Michael Clark y George Davis
Juan cerró su primera epístola con estas palabras, “Hijitos, guardaos de los ídolos, Amén” (1ª Juan 5:21).
La Biblia ampliada dice, “Hijitos, guardaos de los ídolos (dioses falsos)—[guardaos de cualquier cosa que ocupe el lugar de Dios en vuestro corazón, de cualquier cosa que Le sustituya o que tome el primer lugar en vuestra vida] Amén (así sea).
El diccionario del Nuevo Siglo define a un ídolo como “… cualquier persona o cosa que sea el objeto de un respeto de adoración ciega o una devoción desordenada.”
En resumen, un ídolo es cualquier cosa que no sea Dios a quién rindamos adoración.
La cristiandad hoy día venera a un icono por encima de todos los demás. Es el ídolo más engañoso, ilusorio y amado, conocido del hombre religioso. Aunque los otros ídolos sean más obvios y más fácilmente desechados, este objeto de adoración es con frecuencia el último dios por quitar. Se habla de él en todas las televisiones y emisiones radiofónica “cristianas” y es el tópico de un número indecible de libros “cristianos”.
Muchos gastan sus vidas en una devoción imperecedera, quemándole incienso desde las tempranas horas de la mañana a las horas más tardes de la noche.
¿Cuál es este ídolo que embruja a tantos cristianos bien intencionados? Es el dios del MINISTERIO.
Detrás de este ídolo hay un objeto de adoración aún más siniestro y engañoso. si quitas la cortina que hay detrás del destello, del fuego y del humo de tanto “ministerio” hoy en día, lo que descubres en un culpable totalmente diferente. Escondido detrás de la cortina llamada “Mi Ministerio”, lo que hay es el fraude del interés personal que se exalta a sí mismo.
Jesús contrastó esta idolatría a Su propia devoción al Padre. Él dijo a los fariseos, “Gloria de los hombres no recibo. 42 Más yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros. 43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis.
44 ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único? (Juan 5:41-44). Meditemos en estas palabras por un instante.
Un rasgo de predominante de esta idolatría lo expresan las palabras de Cristo, “si alguno viene en su nombre, le recibís”. ¿Cuántas veces vemos esto? Grandes multitudes que se reúnen para escuchar y ver a hombres de renombre que vienen en su propio nombre. Y sin embargo, el que es verdadero, el que busca la honra del Único Dios verdadero y rehúsa aceptar honra de hombres, ése no es recibido.
El hombre carnal adora poner luces de neón a su nombre. Y los seguidores carnales adoran identificarse con personalidades de renombre. ¿Has visto el gran cartel anunciador de Juan el Bautista en el precipicio junto al Jordán, anunciando “Ministerios de Juan el Bautista”, o “Nosotros somos el bautismo”? No. Juan no vino en su propio nombre. Cuando los mensajeros de los líderes religiosos de Jerusalén le preguntaron quién era, simplemente contestó: “Soy la voz de uno que clama en el desierto”.
Juan no vino a exaltarse a si mismo sino a preparar el camino del Único a quien Dios quería glorificar, el mismo Hijo de Dios. Jesús dijo a esos Fariseos, “gloria de los hombres no recibo… pero os conozco…” Hay pocas dudas de lo que Cristo está comunicando con esto. Puesto que estos fariseos no tenían el amor de Dios EN ellos ni buscaban la gloria de Dios, tampoco adoraban realmente a Dios.
En lugar de eso, se honraban a sí mismos. Buscaban la gloria de los hombres, y no la gloria que procede solo de Dios. Su capa religiosa era solo una táctica para ganar poder sobre los justos.
Pablo lo expresaba de este modo: “Pero el que se gloríe, gloríese en el Señor, porque no es aprobado el que se alaba a sí mismo sino aquel a quien el Señor alaba” (2ª Cor. 10:17-18 énfasis añadido). En otra parte escribía:
“Porque, ¿busco el favor de los hombres, o el de Dios? ¿Lucho por agradar a los hombres? Porque si todavía agradara a los hombres no sería siervo de Cristo” (Gál. 1:10). No puede estar más claro. Si nuestro enfoque es el favor de los hombres, no podemos ser siervos de Cristo. No somos verdaderos si no buscamos la gloria que procede solo de Dios.
Cuando nuestro sentido de la responsabilidad es horizontal hacia el hombre en lugar de vertical hacia Dios, no podremos ser fieles a Cristo. Cuando buscamos la alabanza de los hombres, los celos y la incredulidad se introducirán arrastrándose. Jesús dijo, “¿Cómo podéis creer si recibís gloria los unos de los otros?” La creencia es más que adherirse a un sistema de doctrina. Es fidelidad a la dirección de Dios y obediencia solo a Él. Vives lo que crees.
Las redes del viejo club de amiguetes
A menos que el hombre sea libre de la ambición privada y libre de la necesidad de recibir la aprobación de otros hombres, no podrá ser un verdadero siervo al pueblo de Dios. Pablo escribió, “Porque siendo libre de todos, me he hecho esclavo de todos, para poder ganar al mayor número posible” (1ª Corintios 9:19). Con toda certeza, no puedes servir a otros y hacer lo mejor para ellos si tienes miedo de dejar de tener su aprobación.
Este temor es lo que hace que funcione este viejo club de amiguetes. En asociaciones de éstas, los miembros constantemente tratan de hacer que todos tengan buen aspecto y ganen la aprobación de la camarilla con la esperanza de poder ascender por la escalera.
Un ministerio que tenga buenas incursiones en la comunidad apotólica/profética actual, tiene a un solo hombre en la cúspide que instruye a los otros ministros bajo su mismo lugar de reunión a que corten con cualquiera que no ceda a la autoridad de ellos.
Él y su cuerpo gobernante también aboga por quitar a los pastores que no se sometan al poder de sus ministerios. Estos pocos toman para sí los títulos de apóstoles y profetas.
Dios no compartirá su gloria o poder sobre la iglesia con los hombres, incluso si estos son sacerdotes. Dios golpeó a Uza porque él y sus hijos sacerdotes fallaron en el cumplimiento del orden debido. En el Nuevo Testamento, todo hombre y mujer son sacerdotes y ministran al Señor, estando apartados completamente para Seguirle solo a Él.
Hombres que serían Reyes
Una de las leyes no escritas del viejo club de amiguetes, es que Nunca se debe hablar mal de otro líder en frente del “laicado”. Una apariencia de solidaridad siempre debe mantenerse ante los fieles, porque de otro modo pueden perder la fe en tu derecho a gobernarlos. Pero, ¿Qué pasó con las palabras de Jesús cuando dijo, “Si Yo soy levantado, YO ATRAERÉ a todos los hombres”?
El hombre carnal quiere levantar SU propio nombre por encima del nombre de Cristo. Esta es la esencia misma del anticristo, que no solo significa en contra de Cristo, sino que desplaza a Cristo.
Si somos esclavos del temor de los hombres, no podremos hacer lo que sea mejor para ellos ni para nosotros. Tendremos demasiado temor de corregir a la gente cuando el Espíritu nos muestre que están fuera de todo orden y enseñando falsas doctrinas. El temor del hombre tiene dos lados. Un lado es amar ser alabados y vistos, el otro el temor del rechazo y el reproche.
Si Cristo hubiera buscado honra del hombre, nadie sería salvo hoy. El último lugar al que Él hubiera ido habría sido el de la vergonzosa y humillante muerte de la cruz. Gracias a Dios que se puso la cruz al hombre, salió fuera del campamento y sufrió y murió por nuestros pecados.
El último dios que quitar
En el reino que Jesús vino a establecer, no hay casta sacerdotal que gobierne sobre los santos. ¡Pablo plantó creyentes en Cristo. NO PLANTÓ IGLESIAS ni se convirtió en cabeza sobre ninguna! Dondequiera que se encuentren dos creyentes o más, esa era la iglesia en la zona. La mente de Dios no ha cambiado. Jesús aún está construyendo SU iglesia, corazón a corazón, paso a paso. Su Iglesia es construida siguiendo el patrón de los cielos y no puede ser ayudada mediante métodos romanísticos mundanos.
Toma nota. Todos los que hayan obtenido un beneficio de esta apostasía actual y que avancen con ella, serán tratados. El juicio comienza primero por la casa del Señor.
¿Hemos sido desposados con Un Marido?
¡Con qué rapidez vendemos al Hijo viviente de Dios por otros ídolos! ¡Pablo desposaba a los nuevos creyentes al MISMO JESUCRISTO, no a Pablo, no a una jerarquía! Como el amigo del Esposo, los presentó como vírgenes castas a Jesús, el único Esposo. No eran de Pablo, de Apolos ni de Cefas. Por ser propiedad únicamente de Jesús, todas cosas eran de ellos en Cristo (Lea por favor 1ª Corintios 3).
Los hombres en el ministerio siguen desposando a la esposa a ellos mismos, refiriéndose constantemente a mi ministerio, mi congregación o mi iglesia. Actúan como si ellos fueran el esposo verdadero. Si uno de estos hombres hubiera sido enviado por Abraham a buscar una esposa para Isaac, Isaac todavía la estaría esperando en Canaán (lee Génesis 24).
Este interés es perverso y enfermo, y sin embargo, el pueblo de Dios es literalmente tomado por esta sutileza. En lugar de seguir a Jesús, siguen a un hombre que les dice que Él tiene el NUEVO camino para llegar a Jesús, o las llaves a toda la verdad.
Pablo advirtió a la Iglesia de Éfeso:
“Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos.
Lobos rapaces que devoran el rebaño de Dios nunca podrán producir un nuevo odre para que el nuevo vino de Dios pueda ser derramado en su interior. Jesús habló del espíritu del anticristo (en lugar de Cristo) cuando dijo a los líderes judíos:
“¡Mas ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.” (Mateo 23:13). Pueden repintar el sepulcro blanco tantas veces como quieran, pero dentro sigue habiendo un cadáver corrupto que mata a todo lo que entre en contacto con él.
Hoy día los cristianos siguen aguantando a los que son de otro espíritu, a los que predican otro evangelio, y representan a otro cristo. Los últimos movimientos apuntan a si mismos y a sus nombres, posiciones y títulos apostólicos. Quieren gobernar sobre los creyentes, de forma que rara vez los llevan a Cristo.
La motivación del corazón
El motivo del corazón determina si eres o no verdadero a los ojos de Dios. Salomón dijo: “Hacer acepción de personas no es bueno; Hasta por un bocado de pan prevaricará el hombre.” (Proverbios 28:21). Estas personas pueden ser compradas y de hecho lo han sido,Tal y como Jesús lo expresa: “Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará a otro; o se aferrará a uno y dejará al otro” (Mateo 6:24). No sorprende que la iglesia esté llena de apostasía en estos días.
El hombre no puede mantener una verdadera responsabilidad de dar cuentas a los hombres, y seguir siendo fiel a Dios. Si el temor de ser llamado al trabajo por el hombre es lo que nos motiva, entonces no estamos sirviendo a Dios verdaderamente, sino que nos estamos postrando delante de dioses menores.
Las víctimas de este sistema se encuentran haciéndolo todo para los dictadores de la iglesia. Pablo hablaba de esto en el contexto de esclavos y señores.
“No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; 7 sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres” (Efesios 6:6-7).
El temor (del hombre) trae consigo tormento y éste es el típico comportamiento de secta.
En la Iglesia de hoy promocionamos “los ministerios como el mundo promociona a las estrellas del rock”. “Venid y ved al Doctor, Apóstol, Profeta, Evangelista, Pastor, Maestro, Hermano. ¡Es maravilloso! Se mueve en los nueve dones del espíritu y posee los cinco dones ministeriales en su humilde y pequeña alma.
Ha costado mucho tiempo, esfuerzo y publicidad, pero algunos han alcanzado el status de super estrellas, sin preocuparles a quien hayan usado o pisoteado en el camino.
¡Levántate!
Jesús fue constantemente presionado a promocionarse a Sí mismo. Un ejemplo de esto lo tenemos en Juan 7. La fiesta de los Tabernáculos estaba a la vuelta de la esquina, y Sus hermanos se burlaban de Él. “¡Ve donde Tus seguidores puedan ver Tus milagros! ¡No puedes hacerte un personaje público si te escondes de este modo! ¡Si puedes hacer cosas tan maravillosas como éstas, muéstralo al mundo!” (Juan 7:3-4). Cristo no estaba preocupado con convertirse en un personaje público. Había venido para dar testimonio de Su Padre, no de Él mismo.
“El que habla por si mismo, su propia gloria busca”. (Juan 7:18). Los que hablan sus propias palabras de su propia autoridad buscan su propia gloria, pero los que son enviados por Dios buscan solo la Suya.
El camino de Cristo es menguar, no aumentar. Es el camino del servicio humilde, no el del gobierno. Es el camino de la cruz.
Escoge la cruz, amado santo, no el camino que parece recto a los hombres pero termina en muerte.
¡Seguidle sólo a Él! Entonces, cuando estés ante Él, oirás, “Bien hecho, buen siervo fiel”, y no, “Os digo que ya tenéis vuestra recompensa”.
EL ULTIMO DIOS POR QUITAR - Michael Clark y George Davis
1 comentario:
Maravilloso.
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