Zac Poonen
En Jueces 6 encontramos que Dios levantó a Gedeón para ser el libertador ante los Madianitas.
La palabra de Dios dice "El Espíritu de Dios revestía a Gedeón" (Jueces 6:34 margen). El Espíritu de Dios vino a Gedeón como los mismos vestidos que traía puestos.
Entonces Gedeón recibió poder, tocó la trompeta y se fue a batalla. 32,000 hombres salieron a pelear junto con él. Pero el Señor dijo que era demasiada gente (Jueces 7:2).
Dios no los quería a todos, porque no estaban de todo corazón. Así que Gedeón les dijo que todos los que tuvieran miedo se fueran a sus casas. Eso es lo que el Señor nos dice también a nosotros: "¿Tienes miedo del diablo? Entonces vete a casa. ¿Tienes miedo de que alguien te llame "Belcebú", "hereje" o "falso profeta? Entonces vete a casa. No pierdas tu tiempo sirviendo al Señor."
22,000 hombres se fueron a casa ese día. Quedaron 10,000 (Jueces 7:3). Pero Dios dijo que todavía eran demasiados. Ellos tampoco estaban de corazón. La mayoría de ellos estaban buscando su propio interés y tenían que ser separados.
"Hazlos bajar al agua, y allí los seleccionaré por ti" dijo el Señor (Jueces 7:4). Cuando ellos bajaron al agua, la mayoría de ellos se olvidaron del enemigo, sepultaron sus cabezas en el agua y comenzaron a tomar y a tomar agua.
Muchos cristianos son así. Cuando ven el atractivo de las cosas del mundo, se olvidan por completo del Señor y Sus batallas y sepultan su cabeza en la búsqueda ambiciosa de la riqueza. 9700 de los soldados de Gedeón fueron descalificados ese día.
Sólo quedaron 300. Estos hombres, cuando llegaron a tomar agua, permanecieron alerta buscando al enemigo, juntando la suficiente agua con sus manos para saciar sólo su sed inmediata. Estos tipifican a los creyentes que usan el dinero y los bienes materiales, pero no son absorbidos por ellos.
Trabajan fielmente en sus trabajos para ganarse la vida, pero ocupan el resto de su tiempo haciendo lo que pueden para el Señor. Dios dice "Esas son las personas que yo quiero".
Y sólo quedaron 300 en el ejército ese día - menos del 1% de los 32,000 originales. El porcentaje siempre es pequeño, porque el camino a la vida es muy estrecho y pocos lo encuentran.
Sólo dos de 600,000 - Josué y Caleb - llegaron a la tierra prometida. Pero el Señor está contento con esos pocos.
Gedeón dividió a su ejército en tres compañías de 10 hombres cada una (Jueces 7:28). Cada hombre llevaba una trompeta y un cántaro con una lámpara adentro. Rompieron sus cántaros para que la luz se pudiera ver y soplaron sus trompetas. Esto es una imagen de lo que nuestra vida y ministerio debería ser.
Todos somos cántaros terrenales pero "tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios" (2 Cor. 4:6-7). Pero esta vasija terrenal tiene que ser quebrada por medio de muchas pruebas - "la muerte de Jesús" - antes de que la luz pueda ser vista por otros (2 Cor. 4:7-11). De otra manera estará siempre escondida dentro de nosotros.
Cuando escribió eso, Pablo estaba pensando en el ejército de Gedeón llevando vasijas de barro con una luz adentro que se hicieron visibles sólo cuando estas fueron quebradas. Dios busca quebrantarnos a través de muchas circunstancias, para que la luz de Cristo brille hacia el exterior.
Hacer sonar la trompeta es una imagen de la proclamación de la gloria del Señor y de Su Palabra sin vergüenza. Dios está buscando a hombres y a mujeres como esos hoy.
Antes de que Gedeón fuera a esta batalla el Señor le había dicho "Si quieres un poco más de ánimo, sólo ve de noche al campo enemigo y escucha lo que dicen" (Jueces 7:9-15). Y cuando Gedeón bajó, escuchó que todos estaban asustados de él y de su pequeño grupo de personas.
Si usted va al campamento del diablo hoy y escucha, oirá que están asustados de Jesús y de aquellos que le siguen. Esto debería animarnos a ir a la batalla en contra de Satanás. El diablo está temeroso de Jesucristo - y está también temeroso de nosotros - si es que somos discípulos verdaderos. Así que desenmascaremos su engaño, siempre que trate de asustarnos.
Pero incluso Gedeón no perduró en su fidelidad al Señor. Esta es la triste historia de muchos que comenzaron bien - tanto en el antiguo como en el nuevo pacto. Los Israelitas querían que Gedeón los gobernara y él dijo "Yo no los gobernaré, ni tampoco mi hijo. Sólo el Señor los gobernará." (Jueces 8:22). Eso suena muy espiritual. Pero escuchen lo que dijo en su siguiente frase. Él dijo "Por favor denme un anillo, cada uno de ustedes". Así que los israelitas le dieron sus anillos y Gedeón acumuló unos 20 kilogramos de oro además de muchos otros ornamentos y vestidos caros. (Jueces 8:26). Gedeón se convirtió en millonario en un solo día - ¡tal como muchos otros predicadores que se convierten en millonarios recaudando diezmos y ofrendas de sus rebaños y llevándoselos a casa! Gedeón luego usó ese oro para hacer un éfod que se convirtió en un ídolo que Israel adoraba (Jueces 8:27).
De esa manera este hombre resbaló. Lo que importa es la manera en que un hombre termina su vida, y no como la comienza. El premio en todas las carreras es para aquellos que terminan bien y no para los que la comienzan bien (1 Cor. 9:24).
Se nos ordena a "Considerar cómo las personas terminan sus vidas" (Heb. 13:7 margen). Muchos predicadores usados poderosamente por Dios en su juventud han resbalado como Gedeón, ¡terminando sus vidas corriendo por dinero y propiedades!¡Con la unción extraviada, pasan sus últimos días recolectando oro y anillos para sus hijos! Déjeme decir algo a aquellos de ustedes que han comenzado bien: Aprenda la lección de Gedeón, y de otros hombres, no sea que le ocurra lo mismo a usted.
No puede servir a Dios y al dinero. Que bendecido contraste vemos en personas como Samuel que pueden decir al final de sus vidas, "¿A quién le he robado un buey o un asno? ¿A quién he defraudado?¿A quién he oprimido?" (1 Sam.12:3).
Como él, Pablo podía decir también al final de su vida "No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie... ni comimos el pan de nadie sin pagarlo...a nadie hemos explotado." (Hechos 20:33; 2 Tes.3:8; 2 Cor.7:2). ¡Qué testimonio para un predicador! Siga el ejemplo de hombres como Samuel y Pablo.
Imite la Fe de Aquellos que Perseveran Hasta el Fin - Zac Poonen
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