Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


28 de enero de 2012

EL PEOR DE LOS DESASTRES


Gene Edwars

Si tú mismo, por tu propia cuenta, cambias la práctica que vamos a ver en este capítulo, té meterás de lleno en una revolución personal y estremecedora.

En tu Nuevo Testamento, ¿por qué están ordenadas las cartas de Pablo en el orden en que están? Si cambiamos esto, si cambias esto, te verás envuelto en una revolución espiritual y en una revolución de la práctica.

¿Podría ser eso verdaderamente importante? Sí, el futuro de la cristiandad pende del hilo de esta tradición.
Necesitamos desesperadamente un Nuevo Testamento con las cartas de Pablo puestas en el orden que las escribió.

La primera carta que Pablo escribió no fue Romanos. La cuarta carta que Pablo escribió aparece en tu Nuevo Testamento como la primera. Todas sus cartas están descolocadas de su orden cronológico. ¡Si esto sigue así per sécula seculórum, seremos incapaces de entender el Nuevo Testamento por siempre jamás!

Repetimos, una de las razones fundamentales por las que estamos en el desastre en el que estamos es por la forma en que nos hemos acercado al Nuevo Testamento. El aprender el Nuevo Testamento de la forma en que aprendemos el Nuevo Testamento es lo que siempre nos impide aprender el Nuevo Testamento.

Imagínate esto:
enemos aquí una enciclopedia de nueve volúmenes de matemáticas. Pero los libros nunca se leen en orden. Imagina que hacemos lo mismo con una enciclopedia de nueve volúmenes de electricidad, de física, de astronomía, etc. Todos los conjuntos de nueve volúmenes tienen el mismo problema. ¡Ninguno de los libros está en su lógica secuencia! Trata asimismo de imaginarte que todo el mundo estudia estos libros en este orden patas arriba.

¿Aprenderías alguna vez las matemáticas así? Inténtalo. He aquí a lo que te estás enfrentando. ¡Primero tienes que leerte el Volumen Seis! Después el Volumen Cuatro, después el Volumen Cinco, y entonces – por último – el Volumen Uno. Tras ese, el Volumen Nueve, después el... etc.

¿Entenderías alguna vez las matemáticas? ¿O la electricidad, o la Escritura? Bueno, pues esta es la desordenada secuencia en que están dispuestas en este momento las cartas de Pablo... 6, 4, 5, 1, etc. ¡en cada Nuevo Testamento, en cada versión, en cada idioma de este planeta!
Romanos, la sexta. I de Corintios, la cuarta. II de Corintios, la quinta. Gálatas, la primera, etc.

Pero el caos nos da la mano por el camino, cuando llegamos a las cartas que Pablo escribió a las iglesias. "Nuestra Escuela Bíblica enseña todos los libros del Nuevo Testamento." Estupendo. Pero incluso en los seminarios más versados de la tierra, las cartas que Pablo escribió a las iglesias se enseñan en este caótico orden: Seis, cuatro, cinco, uno, diez, ocho, siete, dos, tres.
¡Intenta aprenderte una enciclopedia de matemáticas de nueve volúmenes ordenados 6, 4, 5, 1, 10, 8, 7, 2, 3!

Nadie puede saber lo que dicen estos nueve libros hasta que se lean en una secuencia cronológica. Hace tiempo que abandonamos la idea de ver la trama del primer siglo. Hace tiempo que abandonamos la idea de ver las cartas de Pablo en su disposición original en su conjunto. Una disposición desmenuzada, sí. Pero un contexto total – es decir, contemplar la disposición al completo– ¡nunca! La historia –la trama– no se enseña, ni se conoce

Mas Alla delo Radical - Gene Edwars

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"Consuelo para los que están en este mundo, pero que no son de este mundo, y por tanto, son odiados y están cansados de él, es que no estarán para siempre en el mundo, ni por mucho tiempo más"

Matthew Henry