Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


20 de noviembre de 2011

LA MUJER EN EL POZO DE JACOB


George Davis y Michael Clark

Poco después del encuentro de Jesús con Nicodemo, Él y los discípulos estaban caminando cerca de una aldea samaritana llamada Sicar. En ese lugar, mientras los discípulos estaban en la aldea recogiendo alimentos, tuvo un encuentro con una mujer local que había venido de la aldea al pueblo para recoger agua. Fiel a la forma, Jesús hizo caso omiso de la Ley Judía y de las tradiciones, y comenzó a hablar con la mujer Samaritana mientras el Padre Le dirigía.

Inicialmente, esta mujer Le habló desde una perspectiva totalmente tradicional y mundana. Le habló de agua de este mundo, de las tradiciones de los judíos y de las enseñanzas de los padres judíos y samaritanos. Pero Jesús le contesta a cada punto desde la perspectiva celestial de Su Padre.

Ella hablaba de agua del pozo provista por el patriarca, Jacob. Él le habló de agua espiritual que podía ser suya, que fluiría desde lo profundo de su ser, y con la que nunca más volvería a tener sed. Entonces ella Le habló de la tradición de adorar a Dios en lugares fijos tales como el monte santo cercano o el templo en Jerusalén. A lo que Jesús respondió que estaba muy cercano el tiempo en que todos los hombres adorarían al Padre en el poder y la veracidad de esta misma agua viva que tenía poder para cambiarla, el Espíritu de Dios morando en ellos.

Los que adoran la tradición, siempre tendrán sed de aquello que solo puede satisfacer el caminar en el Espíritu.

La tradición había dicho que cuando viniera el Mesías, les declararía todas las cosas. Jesús le contó a esta mujer “todo lo que había hecho”. Pero en esos tres años y medio de ministerio, Jesús había revelado mucho más. Había revelado tanto que si hubiera sido escrito, ni el mundo entero podría contener todos los libros. ¿Cuánto más es esto cierto del Espíritu de Verdad que Jesús había prometido que nos guiaría a toda la verdad?

En todo este pasaje de Juan 4, vemos el contraste asombroso entre caminar en el Espíritu de la Verdad y caminar en las limitaciones de las religiones, las tradiciones y las interpretaciones que los hombres han hecho de las Escrituras. Uno es un río que lleva vida por dondequiera que fluye y el otro no tiene poder sobre el pecado y la muerte en su interior.

El resultado de este intercambio en el pozo de Jacob es un gran avivamiento en el que la aldea completa viene a escuchar a Jesús y cree en Él. Esto no volvió a suceder en ninguna ciudad judía, aunque Jesús hizo muchos milagros entre ellos, ¡incluso resucitando a los muertos! A veces, los que están más lejos de la “verdad”, están más abiertos realmente a escuchar la verdad que el Espíritu les está hablando en contraste con los que acampan alrededor de las Escrituras. Esto no debería ser así.

El hombre religioso ha codificado muchas de las palabras de Cristo y los apóstoles convirtiéndolas en rígidas doctrinas, normas y reglas que se han convertido en letra muerta. Los Judíos tomaron las palabras de Moisés y de los profetas que indicaban el camino hacia las aguas vivas del Espíritu y del Mesías, y se quedaron enganchados en las interpretaciones de la letra.Pasaron por alto al Mesías absolutamente.

Desde los días de los apóstoles, los “líderes” cristianos han estudiado las palabras de estos hombres y de Cristo y pasaron por alto su Fuente de aguas vivas. En su lugar, construyeron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.

La mujer en el Pozo de Jacob- George Davis y Michael Clark

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry