Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


9 de octubre de 2012

"DOY GRACIAS A DIOS POR JESUCRISTO..."


Davis y Clark

Así pues, ¿Dónde está nuestra esperanza? ¿Estamos destinados a seguir degradándonos en cuerpo y alma, cayendo cada vez en profundidades mayores de separación de nuestro justo Creador? ¡Mil veces NO! Del mismo modo que el pecado, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte entraron por Adán y Eva, así también LA VIDA entró en la ecuación humana por el Último Adán.

Lee detenidamente este pasaje de la carta de Pablo a iglesia de Corinto:
 
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder.    Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el

segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.

Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.

Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” (1ª Corintios 15:42-57).
 
Aquí leemos que el viejo hombre, corruptible, debe vestirse de incorrupción, y esto mediante la permanencia en la obra consumada del Segundo Adán, el Cristo resucitado. Él ha hecho toda provisión necesaria para que nosotros nos levantemos de nuestro estado caído. Si, por la salvación de Jesús, nos revestiremos de cuerpos espirituales nuevos para vivir en ese mundo espiritual llamado cielo. Pero eso no es todo. ¡También ha preparado el camino para que vivamos en perfecta comunión con nuestro Padre y creador mientras estemos en esta tierra! Ahora es cuando entramos en la vida eterna—no limitada por el tiempo.

Jesús dijo, “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” (Juan 6:54).  Fíjate en el tiempo presente, tiene. Luego siguió diciendo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen,  y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.” (Juan 10:27-28). La maldición se rompe al permanecer en Cristo, el Último Adán, el Espíritu vivificante, como nuestra vida. Los que creemos en Él nunca moriremos. Simplemente nos vamos despojando de este cuerpo natural sujeto a la corrupción y avanzamos hacia un cuerpo eterno adecuado para nuestras almas regeneradas para el resto de la eternidad.

 De la Ley al Reposo - G.Davis y M.Clark

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry