Los Israelitas atravesaron el Jordán y se establecieron en la tierra prometida en su último campamento (Campamento No. 42) al final del éxodo, lo cual nos indica simbólicamente la libertad y conquista a la que esta llamada la iglesia al salir de la religión a una vida de libertad, en una relación directa, vital y real con Cristo Jesús; Cristo es símbolo de la tierra prometida y la herencia de los hijos de Dios.

La santidad es la obra del Espíritu Santo en nosotros, separándonos del amor del mundo. La santidad es un cambio de naturaleza desde dentro como resultado de la obra de Dios en nosotros. No es lo que hacemos externamente, sino quienes somos por dentro, lo que importa a Dios.


12 de enero de 2012

LA CAÍDA


Javier Vargas
 
Estas palabras no pretenden ser un libro con la estructura que ello implica, tal vez, no es más que una botella arrojada a un río con un mensaje en su interior que por voluntad de quien las inspira, pueda en su cauce encontrar una piedra para ser abierta. Tal vez en ningún momento de la historia la humanidad ha vivido tal confusión como la que hoy se vive, producto del relativismo que por justificarlo todo, terminó por no justificar nada. Cuando se piensa que la verdad es una elaboración hipotética de la realidad, o no se sabe qué es, nunca se podrá encontrar.

Por tanto, se hace inminente un compromiso desde la verdad, con la verdad y por la verdad. Persona esta sin la cual nada podemos hacer. Si en esta desesperanzadora tarea la espada hiere las fibras sensibles del lector, me adelanto a manifestarle que esto no es mi intención, pues el propósito no es exponer mi verdad si no la Verdad, sin la cual nadie puede ser libre, por lo tanto la sustancia de este mensaje no es de mi propiedad, pues El es inmensamente más grande es que quien escribe.  

Al analizar por qué la corrupción ha inoculado su germen sobre todas las actividades humanas, tanto individuales como colectivas, sinceramente debemos despojarnos de la idea que domina la mente popular, en el sentido de identificar exclusivamente la corrupción como el desgreño de un patrimonio público o privado.

Según el diccionario de la lengua española, el término “corrupción” viene del latín “corruptio” que quiere decir: Vicio o abuso introducido a las cosas no materiales1. De esta forma corromper es el acto de quitar el curso original de algo, es decir, alterar el fin hacia el cual tiende originalmente (con integridad). Así, si alguien desvía el objetivo de un proceso licitatorio que tiene como fin la escogencia transparente de un contratista, entonces priva el proceso de su originalidad, es decir, le arrebata su integridad.

De igual manera que si se cambia el curso natural de un río Al analizar los capítulos 2 y 3 del génesis, es imperioso concluir que allí se muestra cómo entró la corrupción en el hombre (o lo que otros llaman el misterio "secreto" de la humanidad). Independientemente de las interpretaciones que rodean el tema, lo cierto es que allí se dan unas circunstancias de modo, tiempo y lugar, donde aparecen unos individuos y unos hechos reales con unas consecuencias devastadoras, de las cuales, aun no nos hemos podido recuperar.

Génesis 2:9 “También había hecho producir el SEÑOR Dios de la tierra todo árbol deseable a la vista, y bueno para comer, y el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal.”

Génesis 2:16-17
1 DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPANOLA EDICION ELECTRONICA. Real Academia de la Lengua, Espasa Calpe, 1992. 6

“Y mando el SEÑOR Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás. Mas del árbol de la ciencia del bien y del mal, no comerás de él (refiriéndose a no alimentar su vida por su propio razonamiento o de lo que creen es bueno o mal)2; por que el día que de él comieres, morirás.”

Se relata que en el huerto existieron tres clases de árboles, y en el lenguaje de Dios, el árbol representa la vida del hombre así como quien lo gobierna:

Jueces 9:6-9 “Y reunidos todos los señores de Siquem con toda la casa de Milo (la congregación), fueron y eligieron a Abimelec por rey, cerca de la llanura del pilar que estaba en Siquem. Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó, y les dijo: Oídme, varones de Siquem; que Dios os oiga. Fueron los árboles a ungir rey sobre sí, y le dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi grosura, con el que por mi causa Dios y los hombres son honrados, por ir a ser grande sobre los árboles?

Una vez aclarado lo que representa el árbol, continuemos con génesis:

Génesis 3:1-5 “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios dijo: No comáis de ningún árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto comemos; más del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni tocaréis en él, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis. Mas sabe Dios, que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal.”

2 En algunos versículos bíblicos encontrarán unas palabras entre paréntesis, como ésta, que no hacen parte del texto bíblico sino que son notas propias que pretenden facilitar o aclarar algunos significados.

Escondida tras la serpiente aparece un ser real, una entidad que incita a una rebelión contra "el orden constitucional" establecido por el Creador. El propósito de Dios fue reservarse el conocimiento del bien y del mal, pues El sabia que la criatura a través del razonamiento no podía lidiar con esto, que para Dios es una ciencia.

Apocalipsis 12:7-9 “Y fue hecha una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón; y lidiaba el dragón y sus ángeles. Y no prevalecieron, ni su lugar fue más hallado en el cielo. Y fue lanzado fuera aquel gran dragón, que es la serpiente antigua, que es llamado diablo y el Satanás, el cual engaña al mundo entero; y fue arrojado en tierra, y sus ángeles fueron derribados con él.”

El Espíritu de Dios, a través de Juan, también desenmascara el personaje que actuó tras la serpiente, y señala que la actividad principal de este fulano consiste en engañar al mundo entero, desde que el hombre decidió (con su libre albedrío) degustar del árbol de la ciencia del bien y del mal, haciéndose merecedor de la connatural sentencia: “Moriréis”.

Ese ser que en adelante llamaremos “el adversario”, es el jefe de un gobierno de oposición al gobierno verdadero, el cual ha venido actuando desde el principio tergiversando y mezclándolo todo; además su campo de acción sigue siendo el mismo: el hombre.

Dios no había dicho al hombre: no comáis de todo árbol del huerto”, sino por el contrario, que se podía comer de todo árbol del huerto con excepción del árbol de la ciencia del bien y del mal. Un atributo del Creador en ejercicio de su soberanía, fue excluir, por el bien de la criatura, el acceso a ese conocimiento, que en lugar de abrir los ojos al hombre lo dañó o lo corrompió, pues lo desvío del propósito original que Dios había señalado, lo dotó de unas aparentes herramientas para gobernarse con independencia del Creador, es decir, auto-determinarse, con un agravante, que esta determinación le entregó derechos al adversario de situarse por encima del hombre; en este asunto hay dos aspectos que implican corrupción.

Por un lado, se evidencia la intención de independencia que existía en el corazón del hombre, y por el otro lado, sin entenderlo (por el engaño), el hombre le transfiere la autoridad al adversario, pues a quien se obedece a ese se sirve.

De tal manera que son pues la auto-gobernación y la influencia engañosa del adversario las que han llevado al proceso de corrupción, vicio o desvío. Y para entender un poco mejor este asunto analicemos un sencillo ejemplo: un niño decide independizarse de su papá para auto-gobernarse, siendo ya éste un estado de corrupción del corazón, debido a que esa independencia del gobierno sabio de su padre lo lleva al oscuro y desorientado estado de no saber qué hacer ni para dónde ir, de tal manera que sus lejanas y torcidas interpretaciones de lo que es bueno y lo que no lo es, lo llevan a constantes decisiones erróneas, decisiones donde no existe la dirección, donde no existe la sabiduría, donde no existe un propósito coherente, donde no existe el amor y donde no existe la disciplina, pero además con un terrible agravante, y es el hecho de que va a encontrase con la calle, la cual es una influencia externa, poderosa y negativa (la influencia del adversario) que alentará y agilizará ese proceso de corrupción si es posible, hasta la muerte.

El niño tiene pues dos opciones: vuelve a su papá o se queda con su gobierno propio, que en realidad muy pronto terminará siendo el gobierno de la calle.

Ahora, si este ejemplo es claro, por analogía, podríamos aclarar el problema de la caída y del gobierno del hombre así: Dios es la Justica, es la Verdad, es la Soberanía y es la Libertad, siendo El todo ello, lejos de El no hay justicia, ni verdad, ni soberanía, ni libertad. El hombre pues luego de la caída, inicia un gobierno en independencia de Dios no con la verdad, ni con la libertad, ni con la justicia, ni con la soberanía, sino con las interpretaciones que podía darle a estas (un ser que tenia corrupción solo podía interpretar con corrupción estos cimientos de Dios).

Entonces inicia un gobierno corrupto, un gobierno de interpretaciones que pronto se convertiría en un amor torcido por el poder, el hombre no puede controlar el poder sino que termina controlado por este y eso lo llevó pronto a los intereses propios, al desequilibrio y a la esclavitud de lo que ama (el poder, el dinero), todo ello con un agravante: la religión (el gobierno de la calle), la interpretación torcida que el hombre dio de Dios y de su proyecto, alentado por la influencia del adversario.

Esa religión que no le mostró al hombre las consecuencias de esa independencia, sino que por el contrario, se la ha pasado dándole falsos argumentos, falsas creencias sobre aspectos de tipo existencial y moral, y que implícitamente le ha metido la idea al hombre, de que su cercanía a esa torcida y manipulada interpretación de Dios es buena, de manera que crece paralelamente al gobierno y comienza a asesorarlo, a influenciarlo y hasta controlarlo (en la mayoría de los casos), pero nunca le muestra el mal esencial y estructural porque al haber nacido igualmente en independencia a Dios, es corrupta y no tiene bases auténticas para poder guiar con la Verdad al hombre, y por ello, ha montado su propio reino también, lleno de vicios, lleno de interpretaciones torcidas, lleno de un estrepitoso amor por el poder y el dinero, y siendo en general, un fuerte gobierno de corrupción no asociado a un territorio especifico, que se mueve entre lo espiritual y lo moral.

Entonces visto así, lo que Dios pretendió fue evitarle un mal al hombre, como cuando un papá instruye a su hijo, y ese hijo solo entiende esa instrucción cuando es adulto o cuando le ha ido mal, es decir, cuando tiene la verdadera madurez y discernimiento para aceptar que se equivocó.

Génesis 2:15 “Tomó, pues, el Señor Dios al hombre, y le puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardara.”

Dios entonces le dice al hombre que debía guardar el huerto porque lo estaba previniendo de la voz de un adversario que les iba a proponer exactamente lo contrario, sólo que con la táctica de un enemigo. Observe la devastadora propuesta del adversario:

Génesis 3: 4-5 “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis. Mas sabe Dios, que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal.”  

No solo le dice: “No moriréis” si no que también la engaña apuntándole: “Seréis como dioses”; y realmente esto último fue lo que consiguió, pues el hombre se convirtió en un dios de su propio camino, no reconoció mas al Creador, ni mucho menos quiso que le comunicara lo que está bien o lo que está mal, pues al hombre le pareció simplemente que con los atributos de la mente podía gobernar.

Génesis 3:4-11 “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis. Más sabe Dios, que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era deseable a los ojos, y árbol de codicia para entender; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, y comió con ella. Y fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron cintas para ceñir. Y oyeron la voz del SEÑOR Dios que se paseaba en el huerto al aire del día; y se escondió el hombre y su mujer de delante del SEÑOR Dios entre los árboles del huerto. Y llamó el SEÑOR Dios al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieras?”

Ahora tenemos a una criatura que no sabe dónde se encuentra, completamente desconectado de la Vida de Dios, lleno de vacíos y temores, amador de si mismo, autogobernado por su propia incapacidad, con su propia ética y esclavo de su razonamiento. Qué triste ver a un hombre en Adán que convierte el huerto en una guarida donde se esconde de la presencia de su propio Creador.  

A través de todas las generaciones el hombre ha echado mano de la filosofía y de las ideologías para evadir la voz de Dios. Estas en la práctica lo confunden cada día más, haciéndole creer falsa y arrogantemente que está evolucionando, e impidiéndole ver la miseria de su propia necedad. He aquí ese maldito dios en el cual se convertiría el hombre por su propia y exclusiva responsabilidad, pues si bien la serpiente era astuta, Dios le otorgó al hombre una voluntad inviolable para elegir. Muchos caen en el terrible error de tener el árbol de la ciencia del bien y del mal como algo malo, pues no se dan cuenta que con este pensamiento están juzgando mal a Dios, ya que luego de haber hecho Dios este árbol, El mismo señaló lo siguiente:

Génesis 1:31 “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”

De donde se corrige que este árbol en esencia no es malo, lo que está mal, es que el hombre hubiese tomado el conocimiento del bien y del mal en sus propias manos, olvidándose que esto del bien y del mal es una ciencia que el hombre no puede abordar, pues Dios no lo creó con esa capacidad para hacerlo ya que El se la reservó exclusivamente para dominio suyo. Lo que si le dio Dios al hombre fue el ejercicio del libre albedrio para escoger entre el Árbol de la Vida (amar la vida de Dios comenzando por obedecerle), o amar su propia vida (desobedeciendo a Dios para comer del árbol de la ciencia del bien y del mal). Dios no estaba dispuesto a programar al hombre para que no tomará del árbol de la ciencia del bien y del mal, pues, si eso hubiese sido así, entonces El no hubiese querido tener hijos si no electrodomésticos humanos.

Cuando un papá le dice a su hijo que no introduzca su mano, ni ningún objeto en él toma corriente, y el menor lo hace, se presentan dos semblantes: el primero, es que el menor desobedeció a su papá, en este sentido le es fácil a este niño pedirle perdón a su papá y prometerle que nunca lo volverá a hacer. El segundo semblante es mas grave, ya que al pequeño lo puede coger la corriente y lo llevaría a un grave problema, del cual no se puede salir de inmediato y por voluntad propia, ya que inclusive esto lo puede llevar a la muerte.

Ahora bien, aquí en este asunto tratado es importante entender que Dios le aseguró al hombre que moriría si comía de aquel árbol, lo que nos deja discernir que este mandamiento dado no fue para tentar al hombre, sino para advertirlo, ya que los mandatos del Creador primero, no son caprichos, y segundo; El no está dispuesto a jugar con su propia naturaleza ni mucho menos le tiende trampas al hombre. Por otro lado, Dios no pudo haberle dicho al hombre que no comiera del árbol de la Vida, ya que en este encontraba precisamente la Vida, y evidentemente a Dios.

Al crear la tierra Dios estableció un orden por medio de leyes naturales que funcionan con armonía, entonces ¿porqué razón los hombres, que fuimos tomados de la tierra y a la cual hemos de volver, no podemos aceptar las leyes espirituales que contienen todo el bien requerido para gobernar en orden? Habiendo pasado algún tiempo luego de la caída, Dios le expide al hombre unas leyes que si bien, no podían sustituir la voz de Dios, si se meditaba en estas y se les guardaba, lograban implementar un orden transitorio; pero sucedió que éstas no lograron probar su eficacia, pues se les tuvo en poco y fueron suplantadas por unas leyes humanas que en realidad son una mezcla de bien y mal, ciencia ésta, que el hombre nunca podrá dominar.

Es evidente que el hombre después de pretender gobernarse, en ejercicio de esa fantasiosa doctrina denominada: “la libre autodeterminación de los pueblos por el potencial humano”, que a propósito, fue colocada por el Creador en su verdadero sitio cuando dijo: “sin mí nada podéis hacer”, consiste en una mezcla de medias verdades con medias mentiras, y ciertamente sabemos que las más grandes mentiras, son aquellas que tienen una buena dosis de verdad, y en ese sentido, el mal no es algo diametralmente contrario al bien.

El hombre antes de la caída se encontraba en un estado de inocencia, es decir, de “no ciencia del bien y del mal” y no era culpable de nada; aún en nuestras legislaciones un juez no puede atribuirle imputabilidad a un niño debido a que es inocente, pues no tiene capacidad de discernir entre el bien y el mal. Desde el punto de vista del Espíritu, Dios quiso que fuésemos como niños, aceptando su gobierno, es decir, sus leyes, es por esta razón que Jesús dice: “De cierto os digo, que si no os convirtiereis y fuereis como niños, no entraréis en el reino (gobierno) de los cielos” (Mateo 18:3).

Es en ese sentido, es que debemos entender aquella famosa oración dejada por El, que en una cierta parte dice: “Ven a nosotros tu reino (gobierno) hágase su voluntad (expresada en sus leyes y su vida), así en la tierra (territorio) como en el cielo.” (Mateo 6:9-10). Con la bondad que solo puede tener El, le ofrece al individuo una relación personal y única, a la cual no se llega por la tradición, si no por la elección, pues su propósito no es la conformación de un "frente nacional" para compartir o colaborar con un sistema de gobierno caído, ya que su voluntad es restaurar las cosas como al principio (el reino de Dios en la tierra), no sin antes mostrar a la humanidad entera las terribles consecuencias de su extravío: la muerte, manifestada de muchas maneras.

La humanidad en todos los tiempos ha considerado la vida como un valor supremo, pero no logra percibir que si bien, tenemos vida desde el punto de vista biológico, desde la integralidad, lo que tenemos es existencia, ya que la vida en el sentido cabal de la palabra, se refiere, mas que a un existir como tal, a una calidad de ese existir, que hace al hombre digno como fue creado antes de la caída, es decir, fuimos hechos a imagen de Dios, por lo tanto, también fuimos libres. Por su propio peso la mentira no se habría podido sostener tan hábil y duraderamente, si no se hubiera adherido como una sanguijuela a la verdad, para chupar de ella únicamente lo necesario para envenenar la más bella creación de Dios: Usted.

Mateo 7:15-17 “También guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, mas de dentro son lobos robadores. Por sus frutos los conoceréis. ¿Se cogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? De esta manera, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol podrido lleva malos frutos.”

Jesús se enfrentó de manera vehemente con los que permitieron que sus existencias se convirtieran en canal de la mentira. Del relato del libro de Mateo podemos concluir que Jesús no estaba interesado en violar las normas de la autoridad ambiental de su época.

Por el contrario, su objetivo era señalar las vidas de los falsos profetas (falsos profesores de la humanidad), que en la sociedad se manifiestan en la actividad religiosa, económica, política y filosófica. Cabe citar acá textualmente éstas líneas escritas por Noam Chomsky quien es considerado como uno de los pensadores más grandes e influyentes del mundo, en su libro “Política y cultura a finales del siglo XX”, en torno a lo que este autor, muy acertadamente llama; los problemas de la cultura moral que afloran con gran fuerza:

“Los humanos, como parte del mundo natural, afrontan problemas y misterios, y puede resultar que muchas de las cuestiones que son decisivas para nuestras vidas sean misterios parta la inteligencia racional, que han de explorarse de otros modos.”3 Podemos concluir que la ciencia humana, arrodillada únicamente ante la racionalidad, pretende devolverle al hombre el paraíso perdido, pero por alguna razón a lo que hemos llegado es la post-modernidad, sin saber si quiera realmente qué es el hombre, cuál fue su origen, qué hace acá y cuál es su destino, situación y razón ésta que generó un sentimiento de pesimismo y que lo introdujo en esa cultura de vivir plenamente el momento, una cultura del placer que nos evada de la molesta realidad, desestimando lo que no podemos entender o lo que no nos seduce y dejando al hombre por un lado, en un estado de bulimia espiritual, y en el otro, en un culto a lo externo, aparentemente bien por fuera, pero internamente muertos.

3 Chomsky, N. „POLITICA Y CULTURA A FINALES DEL SIGLO XX” Editorial Ariel S.A. Barcelona, 1994.  

La ciencia humana tiene valor, pero si se quiere entender lo esencial para la vida del hombre (y no lo meramente existencial), es imperativo navegar, no en la barca de la inteligencia racional, sino en la inteligencia revelada que nos ofrece el evangelio de Dios (buena nueva que implica un nuevo gobierno), dejando de servir a la oposición espiritual para servir al gobierno de la verdad de un Dios vivo que murió por ti y por mí, derrotando la muerte, y esto lo digo utilizando las palabras del Espíritu Santo a través del apóstol Pablo, un varón que había degustado las mieles de la sabiduría humana, un aristócrata que gozó de las credenciales farisaicas (las credenciales de los religiosos de la época) con las que persiguió todo lo que se levantaba contra la doctrina oficial (especialmente a Cristo y sus seguidores), pero que un buen día, relatado por él mismo, una luz (la verdad de Cristo) lo dejó ciego (le cerró los ojos que le había abierto el conocimiento del bien y del mal), para después recobrar la vista y poder entender cuál era el gobierno que verdaderamente valía la pena seguir.

La filosofía, desde tiempo antiguos hasta hoy, ha permeado la política y la religión, y se ha caracterizado por el arte elocuente de construir una argumentación jurídica o teológica que parezca coherente e impecable, a pesar de sus graves defectos estructurales y de sus evidentes consecuencias de desequilibrio social, además sus seguidores lo que buscan es un sospechoso interés en ganar el debate frente a la sociedad e infundirle aliento a la maquinaria que se disfraza de verdad (antes que llegar a la verdad). La doctrina del adversario desde la antigua Mesopotamia mordió los cuatro puntos cardinales, irrigando su veneno en todos los imperios de la tierra hasta nuestros días, asegurando la más estrepitosa caída por medio de filosofías, que siempre llevan a la humanidad a creerse no dependiente de su Creador (Padre), al cual le debe obediencia, y esto no por el bien del Creador, si no por el de la criatura.

El acto inmoral más grande fue el haber rechazado la dirección de Dios (como el niño que rechaza la dirección de sus papás), conocedor original de cómo funciona el hombre, y por tanto, la sociedad, la cual parece que sin esta especial tutoría se convierte en una "suciedad". Uno de los primeros pasos de la ciencia (del bien y del mal) que contribuyó a la degradación del hombre, y a que la humanidad se independizara de la Ciencia de Dios, arrebatándole (estado de corrupción) su lugar de Creador, se evidencia en la antropología, que a excepción de otras disciplinas, requiere de un objeto externo para su estudio de conocimiento, ya que el hombre resulta siendo el objeto de su propio estudio.

Pero la realidad presentada por la Ciencia revelada nos dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, es decir, lo hizo digno y libre, atributos estos que se desfiguran con su caída. Mas esa dignidad y libertad no le daban facultad para orientar con sabiduría sus propios pasos, sino que le otorgaban la posibilidad de elegir quién orientaría el rumbo de sus pasos. El vano intento del hombre por justificar a través del humanismo ateo, lo que tuvo un origen "Teológico", privó mortalmente al hombre de ser entendido como una criatura especial e indisoluble.

El humanismo que con pies y manos intenta desesperadamente no tener noticia de su Creador, presentó en este asunto una grave deficiencia, pues al no aceptar el origen antropológico que Dios propone, pararse en lo que hoy sigue siendo una mera teoría de la evolución, infectó la biología moderna, la paleontología, la pedagogía e indirectamente todas las disciplinas. Aspectos tan elementales como este que Dios le propone al hombre en torno a la creación, en la práctica resultan de suma importancia, pues miremos cómo Darwin en contravía de la creación (ciencia del bien y del mal en manos de Dios) propone la evolución (ciencia del bien y del mal en manos del hombre) de la cual se apoya Marx para basar la lucha de clases, que termina siendo una de las columnas filosóficas de las guerrillas (y sin saberlo, de los gobiernos nacionales también).

La revelación bíblica propone el origen de la luz, los cielos, los árboles, el sol, la luna, la tierra, los animales, etc. y en lo referente al origen del hombre, dice ser creado en un día diferente al día en el cual Dios le entrega la tierra para sojuzgarla, quedando advertidos que el día que comiéramos del árbol de la ciencia del bien y del mal entraría la muerte y la corrupción en la creación.  

Observar la casa de una mascota que tiene techo, puerta, paredes y compararla con la casa de un hombre que goza de las mismas características, y llegar a la conclusión equivocada, que esta es producto de la evolución de aquella, y no de que las dos fueron creadas por el mismo arquitecto con objetivos diferentes, solo lo puede concebir una mente extraviada que rechaza la instrucción de Dios. En efecto, del reino animal no se puede evolucionar a una creación especial (el hombre), el cual, en su constitución, requiere de una relación directa (sin intermediarios) con su Hacedor, pues posee un ser interior, que aunque el hombre pretenda satisfacer con cosas materiales o con conocimientos intelectuales, no lo podrá lograr, pues es precisamente esta parte del hombre la que está en su mayor conflicto, y la que lo hace diferente de la bestia.

Por eso está escrito:
“Dice el necio en su corazón: no hay Dios.” (Salmos 14:1).

Desde el principio, y de muchas maneras, se ha privado al hombre de gozar de una relación directa con Dios, y también de la revelación bíblica. Si se trata de ubicar una responsabilidad en todo esto, la podemos encontrar en la religión, pues hábilmente ha trivializado lo sagrado, exponiendo a un Jesús muerto o a un Jesús milagrero y que es completamente ajeno a la revelación, este tipo de prédica cautiva la mente supersticiosa creando sistemas o abrevaderos que no alimentan al hombre interior, y que por el contrario, le dan una sensación de falsa paz pues brindan un sentido de pertenencia (aunque son superficiales y nunca tocan la sustancia del mensaje).

Respecto de la caída podemos decir que esa primera pareja (Adán y Eva) inició el proceso de frustración del plan de Dios, razón por la cual se abrió paso al inminente advenimiento de un postrer Adán (Cristo), y de una segunda mujer (la iglesia), que sometida a Cristo serían los precursores de una nueva creación, “Porque como por la desobediencia de un hombre muchos fueron hechos pecadores, así por la obediencia de uno, muchos serán hechos justos” (Romanos 5:19). Este libro de las escrituras nos revela un paralelo muy importante, pues el camino que tomó el uno y el otro, no dependió de que uno era Dios y el otro no, sino que el primer Adán desobedeció, en cambio el segundo, el Hijo de Dios hecho hombre, teniendo la misma posibilidad, decidió obedecer.   

La característica principal de esta postrer pareja, es que va a obedecer la voz de Dios, no volverá a permitir que la serpiente con su astucia se haga del gobierno que fue reservado para los hijos de Dios, razón por la cual, en el Apocalipsis se encuentra el relato de la mujer dando a luz un hijo varón (en la antigüedad se tenia claro que solo el varón o noble nacía libre, hasta la fecha, toda la generación de Adán, solo ha engendrado hombres esclavos) que regirá con vara de hierro. Por la Palabra hablada de Dios fueron creados los cielos y la tierra, pero esto no quiere decir que El habló, y en un instante al estilo de "aladino", se hicieron las cosas. Todo tuvo un proceso, pues la palabra que entendemos como “crear” hace también referencia a “criar”, y es en este sentido, que Dios está creando o criando una nueva generación, la cual va a dejar el árbol de la ciencia del bien y del mal en manos del único que lo puede administrar.

Como podemos ver la libertad siempre implica elección y la elección trae consigo consecuencias, la mayoría de nuestras elecciones obedecen al sentido común pero como este sentido está afectado por la caída, esto que orienta al común de las gentes termina siendo falso; se escucha decir que la mayoría somos buenos y que unos pocos malos nos tienen mal, pero si se le mira a la luz de la Verdad esto no es así, pues al propio Jesús le dijeron que era bueno y el recriminó diciendo que solo hay uno bueno: Dios.

Para resumir lo que sucedió en el huerto del edén con la caída, es que hubo una transferencia de gobierno, ya que de gobernar Dios y cogobernar el hombre, se pasó a que gobernara el adversario y cogobernara el hombre. El que el hombre hubiese probado de este árbol despertó un poder que el después no pudo controlar, generó una adicción de la cual no se puede salir y no importa qué forma de gobierno se ejerza, siempre es el adversario quien lo controla; fue por esta razón que dicho adversario le ofreció a Jesús los gobiernos de este mundo si le adoraba, por eso Dios dice que el adversario vino a hurtar, matar y destruir, y estas plagas han acompañado a todas las formas de gobierno humano.  

La Democracia contra Cristo - Javier Vargas  

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Matthew Henry