Chad Stendal
Mucha gente no entiende el problema que Cristo vino a resolver; por lo tanto, tampoco entiende la solución.
El problema no es solamente: “¿Qué hacemos para que nuestros pecados sean perdonados?”, sino: “¿Cómo obtendremos una vida nueva de victoria sobre el mundo, la carne, y el diablo?”.
El plan de Dios incluye la rehabilitación del pecador, así como el perdón de sus pecados.
Para entender el problema que Cristo vino a resolver, debemos regresar al jardín del Edén, donde empezó el problema. En el jardín, antes de la caída, encontramos a Adán y a Dios unidos en comunión.
Dios se reservó para Si el conocimiento de lo que es bueno hacer y de lo que es malo hacer. Puesto que Adán sólo era un administrador del jardín, y Dios era el dueño, cualquier decisión de Adán podía de ser cambiada por Dios.
Probablemente, Dios aprobaba la mayor parte de las ideas de Adán, pero Adán (a causa de su entendimiento limitado) podía hacer algo perjudicial para el jardín y Dios tendría que ejercer su autoridad, y cambiar el plan de Adán.
Parece que Adán se fue cansando gradualmente de que Dios tuviera la última palabra; y por el mal consejo de Satanás, primero Eva y después Adán, cedieron a la tentación de tomar por si mismos el conocimiento de lo que es bueno, y de lo que es malo hacer. Ellos cayeron en la mentira de Satanás, de que ellos podrían ser como dioses.
Antes de la caída, Adán tenía tres partes principales llamadas carne, hombre interior, y espíritu. (Grafica 1)
Cuando Adán pecó, Dios le había dicho que moriría ese mismo día. Adán murió espiritualmente ese día, pero, también la carne sacó ventaja de la muerte espiritual de Adán y, por la ausencia del espíritu, ocupo el lugar que Dios había ocupado.
La carne tomó el control del alma de Adán y lo convirtió en esclavo de la carne, del pecado y del diablo. (Grafica 2)
En lugar de ser una persona de tres partes, hecha a imagen y semejanza de Dios, Adán era ahora una persona de dos partes, con la carne al mando.
Adán traspaso esta condición lastimosa a toda su descendencia, incluso a todos nosotros, los que vivimos hoy.
El aun, tenía un lugar vacío, donde el Espíritu acostumbraba morar, y el hombre a estado tratando de llenar ese vacío espiritual de su ser con alcohol, con drogas, con diversiones, con materialismo y con éxitos en los deportes y en los negocios, pero nada llenará ese vacío espiritual.
Dios creó al hombre para que esté en comunión con El. Como dijo alguna vez el famoso poeta Tennyson: “El hombre estará sin descanso hasta que descanse en Dios”.
.- CARNE: primero, la carne no es siempre mala. Dios dijo que era buena en gran manera, junto con el resto de la creación. (Génesis 1:31). Adán y Jesús tenían la misma carne; sin embargo, en Jesús estaba bajo control y no era pecaminosa.
La carne solamente es mala cuando ella es la que manda.
Por ejemplo: no es malo comer, pero la glotonería es dañina. El sexo dentro del matrimonio no es pecaminoso; pero el adulterio y la promiscuidad son pecados.
La carne fue concebida para servir al hombre, mediante el poder del Espíritu Santo. Sólo Cristo puede controlar la carne.
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, disolución, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a éstas. (Gálatas 5:19 -21).
- ALMA: El término Alma se refiere a la personalidad, junto con la Voluntad y las Emociones. (En esencia su SER).
Nuestro gran problema es que estamos muertos espiritualmente, alejados de la comunión con Dios, y somos esclavos de la carne, del pecado, y del diablo.
Muchos versículos nos enseñan esta verdad: ninguno puede servir a dos señores (Mateo 6:24); porque si viviereis conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu mortificáis las obras del cuerpo, viviréis.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios (Romanos 8: 13, 14) (véase tambiénSantiago :4).
Mucha gente piensa que la vida cristiana es una batalla constante de altibajos con la carne y el espíritu. Estas ideas vienen de una comprensión equivocada de Romanos 7 y Gálatas 5 :17.
Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; estas cosas se oponen la una a la otra, para que no hagáis lo que quisierais.
Por tanto, lo que Gálatas 5:17 está diciendo es que si usted está viviendo según la carne, entonces el Espíritu no puede hacer lo que él quiere, y que si usted anda en el Espíritu, entonces, la carne no puede hacer lo que ella quiere.
En otras palabras, o usted está viviendo según la carne o está andando según el Espíritu, pero, no puede hacerlo en ambos al mismo tiempo.
Eso queda muy claro cuando vemos el versículo anterior, Gálatas 5:16.
Digo pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
(Y en el versículo 18):
Pero si sois guiados del Espíritu, no estáis bajo la ley (del pecado y de la muerte).
Así, en este momento, o usted está viviendo bajo la carne, o bajo el Espíritu. Mientras usted ande en el Espíritu (durante semanas, meses o años) tendrá victoria. La única manera en que usted puede ser derrotado es cuando aparte su vida del control del Espíritu Santo y empiece a vivir según la carne.
Esto es extremadamente peligroso puesto que, si viviereis conforme a la carne, moriréis (Romanos 8.13). Pero, como ya lo hemos citado antes:
Más si por el Espíritu mortificáis las obras del cuerpo, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales (y solo ellos) son hijos de Dios (Romanos 8 .14).
Veamos los círculos que simbolizan la carne, el hombre interior y el espíritu. Sabemos que el hombre viejo, muerto espiritualmente en delitos y pecados (Efesios 2:1), es un esclavo de la carne, del mundo y del diablo.
Ahora, cuando la palabra de la Verdad del Evangelio llegue a él, aun cuando sea un esclavo del pecado, Dios le ha dado libre voluntad en un solo asunto: Puede decidir permanecer donde se encuentra, como esclavo del pecado, o puede repudiarlo y apartarse de esa condición esclavizante por medio del arrepentimiento y poner su fe y su confianza en Cristo, como su nuevo Señor y Salvador.
Cristo, la palabra Viviente de Hebreos 4:12-13 es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta entrar al alma y el espíritu y entrara inmediatamente en el corazón receptivo.
El condenará el pecado y acabara con la servidumbre y la esclavitud a la carne, y liberará al cautivo. Ordenara a la carne que salga de todas las áreas donde haya usurpado el poder. En lugar de la mente carnal, El se instalará allí, en su reemplazo, y nosotros tendremos la mente de Cristo.
El nos limpiara y escribirá Sus mandamientos en las tablas de nuestros corazones (el nuevo Pacto). Toda esta operación se llama la circuncisión del corazón (Colosenses 2:11-12), donde la espada cortante de dos filos (la palabra viviente) nos hará libres de las cadenas, liberándonos de la esclavitud de la carne. (Grafica3)
Así que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. (Juan 8:36).
¡Aleluya! ¡Que Salvador! El libertará a los cautivos y romperá todas las cadenas. Después de que El nos ha liberado, nos hace una amonestación: estad, pues, firmes en la libertad en que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez a estar presos en el yugo de servidumbre. (Gálatas 5:1).
Son cosas tales como los vicios mundanos al igual que las reglas religiosas que tratan de tomar el control y decidir cuando, como, donde, y por medio de quien oraremos y adoraremos.
La verdad grande y maravillosa es que Dios quiere que nosotros tengamos comunión directa e intima con El mediante el Espíritu Santo, sin que haya mediación de nada ni de nadie.
Nosotros vamos a entrar con confianza ante el trono de la gracia. El velo se rompió por medio, y estamos invitados a santificarnos para entrar en el Lugar Santísimo de la plenitud en Dios. Nuestro cuerpo es el templo del espíritu Santo.
Cristo en vosotros, la esperanza de gloria. (Colosenses 1:27).
El Problema que Cristo vino a Resolver – Chad Stendal