistema corrupto, porque Ud. deberá dar cuenta un día de cómo ha gastado lo que el Señor le ha confiado. Que su ofrenda sea limpia, sin contaminaciones de sistemas corruptos impuestos por hombres. No presente “fuego extraño que Dios no ha mandado”.

Ninguna ofrenda debe tener ingredientes que Dios no ha mandado, de lo contrario, no será acepta por el Señor. Lv.2:11 “Ninguna ofrenda que ofrecieres a Jehová será con levadura ni miel”. La levadura es figura del pecado; la miel representa la dulzura del sistema del mundo. Dios no se agrada en aquello, aunque a Ud. le resulte muy dulce.

Obedezca a Dios antes que a los hombres, y finalmente recibirá la bendición del Señor: “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu Señor” Que así sea, MARANATHA.

 El Diezmo - Por Jack Fleming

1 comentario:

Williams G. dijo...

Si hermanos, si hay un versiculo que prohibe cobrar diezmos. HEBREOS 7:18 Queda,pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia.

"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry