Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


19 de febrero de 2012

EL FUEGO PURIFICADOR


John Bevere

Dios está levantando una nueva generación que manifestará su gloria, no la gloria de los hombres. "He ahí que yo envío mi mensajero, que preparará el camino delante de mí; de pronto, vendrá a su templo el Señor, a quien vosotros buscáis, el Ángel de la Alianza, a quien vosotros deseáis; he ahí que él viene, dice el Señor de los Ejércitos.

Pero quien podrá soportar el día de su venida? Y quien podrá subsistir cuando él aparezca? Porque él es como fuego purificador y como jabón de lavadores. Se sentara para afinar y limpiar la plata; purificará a los hijos de Levi y los refinará como al oro y a la plata; ellos traerán al Señor justas ofrendas" (Mal 3:1-3).

Dios está levantando una nueva generación que manifestará su gloria, no la gloria de los hombres; un pueblo que reflejara el carácter de Dios, un pueblo formado a su imagen: "Ahora, en una gran casa no hay solamente utensilios de oro y de plata; hay también de madera y de barro. Algunos, para honra; otros sin embargo, para deshonra. Así pues, si alguien a sí aún se purificarse de estos errores, será utensilio para honra, santificado y útil a su poseedor, estando preparado para toda buena obra" (2 Tim 2:20,21).

Observe que existen dos tipos de vasos: el vaso para honra y el vaso para deshonra. La palabra griega para deshonra es atimia, que significa deshonra, reprensión, vergüenza, vileza. Para la palabra honra tenemos la traducción definida como-preciosa-. Dios dice: "Si apartares lo precioso de lo vil, serás como mi boca" (Jer 15:19).

Como se separa lo precioso de lo vil? Por el proceso del refinamiento o purificación (ver 2 Timoteo 2:21).

La definición de purificar en el texto de Pablo a Timoteo es limpiar completamente, eliminando las impurezas.

"Se sentara para limpiar el purificador de plata; y purificará a los hijos de Levi y los refinará como al oro y como a la plata; Ellos traerán al Señor justas ofrendas" (Mal 3:3).

Los "hijos de Levi" referidos en el Antiguo Testamento son sombra del "sacerdocio real" mencionado por Pedro (1 Pedro 2:9), que es la Iglesia. Siendo que Dios compara la purificación del sacerdocio a un proceso de purificación del oro y de la plata, sería importante que conozcamos las características de esos metales, y el proceso por el cuál son purificados. Hablaremos sólo del oro, ya que el proceso de purificación de estos dos  son prácticamente iguales.

El oro tiene el color amarillento, de metal brillante y es encontrado en la naturaleza siempre en pequeñas cantidades, pero nunca totalmente puro. Después de purificado, el oro se hace más blando, flexible, libre de los elementos corrosivos y de otras sustancias impuras. Mezclado en su estado natural con otros metales, tales como bronce, hierro y níquel, él es duro, inflexible y corrosivo.

Cuanto mayor el porcentaje de bronce, hierro y níquel, mayor la inflexibilidad del oro;  cuanto menor la impureza, mayor la flexibilidad y la suavidad del metal. Tenemos aquí un paralelo espiritual: el corazón sincero delante de Dios es como oro puro. El corazón puro es manso, tierno y moldeable.

"Así, pues, como dice el Espíritu Santo: Hoy, si oyereis su voz, no endurezcáis vuestro corazón como fue en la provocación, el día de la tentación en el desierto... por el contrario, exhortaos mutuamente cada día, durante el tiempo que se llama Hoy, a fin de que ninguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado " (Heb 3:7,8, 13).

El pecado es corrosivo, agregado al oro, hace que nuestro corazón se endurezca. Esta falta de ternura crea en nosotros mucha insensibilidad, incapacitándonos para oír la voz de Dios.

Lamentablemente, este es el problema de muchos hermanos en la Iglesia: son personas que tienen una apariencia de santidad, pero no tienen el corazón tierno y manso. Ya no arden de pasión por Jesús. Aquel ardor que los consumía de amor por Dios fue sustituido por el amor egoísta, que recoge sólo placer, confort y beneficios. Creyendo que la piedad es fuente de logro (1 Tm 6:5), tales personas quieren sólo los beneficios de la promesa, dejando de lado al Donante de las bendiciones.

Engañados, deleitándose con las cosas del mundo, creyendo que tienen derecho al cielo! "La religión pura y sin mácula, para con nuestro Dios y Padre, es esta: ... sí aún se guardarse incontaminado del mundo " (Santiago 1:27).

El Señor habrá de volver por una Iglesia pura y sin mácula (Ef 5:27), una Iglesia cuyo corazón no esté contaminado con el sistema mundano. Una característica del oro es su resistencia a la corrosión. Mientras otros metales pierden el brillo, debido a las mudanzas atmosféricas, el oro permanece inalterable. El bronce (una aleación amarilla de cobre y zinc) es muy parecido con el oro, pero no tiene el mismo carácter. Cuanto mayor el porcentaje de sustancias impuras en el oro, más susceptible a la corrosión él se hace. El mundo penetró en la Iglesia con su cultura e influencia, llevándola a perder su brillo. Los valores cristianos en América están contaminados por la cultura del mundo. Las personas se hacen insensibles a las realidades espirituales y pasan a vivir sin sentir la necesidad de purificación.

En Malaquías 3:3 vemos la manera como Jesús purificará (o purgará) a su Iglesia de la influencia del mundo, de la misma manera como se purifica el oro. En el proceso de la purificación, el oro es molido después se mezcla con la  sustancia catalizadora. El oro, y esa sustancia, son llevados al fuego y derretidos bajo intenso calor.

La aleación o las impurezas son atraídas a ese elemento catalizador, emergiendo a la superficie. El oro, material más pesado, se queda en el fondo, mientras las impurezas o escorias, tales como el cobre, hierro, zinc, juntamente con el catalizador, viene a la superficie y son removidos. Vea, ahora, como Dios purifica: "Volveré contra ti mi mano, te purificare lo más impuro de tus escorias y quitaré de ti todo metal impuro. Restituiré tus jueces (líderes), como eran antiguamente, tus consejeros (creyentes), como en el principio; después, te llamarán ciudad de justicia, ciudad fiel" (Is 1:25, 26).

Qué tipo de fuego él usa para purificarlos? La respuesta está en 1 Pedro 1:6,7: "En lo cual vosotros os alegráis, aunque, en el presente, por breve tiempo, si necesario, seáis contristados por varias pruebas, para que, una vez confirmado el valor de vuestra fe, mucho más preciosa que el oro perecedero, aún purificado por fuego, redunde en alabanza, gloria y honra en la revelación del Cristo “Dios utiliza el calor intenso de las luchas y las tribulaciones”. Actuando así, él nos purifica y separa las impurezas del carácter, abriendo campo para que su carácter se desarrolle en nuestras vidas.

Otra característica del oro en su estado de pureza es su transparencia, a altas temperaturas (definida por la capacidad de verse como a través del vidrio). "La plaza de la ciudad es de oro puro, como vidrio transparente" (Ap 21:21). Después de purificados por el fuego de las tribulaciones, nos hacemos transparentes! Un vaso transparente no toma gloria para sí mismo. Sin embargo, trae gloria a lo que en él está contenido. Su transparencia hace de él un vaso imperceptible.

Después de que fuéramos purificados, el mundo volverá a ver al Señor Jesús. Isaías amplía esa idea, cuando dice:

"He ahí que te acrisole,  como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Por amor de mí, por amor de mí, es que hago esto; porque como sería profanado mi nombre?

(Su nombre jamás volverá a ser deshonrado a causa de la corrupción del pecado y debido a la corrupción de aquellos que profesan su nombre). Mi gloria, no la doy a otro" (Is 48:10, 11).

El fuego aquí mencionado, no es un fuego palpable, como el que purifica el oro, son las aflicciones que vienen sobre una persona. Las tribulaciones son semejantes al calor del fuego que separan lo precioso del vil.

En diciembre de 1985, Dios habló conmigo, diciéndome que iría a purificar mi vida. Me quedé tan cautivado que inmediatamente converse sobre el asunto con mi esposa: "Dios va a remover de mi vida todas las impurezas!", le dije entusiasmado. Cité las cosas que no me gustaban, y vibraba sólo en pensar que Dios iría a removerlas de mi vida. Sin embargo, en los tres meses siguientes, nada aconteció.

Al contrario, las cosas empeoraron. En oración, pregunté al Señor: "Por qué los malos hábitos de mi vida están cada vez peores?" Él respondió: "hijo, te avisé que iría a purificarlos, pero tu venías intentando purificarte a ti mismo, de tu propio modo. Ahora, llegó mi turno".

Es siempre así: Las personas intentan perfeccionarse a sí mismos. Muchas denominaciones surgieron en la tentativa de formar un pueblo santo, y todo lo que ellas hicieron fue esclavizar aún más las personas al legalismo.

La santidad es fruto del trabajo de Dios, y no de la restricción exterior de la carne. La gracia es concedida a los humildes, y no a los orgullosos. El orgulloso cree que puede santificarse sin la ayuda de Dios, sólo siguiendo reglas y costumbres. El humilde sabe que no es así; que depende únicamente de la gracia y de la fuerza del Señor.

Por eso es por lo que la persona humilde busca una relación con Dios, sabiendo que su mente así recibirá poder para obedecer a las leyes de Dios. Fue así que Dios tuvo que actuar conmigo. Luego que inicio el proceso de purificación, comencé a enfrentar tremendas luchas, como nunca había experimentado anteriormente. En medio de la tribulación, Dios parecía estar distante en el desierto. Los errores escondidos de mi personalidad comenzaron a aparecer. Me hice duro y rudo con las personas próximas a mí y hasta mi familia y mis amigos intentaban evitarme.

Clamé a Dios: "Padre, por qué ando tan airado? Yo no era así antes!" El Señor respondió: "hijo, el oro, para ser purificado, es llevado al fuego y este lo deja líquido. Solamente así las impurezas vienen a la superficie".

Entonces, hizo una pregunta que cambió mi vida: "puedes ver las impurezas del oro antes de ser llevado al fuego?" "No", respondí. Él dijo: "Eso no quiere decir que el oro sea puro”.

Cuando lo coloqué a usted en el fuego, sus impurezas aparecieron; usted no las veía, pero estaban allí, visibles apenas para mí. La elección es suya. Sus reacciones a lo que viene siendo expuesto determinarán el rumbo de los acontecimientos.

Usted puede continuar airado con su esposa, con sus amigos o con las personas que estén a su alrededor, colocando sobre ellas la culpa de que usted sea así, o, usted entrevé la realidad, buscando el arrepentimiento y el perdón.

Si fuera así, continuaré mi trabajo y con mi pala removeré todas las impurezas de su vida". Dios no nos purifica ni remueve nuestras impurezas contra nuestra voluntad.

Es eso lo que Pablo dice en 2 Timoteo 2:21: "... si alguien a sí aún se purificase de estos errores..." Si usted inventa disculpas, protegiendo las fallas que le impiden crecer, Dios no hará ningún esfuerzo para ayudarlo. La purificación es un proceso constante, y a veces doloroso, pero cuando no me rindo, estoy diciendo: purifícame más aún, Señor! "Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios" (Mat 5:8). David, hombre según el corazón de Dios, clamaba: "Quien hay que pueda discernir las propias faltas? líbrame de las que me son ocultas" (Sal 19:12).

Leemos en Proverbios 25:3: "Como la altura de los cielos y la profundidad de la tierra, así el corazón de los reyes es insondable". No piense en los "reyes de la Tierra", al leer ese versículo. Él está hablando de nosotros, los creyentes, pues Apocalipsis 1:6 dice que fuimos constituidos "reino (reyes) y sacerdotes para su Dios y Padre".

Fuimos hechos, por Jesús, reyes y sacerdotes delante del Padre. Proverbios 25:3 dice que nuestro corazón es insondable. El versículo anterior dice que la gloria de los reyes es escudriñar las cosas. Como escrutar nuestro corazón si él es insondable?

La respuesta es: Sondeamos nuestro corazón cuando somos probados por el fuego. Él añade, a continuación: "quita de la plata la escoria, y saldrá alhaja para el fundidor; quita el perverso de la presencia del rey y su trono se afirmará en la justicia'" (Prv 25:4, 5).

El corazón es insondable. Dios, sin embargo, hace que lo escondido se manifieste, de la misma forma como la escoria del oro viene a la superficie cuando este es purificado en el fuego.

Jesús advierte a la Iglesia: "Te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego... vestiduras blancas para que te vistas, a fin de que no sea manifiesta la vergüenza de tu desnudez..." (Ap 3:18). Ese debe ser nuestro clamor.

Si lo pidiéramos, Dios removerá de nosotros todas las impurezas; aún aquellas que nos son ocultas. Dios conoce los pensamientos e intenciones de nuestro corazón mejor que nosotros! Reconozca que este es el tiempo de Dios para usted. Cuando el fuego de las tribulaciones  llegue a su vida, no se quede enojado; Dios tiene un propósito en todo esto. Examine su corazón, permitiendo que Dios separe lo precioso del vil.

Tenga siempre en mente que el refinamiento fortalece y mejora lo que ya es bueno, alejando aquello que enflaquece o corrompe. Este tiempo de purificación debe ser saludado como algo bueno, que hará de usted un vaso de honra, apto para manifestar la gloria de Dios.

Victoria en el Desierto - John Bevere 

1 comentario:

Unknown dijo...

Que bendicion

"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry