George Warnock
Generalmente las enseñanzas sobre la venida del Señor están asociadas con doctrinas sobre la gran tribulación, controversias sobre si Él vendrá antes, durante o después de la tribulación. La tribulación parece ser el asunto principal. ¿Perdemos o no el enfoque de todo el asunto? Lo que está claro en las Escrituras es que la tribulación coincide con el Día del Señor. Es un tiempo de gran conflicto y oscuridad, si, pero es el amanecer del nuevo día de Dios—algo que el pueblo de Dios a menudo ignora. Pablo nos dice:
“La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.” (Romanos 13:12).
¿No queda claro a partir de esto que el Día del Señor ha de ser deseado más que la noche en la que ahora vivimos? ¿Quién querría perderse la luz del nuevo día de Dios? Especialmente cuando Él nos dice claramente que Él ha provisto para nosotros la “armadura de la luz”. Si, claro, habrá oscuridad en el mundo a nuestro alrededor en ese día. Pero no se llama “La noche del Señor”. ¡Es el DÍA de Dios! Sólo esto debería hacer que el pueblo de Dios se parase y considerara en su corazón, “Ahora bien… ¿Por qué razón querría yo perderme ese DÍA al que todos los profetas se referían, y que es mencionado frecuentemente en el Nuevo Testamento como la esperanza del pueblo de Dios?
“Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche” (1ª Tes. 5:2). Pero no debemos quedarnos ahí. “Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (v.4-9). ¿No queda claro por este pasaje que no tenemos una cita con la ira de Dios, por causa de la armadura que nos ponemos, el escudo de la fe y del amor, y el yelmo de la salvación? ¿Por estar equipados completamente con la armadura de Dios y no porque él nos arrebate de la batalla?
Fíjate en la vestidura de la batalla del pueblo de Dios en el Día del SEÑOR. Es la “armadura de luz”, “el escudo de la fe y del amor; y por yelmo, la esperanza de la salvación.” ¡DIOS HA PROVISTO ARMADURA PARA SU PUEBLO—NO ALAS! Y si sabemos estas cosas, Dios nos ayude a ponernos “toda la armadura de Dios”. Dios quiere un pueblo preparado para la batalla, y la armadura que Él provee es totalmente suficiente para nosotros para “estar firmes en el día malo.” (Lee Efesios 6:10-18).
¿Quienes Sois? - George Warnock
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