Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


23 de abril de 2016

PREEMINENCIA


Charles E. Newbold Jr., 

Jesús detestaba el deseo exagerado de estar por encima de los demás de los fariseos.  “Y aman los primeros  asientos en las cenas (círculos internos), y las primeras sillas en las sinagogas” (sentados en la plataforma). Mat. 23:6.

La preeminencia es ese deseo de auto-importancia en los Nicolaítas del día de hoy que les hace querer ser los jefes en el sistema. Quieren estar sentados en la plataforma sobre sillas de obispos, haciendo diferencias entre ellos y la gente. Los pastores dan a otros pastores posiciones de preeminencia porque la aman para ellos mismos.

Es ese aire de auto-importancia lo que les hace relamerse en sus planes, programas, métodos, organizaciones, proyectos de construcción, heredades, tradiciones, estadísticas y doctrinas para que puedan ser honrados y reconocidos.

Es ese aire de engreimiento en ellos mismos, para dibujar tablas organizativas, con ellos en la parte superior de la pirámide.

Es ese aire de auto-importancia dentro de ellos que quiere la iglesia más grande y los mejores sueldos. No escatiman políticas para conseguirlos.

Es ese aire de auto-importancia dentro de ellos que les lleva a “sermonizar” y ser muy elocuentes desde sus púlpitos para poder ser altamente estimados por los hombres.

Es ese aire de auto-importancia dentro de ellos que les lleva a querer adquirir conocimiento, escribir libros de su propio intelecto, y conseguir grandes cosas para poder ser aclamados por los hombres. Se aferran a su profesionalismo educado sobre las cabezas del “laicado”, haciéndose pasar por una de esas autoridades indiscutibles en asuntos bíblicos y eclesiásticos. Esta es la tiranía del clero.

Es ese aire de auto-importancia dentro de ellos que les lleva a centrarse en los aspectos externos, en lugar de los internos. Están preocupados con la construcción de un reino para el yo, en lugar de construir el Reino de Dios. Edifican sistemas de iglesias más que a la gente. Y lo peor, aún, se confunden el uno por el otro.

Es ese aire de engreimiento dentro de ellos que les empuja a preparar sus maletas y correr cuando los lobos de la disensión mordisquean los talones del rebaño. Son asalariados.


Es ese aire de engreimiento en ellos que les hace olvidar lo que son, es decir, ovejas, bajo la vara del Buen Pastor. Ese orgullo y altivez les hace pensar más altamente de ellos mismos de lo que deberían.

El Sistema de La Iglesia Ramera - Charles E. Newbold Jr., 

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry