Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


14 de octubre de 2012

ADICTOS A LA COSA


 Charles E. Newbold Jr.

Algunos son clínicamente clasificados como adictos religiosos. Yo soy alguien que se está recuperando de adicción religiosa. Poco antes de mi conversión en 1978, vi como esta Cosa, la iglesia, era un sistema idolátrico de tradiciones de hombres. Yo lo deseché (no a la gente dentro de ella); y sin embargo, volví a sentir una atracción seductiva hacia ella.

La necesitaba. Había encontrado mi identidad previamente en ella. Tenía presencia, poder y posición en ella. Como pastor de la misma, pensé que al menos parte de ella era mía. Mi corazón se jactaba en lo secreto. “¡Esto es mío!”. Era mi fuente de apoyo financiero. Era la única cosa para la que había sido entrenado.  Me uní a ella y ella se unió a mí.

Nos vinculamos a esta Cosa que llamamos iglesia y por ende, nos esclavizamos a ella. Nos unimos a ella y ella de alguna manera toma posesión de nosotros. De hecho, nos hacemos adictos a ella. Tal y como lo escribió Dennis Loewen, “Produce adicción. ¿Cómo lo sabemos? Una forma de saberlo es que todos pasamos por el síndrome de abstinencia cuando la dejamos”.

Algunos creyentes con discernimiento que asisten a iglesias espiritualmente estancadas, se dan cuenta de que ya no necesitan estar ahí. El Espíritu Santo esta ausente. Los cultos están muertos. El predicador es aburrido. La gente discute sobre asuntos irrelevantes y triviales. Sienten que sus diezmos se malgastan en salarios inútiles, programas e hipotecas. Sus enormes edificios están vacíos la mayor parte del tiempo. Se sienten obligados a servir en comités que sirven a la institución más que servir a la gente. Ven al liderazgo probando un truco publicitario tras otro para convertir la Cosa en algo relevante con el fin de que más personas se unan a la misma y sean activas en ella.
 
Estos preciosos creyentes quieren salir, pero descubren que no pueden. La madre no lo entendería. “¿Por qué esa vidriera dedicada en el nombre del abuelo, y tú estás pensando incluso en marcharte?”. Razonan que han sido amigos de toda la vida aquí. “¿Cómo podría abandonarlos?” Se les hace sentir como traidores, desertores, conflictivos, inconformistas. Algunos reniegan de los miembros de su propia familia por abandonar su “fe”. Algunas tradiciones afirman que una persona irá al infierno si abandonan su forma particular de iglesia.

Así, se sienten atrapados en el sistema. Se visten de sus sonrisas de mañana de domingo y esconden sus resentimientos secretos por sentirse atrapados. Saludan y hacen gestos en el pasillo, pretendiendo que “¿verdad que es estupendo estar en la casa del Señor?”. Se establecen en sus bancos y comienzan de nuevo a tener comunión con las nucas de la gente que hay delante.
 
 
Muchos de los que se atreven a dejar una iglesia, van por la calle deseando un “clima espiritual” mejor, solo para encontrar a la misma vieja ramera con un vestido nuevo. Solo que las reglas son ligeramente diferentes. Van de iglesia en iglesia, buscando lo genuino solo para encontrar mas falsas fachadas religiosas; salen en busca de Espíritu y verdad solo para encontrar más carne e hipocresía.
 
 
Sin embargo, continúan con la búsqueda, porque son adictos a ella. Cabecean sobre sus caballos de madera, incapaces de bajarse por causa de la velocidad del carrusel—el sistema de la iglesia que da vueltas perpetuamente sin ir a ninguna parte.
 
 
Unas pocas personas con discernimiento son capaces de romper la esclavitud de la iglesia, pero a menudo se marchan dañadas y resentidas. Algunos asisten a grupos anónimos, buscando recuperarse de los abusos religiosos que les han producido estos sistemas religiosos de las tradiciones de los hombres.
 
 
La iglesia, tal y como la hemos experimentado, impregna cada aspecto de nuestra sociedad. Es la única cosa que hemos visto y sabido que en teoría representa a Cristo. Al ir tras ella, como hizo el Israel de antaño, hemos cometido fornicaciones y provocado a celos al Señor.
 
 
Espero que estés orando para que el Espíritu Santo levante el velo de tus ojos para ver como la iglesia es un sistema falsificado, para ver como hemos hecho una Cosa de quienes somos en Cristo, hemos corrido tras ello en lugar de ir tras Jesús.
 
 
(1) La palabra española “iglesia” si deriva de la palabra griega “ekklesia”, a diferencia de la voz inglesa “church”, con raíz germánica.
 
 
 El Sistema de la Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr.

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry