George H. Warnock
Si supiéramos lo que Dios busca y lo que Él espera, descartaríamos todas esas teorías y fechas sobre la venida del Señor. Si supiéramos de cierto que el Señor Jesús está en Su trono de gloria, intercediendo por Su pueblo para llevarlos a plenitud de la intención de Dios... entonces estaríamos más preocupados de que Su intención se cumpliera que en especular sobre cuando Él va a regresar. ¿Qué es lo que Él espera? ¿Para qué regresa? ¿Qué está haciendo al respecto ahora mismo? Está esperando a una familia de hijos e hijas a Su imagen y semejanza. Está preparando un ejército que vencerá “por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio” (Apoc. 12:11).
Está edificando una morada para Él mismo, un edificio hecho de “piedras vivas”, un templo “no hecho de manos”.
Ha encontrado una “perla de gran precio”, una perla que está formada a partir de un mero grano de arena, pero transformado en una gema, por medio de una gracia maravillosa. Porque es el Espíritu de Dios el que toma las virtudes del Cristo viviente y las manifiesta en Su Iglesia para producir esa gema preciosa.
Él está limpiando para sí a una Iglesia, “una Iglesia gloriosa, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante...” ¿Cómo? “Por el lavamiento del agua por la Palabra” (Efesios 5:26). Busca a una novia santa, y Juan la vio en visión profética “que descendía del cielo, de Dios, preparada como una novia ataviada para su esposo.” (Apoc. 21:2, lee 2ª Cor. 11:2).
Busca fruto de la viña que plantó en la tierra, porque Jesús dijo, “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos, el que permanece en Mí y Yo en él, ese lleva mucho fruto”. (Juan 15:5). Porque Dios no es sólo Arquitecto, Constructor, y Artífice... También es el Esposo y el Labrador. Y así, nos dice, “Estoy esperando el precioso fruto de la tierra.”
Está esperando algo que será el cumplimiento del deseo de Su corazón, Su Iglesia santa, Su esposa sin mancha, Su perla de gran precio, Su fruto precioso. Y mientras Él espera eso, Él está preparando diligentemente a Su pueblo para “alabanza de Su gloria”. Y porque espera eso pacientemente, nos exhorta... “Sed también vosotros pacientes; fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca” (Santiago 5:8).
Gloria en Lugar de ceniza Parte V - George H. Warnock
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